De cara a la temporada del 2020, parece claro en la NFC Este que la diferencia la hacen los quarterbacks
La NFC Este presenta una división muy clara: los dos equipos que se han repartido la corona divisional en cinco de las últimas seis campañas vuelven a aparecer como los favoritos, liderados por quarterbacks de Pro Bowl.
Los otros dos equipos, con pasadores de segundo año que todavía no han terminado de demostrar que son una solución a largo plazo, se combinan para solamente tres apariciones de playoffs en las últimas ocho temporadas.
¿Es Dak Prescott capaz de llevar a los Dallas Cowboys hasta el Super Bowl?
Esto es mucho más difícil, y no tiene que ver solamente con el quarterback. En términos de lo que aporta Prescott al club, es difícil querer exigir algo más en términos de liderazgo y de su papel como ejemplo a seguir. Desde el primer día que llegó a la organización, ha sido para el grupo y no para el individuo.
Sobre el campo, es un ganador probado en temporada regular, y también ya demostró que puede ganar en postemporada. Si bien habrá quien considere que sus aptitudes no son de élite, es claramente uno de los mejores 10 quarterbacks en la liga, y quizás califique tan alto como el sexto lugar.
Para llegar a un Super Bowl, no es menester contar con un pasador de élite. Drew Brees o Aaron Rodgers no han regresado en cerca de una década, mientras que los últimos tres representantes de la NFC en el gran juego lo han hecho con quarterbacks inferiores a Prescott. La discusión no va por ahí.
Probablemente la mayor muleta que cargaban los Cowboys en años recientes, pese a plantillas talentosas, estaba en el puesto de entrenador en jefe. Mike McCarthy, con experiencia de Super Bowl, reemplaza a Jason Garrett, y eso debe significar estar un escalón arriba, al menos, respecto a años previos, aunque no se debe perder de vista que hace tiempo que McCarthy no dirige en esa instancia. Después de un año fuera de la liga y una salida poco ceremoniosa de los Green Bay Packers, hay que ver si sigue vigente.
Pero McCarthy tiene el conocimiento y Prescott tiene las herramientas para alcanzar un Super Bowl. Que consigan o no completar al trabajo depende de un número de factores, algunos de los cuales se irán revelando sobre la marcha.
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¿Podrá Jason Garrett llevar a Daniel Jones al siguiente paso en su desarrollo?
No quepa ninguna duda, Garrett pasó sus nueve años y fracción como entrenador en jefe de los Dallas Cowboys entre los más criticados de la NFL. Su manejo situacional de fútbol americano y administración de los tiempos, por ejemplo, era menos que ideal. A menudo, también se le atacó por una personalidad un tanto pasiva que parecía inspirar poco a la plantilla.
Dejando eso de lado, su mandato no fue un desastre total. En su tiempo con el cargo, el club sufrió solamente una temporada perdedora. Lo más importante, sin embargo, fue el trabajo que hizo, incluso, antes de asumir como head coach, desde el puesto de coordinador ofensivo al que accedió en el 2007.
Garrett, un ex quarterback de NFL, fue instrumental en el desarrollo de Tony Romo y Dak Prescott, quienes se combinan para seis Pro Bowls y cinco títulos divisionales bajo la tutela de Garrett. Claro, Romo siempre fue, y Prescott sigue siendo, muy criticado por no haber podido ganar un Super Bowl. Pero si Garrett logra exprimirle un nivel comparable a Jones --tomando en cuenta que no tendrá las distracciones propias que vienen con el puesto de head coach, sino se enfocará únicamente a las tareas de coordinador--, su llegada a los New York Giants deberá considerarse un éxito.
Judge ya anunció de una manera muy pública que su ofensiva será muy similar a lo que hacía Dallas en el 2019. En términos de personal, Saquon Barkley es un talento comparable a Ezekiel Elliott, aunque de características muy diferentes. Y aunque Evan Engram debe ser un ala cerrada más dinámica de lo que fue Jason Witten el año pasado, el grupo de receptores abiertos liderado por Golden Tate, Sterling Shepard y Darius Slayton está claramente algunos escalones por debajo de lo que ofrecían Amari Cooper, Michael Gallup y Randall Cobb.
Aun así, la clave está en la posición de quarterback. Jones tuvo un inicio positivo en sus primeros minutos como titular, a partir de la Semana 3, debutando como titular con dos touchdowns sin intercepciones frente a los Tampa Bay Buccaneers, y ganando ese y el partido de la Semana 4, de gira ante Washington.
Más rápido llegó el apodo de 'Danny Dimes' que las derrotas de los Giants, quienes perdieron nueve de sus siguientes 10 compromisos. En este lapso, hubo salidas con números impresionantes para Jones, incluyendo actuaciones de cuatro touchdowns sin intercepciones contra los Detroit Lions y New York Jets (ambas derrotas), y una salida de cinco touchdowns sin intercepciones en otra victoria ante Washington. Sin embargo, en esos tres partidos, Jones también acumuló un combinado de seis balones sueltos, dos de ellos perdidos. En total, Jones sufrió al menos un balón suelto en cada uno de sus últimos ocho partidos, y en 10 partidos en la campaña. De 18 balones sueltos en total para el año, perdió 11, que hay que sumar a sus 12 intercepciones lanzadas como su mayor problema hasta ahora.
A diferencia de Prescott, quien ha sido muy cuidadoso con el ovoide a lo largo de su carrera, Jones tiene mucho por trabajar en este sentido. Reportes desde el campamento señalan que los balones sueltos son una tendencia que se mantiene --a pesar de que los defensivos tienen prohibido golpear al quarterback--.
Hay talento en el brazo de Jones, pero la primera asignatura de Garrett, incluso antes de sistema y conceptos, tiene que ver con no perder la posesión del balón.
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¿Demostrará Carson Wentz que puede mantenerse sano toda una temporada para los Philadelphia Eagles?
Wentz ha tenido sus momentos brillantes. no queda ninguna duda. Antes de su lesión de diciembre del 2017, cuando se rompió dos ligamentos en la rodilla, estaba en la conversación por Jugador Más Valioso de la temporada.
Después de una rehabilitación sorpresivamente corta, regresó a la alineación para la Semana 3 de la temporada del 2018, solamente para quedar fuera de acción nuevamente en octubre de ese mismo año gracias a una fractura en la espalda.
La lesión del año pasado fue diferente, y no puede englobarse con las dos previas para justificar una etiqueta de jugador "poco durable". En el duelo de Ronda de Comodines, sufrió una conmoción al ser azotado contra la superficie por Jadeveon Clowney.
De cualquier manera, lo importante es señalar que las posibilidades de Philly con Wentz son significativamente mejores que sin él. Es innegable que es un líder reconocido para el resto del equipo, y sobre el campo de juego, está en la mitad de arriba en cuanto a quarterbacks de la liga, posiblemente dentro de los 10 mejores, según a quién le preguntes.
Nadie quiere ver a un jugador sintiéndose presionado a jugar sin estar en condiciones ideales, pero eso es justamente lo que le puede suceder a Wentz este año, si vuelve a sufrir un problema físico. Philly eligió en la segunda ronda del draft a Jalen Hurts, un quarterback que terminó segundo en la votación por el Heisman el año pasado. Cualquier recuerdo que tengas de Hurts de sus días en Alabama hay que borrarlo, y su actual juego --después de un año con el coach Lincoln Riley en Oklahoma--, no es muy diferente a lo que ofrecía Wentz saliendo de North Dakota State, comprendiendo que Hurts es mejor atleta, pero un poco menos preciso.
Los Eagles no están listos para ponerle un ultimátum a Wentz, dejemos eso en claro. Pero, una lesión seria que vuelva a terminar con su temporada puede terminar abriendo una puerta que, dependiendo de lo que haga o no Hurts, podría no cerrarse. En esta liga sobran los ejemplos de quarterbacks que no hubieran recibido su oportunidad sin lesión, pero que nunca devolvieron la titularidad al jugador al que reemplazaron.
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¿Puede Dwayne Haskins convertirse en el líder que requiere la franquicia de Washington?
Hoy más que nunca, Washington necesita una figura de liderazgo sólido sobre el campo del juego en torno al cual el resto del equipo, tanto dentro del vestidor como fuera de él, pueda gravitar. El primer paso, quedar oficializado como quarterback titular, ya se dio.
Haskins tuvo pocas oportunidades genuinas de mostrarse el año pasado. Después de todo, vio cómo despidieron al entrenador en jefe Jay Gruden al poco tiempo de iniciada su temporada de novato, para culminar con Bill Callahan como interino. Ahora, llega Rivera como nuevo head coach, pero con la terrible noticia reciente de que ha sido diagnosticado con un cáncer de ganglio linfático, asunto que muy probablemente le pueda alejar del equipo por algunos lapsos. En su lugar, el coordinador defensivo Jack Del Rio fungiría como head coach de facto.
Toda esa inconstancia en los primeros 18 meses de carrera profesional de un pasador --especialmente uno del que se reportó no era querido por el head coach del equipo, Gruden, sino su selección fue ordenada por el propietario Dan Snyder-- tienen un costo. Sí, Haskins cerró con algunos momentos positivos su temporada de novato, pero hay que mantener los pies sobre la tierra. Decir que Haskins mostró lo suficiente como novato en sus oportunidades limitadas para asegurar que tiene futuro como quarterback franquicia es una falta a la verdad.
Hace algunas semanas, Rivera dijo públicamente que no descartaba iniciar la temporada con Kyle Allen, el jugador suplente que importó al equipo desde su cuadro anterior, los Carolina Panthers, simplemente por la familiaridad que tiene en el sistema del coordinador ofensivo, Scott Turner. Un quarterback con calibre de titular confirmado no tendría que preocuparse por esto. No sabemos todavía si Alex Smith será una amenaza real por el puesto titular, y es probable que no lo sepamos pronto, aunque no dejamos de reconocer que el simple hecho de verlo entrenando junto a Haskins y Allen ya es todo un triunfo en lo personal.
Haskins ha recibido grandes elogios por su trabajo de receso de temporada. Ese era un primer paso necesario que era menester tomar, y Haskins respondió. Turner ha hablado muy bien de las participaciones de Haskins en las reuniones virtuales, y está claro, con solo ver fotografías actuales, que llega al 2020 en mejor forma que el año pasado. En ese sentido, no hay nada por reprocharle a Haskins.
Lo que falta es ver si ese buen trabajo lo podrá traducir en un mejor desempeño. Sin pretemporada para servir como un barómetro inicial, hay que esperar hasta la temporada regular. Eso sí, la familiaridad de Allen con los coaches podría significar que habrá paciencia corta para Haskins, si el arranque de temporada no es el ideal.