Los jugadores han encontrado una puerta de entrada a la liga poco común, una que en el pasado ha llevado a algunos hasta la inmortalidad
En la NFL por décadas el draft pareció ser la única puerta de entrada a la liga, sin embargo, hay quienes han roto ese molde, tal y como lo dijo Kurt Warner ahora miembro del Salón de la Fama: "No importa de dónde vengas, lo que importa es lo que haces cuando te dan la oportunidad".
Hoy, en pleno 2025, la UFL --una liga primaveral-- vuelve a convertirse en un trampolín legítimo para llegar a la NFL, destacando los casos recientes del pateador de los Detroit Lions, Jake Bates; el ala defensiva Jalen Redmond y el receptor abierto Daewood Davis, ambos de las Carolina Panthers.
Pero esta historia no es nueva, tiene raíces profundas, e incluye algunos protagonistas que terminaron en el Salón de la Fama.
Cuando la USFL irrumpió en la década de 1980 lo hizo con dinero y visión, contrataron estrellas universitarias que parecían tener un gran futuro en la NFL, uno de ellos fue Jim Kelly, quien prefirió jugar con los Houston Gamblers. Años después se unió a los Buffalo Bills para llevarlos a cuatro apariciones consecutivas en el Super Bowl.
Herschel Walker, otra superestrella colegial, firmó con los New Jersey Generals, después llegó a la NFL, donde tuvo tanto éxito que terminó protagonizando uno de los canjes con más impacto en la historia de la liga cuando llegó a los Minnesota Vikings a cambio de múltiples selecciones del draft que permitieron a los Dallas Cowboys construir su dinastía de los 90.
Por su parte, Steve Young firmó un contrato histórico con Los Angeles Express, convirtiéndose en uno de los primeros quarterbacks millonarios del fútbol americano profesional, sin embargo, tras la desaparición de la USFL fue contratado por los Tampa Bay Buccaneers y luego llegó a los San Francisco 49ers, donde no solo se convirtió en Jugador Más Valioso de la NFL, sino que fue campeón del Super Bowl y terminó convirtiéndose en miembro del Salón de la Fama.
La CFL también fue refugio y laboratorio para talentos ignorados por el sistema tradicional. Warren Moon, luego de no recibir ninguna oferta en la NFL, ganó cinco Grey Cups con los Edmonton Eskimos antes de ser estrella con los Houston Oilers. De hecho, Warren Moon está en el Salón de la Fama tanto de Canadá como de Estados Unidos.
Doug Flutie, quien fue ignorado por no tener la estatura habitual de un quarterback de la NFL, brilló en la CFL antes de convertirse en quarterback de Pro Bowl con los Bills. Jeff Garcia es otro mariscal de campo que pasó de ídolo en la CFL a destacar en los emparrillados de la NFL.
Y regresamos al protagonista de "American Underdog", la película que cuenta la vida de Kurt Warner, quien pasó de ser un jugador sin esperanza que trabajaba en un supermercado a convertirse en una estrella de la Arena Football League con los Iowa Barnstormers antes de aterrizar en la NFL con los entonces St. Louis Rams. Kurt Warner también fue Jugador Más Valioso, campeón del Super Bowl y actualmente está en el recinto de los inmortales.
Otros ejemplos recientes son P.J. Walker, estrella de los Houston Roughnecks en la XFL que firmó con los Panthers; o el caso de KaVontae Turpin, quien fue Jugador Más Valioso de la USFL y la temporada pasada fue elegido a su segundo Pro Bowl con los Cowboys.
Lo que antes era considerado como un último recurso, hoy es una vía legítima de desarrollo. La UFL no sólo rescata talento, lo forma, expone y brinda experiencia de juego. En una NFL donde la exigencia es cada vez mayor, los jugadores que logran superar esos obstáculos llegan prácticamente listos para tener impacto.
Tan solo la temporada pasada más de 250 jugadores de la liga fueron invitados a entrenar en la NFL. De ellos, 78 jugadores firmaron contratos para participar en 30 campamentos de entrenamiento y 21 lograron ganarse un lugar en una de las plantillas.
Tal vez entre ellos esté la próxima estrella de la liga o la siguiente gran historia para motivar a todos los que sueñan con llegar algún día a la NFL.