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Ahora o nunca para 49ers

Octubre parece muy pronto para sentenciar que se juegan todo en la temporada, pero al menos sí la posibilidad de ganar la NFC Oeste

Habrá mucho en disputa esta noche con los 49ers. Mediados de octubre parece muy pronto para sentenciar que se juegan todo el capital de la temporada, pero al menos sí la posibilidad de volver a ganar la División Oeste de la NFC, que es la más competitiva de la NFL. Por eso el juego de hoy contra los Rams es de vida o muerte.

Hay dudas en torno a Jimmy Garoppolo. ¿Es en verdad el quarterback que San Francisco necesita? El domingo pasado jugó aún lesionado del tobillo y fue un desastre contra Miami. La pesadilla podría extenderse cuando enfrente a Aaron Donald, que viene de registrar cuatro capturas ante el debilitado equipo de Washington. Es el partido N° 100 de Donald en la NFL, y los Niners su cuarto cliente más productivo en el conteo de capturas.

Las lesiones han liquidado al equipo de Kyle Shanahan. Su defensiva contra el pase ha pasado de ser la segunda mejor a una de las peores. No tienen a Nick Bosa ni a Dee Ford para presionar al quarterback rival, y tampoco a Richard Sherman para contener al receptor más apto del rival. La semana pasada ante Dolphins inició un esquinero de escuadra de prácticas, Brian Allen, y los hicieron pedazos. Hoy vuelve Ahkello Whiterspoon, pero puede no ser suficiente ante un cuerpo de receptores tan dinámico como el de los Rams.

Por donde busquemos hay dudas para los Niners. Hace un año se aplaudían las decisiones de John Lynch, hoy se le critica por haber traído tantos jugadores con antecedentes de lesiones que han caído al mismo tiempo. El problema es que con el de esta noche inicia la parte más pesada del calendario para San Francisco. Sus siguientes rivales tienen marcas acumuladas de 26 ganados y siete perdidos.

Es ahora o nunca para los Niners. Vuelven a ser locales, es ganar o ganar contra todo pronóstico. Se ve difícil pero no los descarto. He visto muchos juegos divisionales que entregan resultados inesperados. Un buen principio es que haya un buen coach a la cabeza, y San Francisco lo tiene con Shanahan.