Diego Armando Maradona tuvo varios pasos clave por Boca Juniors, el club de sus amores, con el que vivió buenos y malos momentos.
EL TÍTULO EN 1981
En 1981 Diego Armando Maradona era el jugador más buscado del mundo. Pretendido por grandes de Europa, fue sin embargo Boca el club que se dio el gusto de tenerlo, previa escala en Barcelona. Pelusa venía mostrando desde 1976 en Argentinos Juniors, el club que lo vio nacer, que era un fuera de serie.
Y algo habitual en esos años, pero imposible de pensar en la actualidad, el jugador pudo jugar en la humilde institución de La Paternal cinco años. Parecía en un principio que River sería el destino de Diego: el club de Núñez estaba mejor en lo económico que su clásico rival, pero el deseo del 10 por jugar en el xeneize fue más fuerte.
En Boca debutó el 22 de febrero de 1981 frente a Talleres de Córdoba, el mismo rival con el que había dado los primeros pasos jugando para Argentinos. En una Bombonera llena, como en esos días especiales, que hacen historia, Maradona saltó a la cancha para su primer partido oficial con la azul y oro.
Fue triunfo del local por 4-1, y Maradona anotó dos goles. Diego formó una dupla inolvidable con Miguel Angel Brindisi, y mostró en esos primeros partidos su talento a pesar de que llegó con problemas musculares. Un desgarro lo dejó afuera de las canchas al poco tiempo, pero volvió de la mejor manera, en el Superclásico ante River. En una de las imágenes más recordadas de ese primera etapa, su gol ante los millonarios en la victoria de Boca por 3-0 quedó en la historia, cuando el 10 eludió a Fillol y desparramó a Tarantini sobre la línea para una definición exquisita.
La cancha embarrada, el 10 corriendo para celebrar con su gente y el fotógrafo que se tropezó y se cayó frente a él, en la desesperación por capturar ese momento mágico, forman parte de una postal inolvidable.
El recorrido hacia el título no fue fácil, ya que el Ferro de Carlos Timoteo Griguol le dio al xeneize pelea hasta el final. En un partido decisivo ante los de Caballito, Diego puso un pase extraordinario para el 1-0 de Perotti, que encaminó al equipo hacia un título que se le negaba desde 1976.
En la anteúltima fecha ante Central, en Rosario, Pelusa falló un penal y postergó la definición a la última jornada, donde marcó el gol desde los 12 pasos para el 1-1 final ante Racing. La despedida de Boca fue a comienzos de 1982, dejando como saldo 40 partidos jugados y 28 goles.
UN REGRESO POLÉMICO Y LA DESPEDIDA
El regreso se iba a dar muchos años después. Tras la suspensión por doping en el Mundial de Estados Unidos 1994, acordó la vuelta al club de sus amores: el 30 de septiembre de 1995, en un amistoso ante Corea del Sur en Seúl, el 10 volvió a ponerse la casaca xeneize. El Apertura 1995 lo tuvo de vuelta en las canchas argentinas, y nuevamente a Silvio Marzolini en el banco como entrenador. Pero los éxitos, esta vez, no iban a dar el presente.
Ese título lo ganó el imparable Vélez de Carlos Bianchi. La historia, luego del triunfo de Mauricio Macri como presidente, iba a a encontrarlo meses más tarde con viejos conocidos: Carlos Bilardo como entrenador y el Pájaro Caniggia en el campo de juego, sus viejos compinches de tiempos de la Selección. Con el Narigón el equipo peleó el título pero no pudo ganarlo.
Tras la salida de Bilardo, llegó el turno del Bambino Veira. Maradona, quien unos meses antes había decidido dejar la actividad y entrar a un tratamiento por su adicción a las drogas, firmó un nuevo contrato con Boca en abril de 1997. Fueron momentos polémicos, con otro dóping tras un partido ante Argentinos Juniors, y una medida cautelar de un juez que le permitió seguir jugando pese a que la contraprueba por el caso de doping ante el Bicho había dado positiva.
En medio de tantos escándalos, finalmente, Diego se retiraría del fútbol en una cancha: nada menos que ante River y en el Monumental, con una victoria por 2-1. En esa jornada, donde se recuerda el abrazo con Enzo Francescoli, el jugador que iba a reemplazar a Diego sería un joven llamado Juan Román Riquelme.
Ya no vestiría más los colores de su querido club, hasta el momento de la emotiva despedida en La Bombonera, años más tarde. Sí volvería, además de estar en el palco como un hincha, en la función de manager. En junio de 2005 asumió ese cargo y como solía hacerlo con los pies, en este caso usó su sapiencia futbolística para poner el ojo en Alfio Basile. El Coco fue clave para que Boca, en poco tiempo, recuperara la gloria y ganara con el nuevo DT cinco títulos.