La inestablidad de James Rodríguez en sus últimos equipos contrasta con la constancia que muestra con la Selección Colombia de la que es su capitán. En 2024 tendrá nuevo club.
La aventura en Sao Paulo duró siete meses. Sin debutar en el año y con más expectativas de participación pidió salir. Pasó antes en Olympiacos, Al Rayyan, Everton...
Sus etapas en los equipos van de más a menos. Celebran su fichaje, lo aplauden en las presentaciones. Rinde en principio hasta que empiezan los desencuentros. El final es previsible. Acuerdo mutuo para terminar el contrato.
En la Selección, el compromiso es eterno. Excepto un malos meses en la Eliminatoria anterior, se desvive por la camiseta amarilla. Trabajó con humildad hasta convencer al técnico Néstor Lorenzo de convocarlo. Fue suplente, titular, capitán y símbolo de la campaña invicta en esta ronda de clasificación al Mundial 2026.
“Este es ídolo de ídolos, lo respeto y admiro mucho", reconoció Luis Díaz con la histórica victoria a Brasil a Barranquilla aún fresca.
En año de Copa América, deberá hacer el curso de las últimas cinco temporadas. Buscar equipo, adaptarse, jugar, competir. A veces parece desgastrante. De eso depende su continuidad como líder de Colombia.
La decisión tiene en vilo a la tricolor. Necesita de su capitán para soñar a mitad de año en Estados Unidos.