Manchester City supo pegar cuando correspondía y también supo aguantar cuando tocaba y por eso este martes goleó 3-0 a Bayern Munich en el choque de ida de cuartos de final de la UEFA Champions League.
El primer tiempo fue extremadamente parejo, con chances de gol marcadas por la gran calidad técnica de ambos contendientes. Pero el único que pudo llevar la pelota al fondo de la red fue el equipo ciudadano, gracias a una verdadera joya de larga distancia del español Rodri, que puso el balón en el ángulo.
Con un Erling Haaland desconocido, que no aprovechaba ocasiones propicias, el equipo de Guardiola demostró en esos pasajes que no es dependiente del noruego.
El City supo pegar
El segundo tiempo comenzó con otra tónica, porque el Bayern salió a dominar la pelota y rápidamente transformó posesión en asedio.
Ederson le puso el pecho, atajó dos disparos peligrosos que Sané realizó prácticamente desde el mismo lugar, la izquierda de la entrada al área.
En esos momentos de hegemonía del equipo alemán, sólo flotaba una duda: si con las dudas en defensa que había mostrado en algún pasaje podría afrontar una contra profunda del City.
El City supo aguantar
Y la prueba llegó, aunque no de la forma pensada.
En una de las primeras ocasiones en las que el equipo inglés ejerció presión alta, el Bayern se desmoronó: grueso error de Upamecano en la salida, taco exquisito de Jack Grealish y Haaland quedó mano a mano con Sommer.
Hizo lo inesperado.
En vez de buscar su gol, al ver que por el otro lado del área entraba solo Bernando Silva le mandó un centro perfecto. El portugués no dudó y puso el 2-0.
Fue el derrumbe del equipo teutón.
Desorientado, empezó a cometer extraños errores en la contención y en la defensa.
Con Haaland en la cancha, por más que no esté en su mejor partido, eso es letal.
Y lo fue a los 73 minutos, cuando sentenció el resultado y buena parte de la serie.