Inter eliminó al Milan en las semifinales de la UEFA Champions League e irá por una hazaña en la final en Estambul ante el ganador del duelo entre Real Madrid y Manchester City, trece años después de su última e histórica conquista.
El 22 de mayo de 2010, el equipo de Mourinho, conformado por Zanetti, Cambiasso y Samuel, se enfrentó a Bayern Munich en la final y se coronó en el Bernabéu gracias al doblete de Diego Milito.
Aquella noche de mayo en Madrid, Inter disputaba la quinta final de Champions League en su historia, instancia en la que tenía un récord de dos ganadas y dos perdidas. Del otro lado del cuadro se encontraba Bayern Munich, el duro equipo alemán que tenía un historial más favorable en los momentos decisivos de La Orejona, competencia en la que se había consagrado cuatro veces antes del choque de 2010 ante los Neroazzurros.
El camino a la final no había sido sencillo para los de Milán, quienes dieron sus primeros pasos en el certamen europeo 2009-10 en el grupo F, donde tuvieron que competir con Rubin Kazán, Dínamo Kiev y el poderoso Barcelona de Guardiola y Messi, el campeón vigente. Lejos de conseguir los 18 puntos posibles en esos seis encuentros, Inter comenzó la campaña con el pie izquierdo y obtuvo tres empates seguidos, lo que lo ubicó último en la tabla de posiciones. Los dirigidos por Mourinho enfrentaban la recta final del grupo con la obligación de obtener buenos resultados si querían mantenerse en competencia y lo lograron. Las victorias ante los ucranianos y Rubin Kazán, a pesar de la derrota en su visita al Camp Nou, le permitieron al conjunto italiano colocarse en segunda posición y acceder a la siguiente fase.
En octavos de final aguardaba Chelsea, el equipo de Carlo Ancelotti. El primer encuentro se disputó en el Giuseppe Meazza y los italianos se impusieron 2-1 con una gran colaboración argentina: los goles fueron convertidos por Esteban Cambiasso y Diego Milito. En la vuelta, el conjunto de Mou volvió a ganar, esta vez 1-0 con el tanto de Samuel Eto’o. Ya en cuartos de final, el rival de los Neroazzurros fue CSKA Moscú, un equipo que había sido revelación por su buen desempeño en fase de grupos y que dio el batacazo eliminando a Sevilla en octavos. Sin embargo, Inter resolvió bien ambos encuentros y, al mejor estilo Mourinho, ganó el primer cotejo 1-0 con gol de Milito y repitió el resultado en Rusia para sellar el 2-0 global.
Después de la inestabilidad en los primeros meses de competición, Inter figuraba entre los cuatros mejores de Europa y disputaba las semifinales ante un viejo conocido: Barcelona. Con los recuerdos frescos de lo que había ocurrido en la fase de grupos, Mourinho encaró los dos partidos de la serie de una manera diferente y obtuvo mejores resultados. En la ida, los Culés comenzaron ganando 1-0 con gol de Pedro, pero Inter reaccionó a tiempo y revirtió el resultado con goles Sneijder, Maicon y Diego Milito para que San Siro sea una fiesta. En el Camp Nou, Barcelona chocó ante una gran tarea defensiva del equipo italiano. que jugó con uno menos desde los 28 de la primera etapa, y solamente vio una luz de esperanza gracias al golazo de Piqué a 6 minutos para el cierre del encuentro, pero no fue suficiente para dar vuelta el 3-1 de la ida. De esta manera, Inter volvía a disputar la final de la UEFA Champions League después de 39 años.
El rival de turno de aquel encuentro definitorio era el Bayern Munich de van Gaal. Los alemanes habían finalizado segundos en el grupo A, dejaron en el camino a Fiorentina en octavos, despacharon a Manchester United en cuartos y en semifinales se impusieron con comodidad ante Olympique de Lyon con un global de 4-0. De la mano de Ivica Olic, Arjen Robben, Lahm y Demichelis, Los Bávaros querían levantar su quinta Champions League.
Inter y Bayern llegaron al partido decisivo con un impulso anímico gigante producto de los dos títulos que habían obtenido antes de viajar a Madrid para jugar la final. La figura de Diego Milito iba a ser clave en ese mes de mayo para los Neroazzurros ya que fue el artífice de las tres estrellas que se sumaron al palmarés de los italianos. El 5 de ese mismo mes, Inter se impuso ante Roma por 1-0 en la final de la Copa Italia con gol del argentino y unos días después, el 16, el equipo de Milán se consagró en la Serie A tras ganarle a Siena por 1-0 con otra anotación del ex delantero de Racing. Los alemanes, por su parte, también se habían coronado campeones en su liga local (algo rutinario) y en la DFB-Pokal 2009-10 luego de ganarle la final a Werder Bremen por 4-0. El contexto de la final de Champions League presentaba un escenario único: de ganar La Orejona, tanto Los Bávaros como los Neroazzurros podían convertirse en el primer equipo de su país en ganar el famoso triplete.
El 22 de mayo, alemanes e italianos ingresaron al Santiago Bernabéu con una única premisa: ser campeones de Europa. Ambos equipos jugaron con sus alineaciones tradicionales, pero hubo un apartado que destacó en Inter: Mourinho puso en cancha a once jugadores no italianos, un símbolo claro de modernidad y que nos traslada a la importancia del Caso Bosman en el fútbol.
El cotejo se desarrolló bajo una paridad impresionante y no se generaron demasiadas chances de gol. Luego de una gran asistencia de Sneijder, Milito quedó frente a Butt y marcó con su pierna derecha el primer gol del partido a los 35. Unos minutos después, la conexión entre el argentino y el holandés se volvió a repetir, pero esta vez fue el delantero quien asistió al volante para dejarlo mano a mano con el arquero, aunque su remate fue tapado.
En el segundo tiempo, presionado por el resultado, Bayern Munich salió en busca de la igualdad y se crearon espacios. Thomas Müller falló una chance increíble luego de enfrentar a Júlio César, pero el portero brasileño ganó el duelo; Pandev fue quien tuvo la primera chance para los italianos en el complemento y su disparo fue detenido por el arquero Bávaro. Se jugaban 70 minutos de la segunda parte cuando Eto’o lanzó la bola hacia Milito, quien estaba recostado en el sector derecho de la defensa de los alemanes. El argentino encaró hacia el área y enfrentó a Van Buyten en el mano a mano, enganchó hacia su pierna hábil e hizo la mecánica de disparo. En ese momento, el defensor de los de Munich se lanzó para tapar el remate, pero nunca imaginó que Diego iba a dejarlo fuera de combate con un recorte hacia adentro. Una vez que se encontró en el área y sin oposición, Milito abrió su pie derecho y colocó la bola en el palo izquierdo de Butt, que no pudo hacer nada para evitar el segundo grito del argentino y el 2-0 definitivo que coronó a Inter como el rey de Europa tras 45 años de sequía.
Con este resultado, Inter pasó a integrar la lista de honor de los conjuntos que lograron el triplete y entró en la historia. La colaboración de los argentinos en esta gesta heroica fue muy importante. Diego Milito fue el MVP de aquel equipo debido a que marcó 2 goles en la Copa Italia, 11 en Champions League y 22 en Serie A, con el plus de haber convertido en las dos finales que jugó el Neroazzurro y también anotó el gol que se tradujo en la obtención del título liguero. Walter Samuel, entre las tres competencias, jugó 42 partidos y fue en Serie A donde disputó la mayor cantidad de encuentros (28), seguido por Champions (13) y Copa Italia (1). El Pupi Zanetti, símbolo de Inter, tuvo una temporada soñada y participó de 37 partidos en la liga, 13 de Champions y 4 de Copa Italia. Finalmente, el Cuchu Cambiasso siguió la misma línea de Zanetti y estuvo presente en 12 cotejos del torneo internacional, 30 de Serie A y 4 de Copa Italia.
Luego de ese campeonato de 2010, Inter no tuvo una buena relación con el torneo europeo y sólo alcanzó unos cuartos de final en la edición siguiente a su título. Pero todo puede cambiar en este 2023, donde tendrá nuevamente la chance de alcanzar la gloria máxima.