Tras recibir una amonestación en el juego de ida, Sergi Roberto no podrá jugar en Montjuic ante el PSG, un sacrificio digno del capitán del Barcelona.
BARCELONA -- Sergi Roberto, de la misma forma que Andreas Christensen, no podrá jugar el próximo martes el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League frente al Paris Saint-Germain en Montjuïc.
Amenazado de suspensión, el capitán del Barcelona, poco después de la media hora en el Parque de los Príncipes, vio la carrera que empezaba desde su zona defensiva Marco Asensio y Sergi Roberto entendió necesario cortar ese avance que sospechaba mortal (con Kylian Mbappé cabalgando por la derecha y Ousmane Dembélé abriéndose a la izquierda) en el centro del campo. Agarró al volante y el inglés Anthony Taylor le sacó la amarilla...
Su rabia inmediata, sus manos en la cabeza, la desesperación al comprender el significado a largo plazo de aquella amonestación fue evidente… Pero no ocultó, al contrario, la excelencia y compromiso de un Sergi Roberto que antepuso la necesidad e interés del equipo al suyo propio en un momento determinado, de máxima presión y que benefició de manera evidente al Barça cuando a pesar de su dominio, claro, en el césped el gol podía decantarse en favor de cualquiera.
Sólo tres minutos después Pau Cubarsí, Robert Lewandowski y Lamine Yamal combinaron para que Raphinha anotara el 0-1 y entre las celebraciones del gol destacó la euforia contenida del capitán, quizá aún apesadumbrado por aquella jugada, pero consciente de su probablemente vital acción.
Nacido, criado, crecido y hecho hombre en el Barça, el futbolista con mayor antigüedad en la plantilla azulgrana entiende el compromiso con el club de una manera tan natural como acaso invisible para el gran público.
Como le ocurrió a Fermín López, en el desemboque de partido ganándose a pulso una tarjeta tan innecesaria como provocada por ese ímpetu extra de un adn especial, por encima del juego, y que lleva en la sangre cualquier canterano.
Esa tarjeta amarilla de Sergi Roberto despertó el recuerdo de otro canterano, legendario en la historia moderna del Barça, llamado Guillermo Amor y que el 16 de abril de 1992, en el partido decisivo, anterior a la final, fue amonestado ante el Benfica, provocando aquella amarilla que no pudiera participar en la histórica cita de Wembley.
Amor, aquella noche, lloró con desesperación cuando un árbitro austriaco, Hubert Forstinger, le sacó aquella amarilla por una más que dudosa falta a Isaías. Guardiola, Koeman, Bakero... Todos sus compañeros en aquel momento, acudieron a consolarlo y, también, al final, a mostrar públicamente su reconocimiento por un futbolista que, siempre pensando en el Barça y el colectivo por encima de sí mismo, forzó lo necesario sin pensar más allá que en el partido de ese momento.
Sergi Roberto no jugará en Montjuïc contra el PSG... Pero si el Barça se clasifica para las semifinales de la Champions, camino otra vez a Wembley, la figura del capitán merecerá un lugar destacado en esta aventura.