Harry Kane había abierto la cuenta para los alemanes y la serie quedaba igualada, hasta que apareció el Toro para calmar a los tifosi.
El primer tiempo había sido un bostezo. Poco y nada había pasado e Inter transitaba con tranquilidad su paso por los cuartos de final de la Champions contra Bayern Munich después de haber ganado 2-1 en la ida jugada en Alemania. Pero… Siempre hay que tener cuidado cuando hay un goleador letal en cancha. Y apareció nomás Harry Kane para abrir la cuenta de los bávaros e igualar la serie. Iban apenas siete minutos del segundo tiempo. Evidentemente, el tanto del exdelantero de los Spurs despabiló al killer que estaba en la vereda de enfrente: Lautaro Martínez.
A la salida de un córner, la pelota quedó en el área alamana, casi como si nadie quisiera hacerse cargo. Entre unos que no podían sacarla y otros que no sabía cómo empujarla, apareció el campeón del mundo. Permiso, zapatazo y a cobrar. El capitán de Inter encauzó el rumbo que se había perdido, tanto que su gol despertó a todos en el Giuseppe Meazza, incluyendo a sus compañeros. Porque tres minutos después, en otro córner, fue Benjamin Pavard el que dio vuelta el partido y empezó a sentenciar la serie.
El bahiense anotó su 20º tanto para Inter (es el máximo anotador del equipo en Champions) y el octavo del año. También había marcado en la ida en Alemania. No hay dudas de que el Toro aparece en los momentos clave para que Inter siga con su ilusión de ganar una copa que no logra desde la edición 2009-2010, cuando lo consiguió de la mano de otro killer argentino: Diego Milito.