MADRID -- La afición del Real Madrid volvió a tomar las calles de la capital de España para celebrar un nuevo título del conjunto blanco, la decimotercera Copa de Europa conquistada ante el Liverpool (3-1) en Kiev.
Fue una noche larga de alegría colectiva que tuvo su epicentro, como es habitual, en la céntrica plaza de Cibeles, lugar habitual de celebración de las conquistas del club blanco. Hasta allí se desplazaron miles de seguidores desde poco después del pitido final para disfrutar de un gran ambiente y unir sus voces en honor al conjunto madridista, que ha conquistado el título por tercera vez consecutiva.
Rodeada la fuente cuya estatua da nombre a la plaza por un fuerte dispositivo policial y por controles de acceso para evitar incidentes, quienes accedieron al lugar fueron agrupándose en torno a la misma y ocupando también las arterias adyacentes.
Como no podía ser de otra forma el blanco se convirtió en el color predominante gracias a las bufandas, las camisetas y las banderas que portaban la mayoría de los asistentes. Muchos de ellos aprovecharon además para hacerse fotos, selfies e incluso pasear réplicas de cartón piedra del trofeo.
Fue así como se dibujó un mosaico urbano al que pusieron sonido las gargantas de los más entregados. Entre los cánticos hubo para todos incluidos también recuerdos hacia los máximos rivales, el Barcelona y el Atlético de Madrid.
Así el tradicional 'Campeones, campeones' se alternó con el himno del club y con algunas canciones que habitualmente se escuchan en la grada del Santiago Bernabéu cuando el equipo ejerce como anfitrión en sus encuentros.
En cuanto a los nombres propios, hubo dos que acapararon casi toda la atención. Uno de ellos fue el del técnico francés Zinedine Zidane, quien volvió a sumar otro entorchado a su palmarés en los banquillos.
El otro el del delantero portugués Cristiano Ronaldo, protagonista desde Ucrania al dejar entrever una posible salida de la entidad. En el arranque de la velada algunos mostraron su voluntad de seguir viéndole de blanco entonando 'Cristiano quédate'.
Todo ello fue el apogeo de un día de gran intensidad desde primera hora de la mañana, con los madridistas combatiendo los nervios como podían y posteriormente siguiendo el choque cada uno a su manera. Las casas y los bares eran las opciones predominantes si bien algunos pudieron disfrutar del duelo en el mismo estadio a través de ocho pantallas gigantes situadas sobre el verde.
Este será uno de los puntos calientes el domingo, ya con los jugadores en la ciudad, pues allí está previsto que se ponga el broche a una jornada maratoniana que llevará a la plantilla a la catedral de La Almudena, a la sede de la Comunidad de Madrid, al Ayuntamiento y a la propia Cibeles.