Roman Abramovich, dueño del Chelsea, se reunió con Modric y sus representantes en su yate privado en Cannes para convencerlo de dejar al Tottenham
Llegar a su quinta final de Champions League en su carrera es el objetivo de Luka Modric este miércoles. El centrocampista croata es una de las esperanzas del Real Madrid para vencer al Chelsea, conseguir su boleto a Estambul y enfrentarse al Manchester City.
La historia de esta semifinal podría ser bastante diferente para Modric, si el croata hubiera fichado con el Chelsea cuando estaba dando sus primeros pasos en el futbol europeo. Y no fue por falta de ganas de los londinenses que la llegada de Luka no se concretó.
El mediocampista, producto del Dinamo Zagreb, despertó el interés de los 'Blues' por primera vez en la ventana invernal del 2006. El croata tenía 21 años y parecía dispuesto a dar un salto en su carrera profesional.
Hubo un acuerdo verbal entre los clubes, pero cuando llegó el momento de cerrar el trato, Zagreb decidió cancelar las negociaciones. Modric permaneció otras dos temporadas y media en el club hasta que el Tottenham lo adquirió en julio de 2008 por 21 millones de euros.
Modric, como era de esperar, ascendió al siguiente nivel en el futbol inglés y se convirtió en un jugador importante de los Spurs, que en ese momento aún estaban construyendo su camino para unirse al llamado Big Six.
Chelsea, siendo un club consolidado de la Premier League, llamó al Tottenham para intentar fichar a Modric en 2012, justo antes de la Eurocopa de Ucrania y Polonia. Sin embargo, la primera oferta de 30.6 millones de dólares esterlinas no convenció al presidente Daniel Levy.
Roman Abramovich, dueño del Chelsea, usó otra tarjeta. Se reunió con Modric y sus representantes en su yate privado en Cannes, un destino popular en la Riviera Francesa. Días después, el croata anunció que le gustaría trasladarse a Stamford Bridge.
Pero ni las palabras del croata lograron convencer al Tottenham de venderlo. Conocido como un duro negociador, Levy rechazó al Chelsea aun cuando los 'Blues' presentaron una oferta de 55.6 millones de dólares, casi el doble de la primera propuesta. Pero la respuesta fue la misma: no.
El jugador croata permaneció un año más en White Hart Lane y junio de 2013 se unió al Real Madrid por la suma de 35 millones de euros.
La negociación fue buena para el Tottenham, que impidió que un rival local se fortaleciera, y sobre todo para Modric, que encontró un club en el cual logró alcanzar todo su potencial y llevar su carrera a otro nivel.
En los casi 8 años en la capital española, el croata ha disputado 386 partidos, con 26 goles y 61 asistencias, según datos del sitio Transfermarkt. Ha conquistado 16 títulos, incluidos dos de LaLiga, cuatro de Champions y tres del Mundial de Clubes. En 2018, Modric fue votado como el mejor jugador del mundo.
¿Habría sucedido todo esto si Modric se hubiera puesto la camiseta del Chelsea? Imposible decirlo.
Este miércoles, Chelsea vuelve a cruzarse en el camino de la estrella croata, ahora por el segundo boleto para disputar el título más importante a nivel de clubes del Viejo Continente. Al parecer, Modric y Chelsea parecen destinados a ser rivales para siempre.