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Selección Mexicana: Javier Aguirre y... a curarse en salud

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Jaime Lozano dejó de ser técnico del México, Javier Aguirre por asumir el cargo (1:39)

Cesár Caballero con la información después de que la Femexfut hiciera oficial la salida del 'Jimmy' (1:39)

Si a Javier Aguirre le va mal en su tercera etapa al frente de la Selección Mexicana, los directivos tendrán la justificación perfecta: pasaron de un DT inexperto a uno de gran jerarquía


El futbol mexicano no tiene límites, su capacidad de autosabotaje es a prueba de todo y se refuerza con cada fracaso. Cuando se piensa que tocó fondo y es imposible caer más bajo, la realidad demuestra lo contrario.

Han pasado 19 meses desde el mayúsculo ridículo en el Mundial de Qatar 2022, y a lo largo de este tiempo el cúmulo de decisiones incomprensibles y nuevos desastres alrededor de la Selección Nacional parecen no tener fin.

Directivos van, directivos vienen; quitan y ponen entrenadores, prometen “reestructuras”, ofrecen “renovar” al equipo, garantizan “procesos largos”, y todo termina siempre en lo mismo: en un balompié nacional hundido en la mediocridad, alejado de la excelencia y vendiendo ilusiones para que el negocio —lo único exitoso— nunca se termine.

En poco más de año y medio el recuento de los daños raya entre lo inverosímil y lo absurdo:

Luego de no superar la Fase de Grupos en la Copa del Mundo, los directivos pidieron 60 días para “analizar” lo sucedido y anunciar nuevas medidas. Finalmente requirieron más del tiempo estipulado y en marzo de 2023 aparecieron en una gira de medios Yon de Luisa (ahora expresidente de la FMF) y Mikel Arriola, actual titular de la Ligq MX, para dar a conocer una serie de propuestas que incluían disparates como darle un premio al equipo que hiciera más puntos en el año.

A final de cuentas todo resultó una pérdida de tiempo porque en la Asamblea de Dueños celebrada en mayo, fueron bateadas todas las iniciativas al tiempo que De Luisa dejó la presidencia de la FMF.

Crearon un supuesto Comité para elegir al nuevo técnico nacional y Grupo Pachuca decidió hacerse a un lado luego de que ni siquiera contemplaron su propuesta de contratar a Marcelo Bielsa, quien ya había sido contactado y mostró interés en asumir el mando del Tricolor.

Llegaron como directivos de Selecciones Nacionales Rodrigo Ares de Parga —de penoso pasado en Pumas y Gallos— y Jaime Ordiales, quienes entrevistaron a Guillermo Almada, Miguel Herrera, Nacho Ambriz y Antonio Mohamed… Y cuando no aparecía ni como candidato, Alejandro Irarragorri hizo válidos sus cinco minutos de poder e impuso a Diego Cocca, quien se tuvo que desligar de los Tigres de mala manera y con las protestas públicas del club, para convertirse sorpresivamente en el nuevo técnico nacional.

Como es sabido, la gestión del argentino duró tres meses en los que el funcionamiento del equipo empeoró y los futbolistas se quejaron de su forma de trabajar, por lo que el recién llegado Juan Carlos Rodríguez, en un cargo inventado —comisionado del futbol mexicano— decidió despedir al entrenador en plena Copa Oro y nombró como interino a Jaime Lozano.

Rodríguez limpió la FMF y la Comisión de Selecciones Nacionales, por lo que Ares de Parga y Ordiales acompañaron a Cocca a la salida.

El Tricolor ganó una justa desdeñada por Estados Unidos y Canadá que enviaron a sus equipos B y C, y eso fue argumento suficiente para ratificar a Lozano. Eso y que recibió el aval de los jugadores, quienes fueron prácticamente quienes lo designaron.

El proceso del ‘Jimmy’ también fue breve, pues tras la aplaudida conquista de un trofeo menor de la Concacaf llegó el estancamiento. Nueva derrota ante Estados Unidos en una final —la Nations League— y otro papelón internacional, ahora en la Copa América.

Suficiente. Duilio Davino e Ivar Sisniega, directivos de Selección y FMF respectivamente, salieron a ratificar a Lozano y a minimizar el nuevo fracaso, pero en cuestión de días quedaron exhibidos.

‘La Bomba’ y su secuaces lanzaron un comunicado en el que se lavaron las manos al argumentar que ‘Jimmy’ no aceptó reforzar a su cuerpo técnico con un personaje de experiencia, ni tampoco quiso ser auxiliar del entrenador que llegará, al tiempo de rechazar un contrato hasta 2030, por lo que se acabó la relación.

¿Y AHORA QUÉ?

Se da como un hecho la llegada de Javier Aguirre para que tenga una ¡tercera etapa! al frente del combinado nacional.

Otra decisión incomprensible. La trayectoria y su lugar como el mejor director técnico en la historia de México son incuestionables; sin embargo, el ‘Vasco’ se cansó de asegurar que no volvería a dirigir a la Selección, al tiempo de que hoy por hoy el equipo no necesita a un técnico de su perfil.

No está empapado del trabajo de los clubes con los jóvenes en el futbol local, no tiene una idea que se caracterice por catapultar a nuevos valores, su propuesta de juego para nada es atractiva, ni su llegada representa una apuesta a largo plazo, pues dirigirá el Mundial de 2026 y pase lo que pase se marchará.

¿Entonces, para qué llega Aguirre? Está muy claro: su amigo Juan Carlos Rodríguez quiere a un entrenador con la espalda muy ancha, con una amplia experiencia y con credibilidad. Al directivo le da lo mismo si el ‘Vasco’ es el ideal o el hombre que necesita el conjunto nacional.

Traerá a un tipo de gran jerarquía con quien se puede lavar las manos en el momento en que llegue un nuevo fracaso. ¿Qué le van a reclamar si quitó a un inexperto como Jaime Lozano para apostar por un viejo lobo de mar? Ya si ni con él se dan las cosas, los directivos no tendrán la culpa, ellos habrán cumplido al contratar a un apagafuegos con un currículum envidiable.

Ya nada debería sorprender, ni siquiera la inexplicable torpeza para identificar que un estratega como Guillermo Almada está a la mano y se han cansado de desaprovechar a un personaje con su capacidad.

Trabaja con jóvenes, impone disciplina, la seriedad es su sello y su propuesta táctica es sumamente agradable, pero parece que todo esto que son sólo virtudes, es demasiado para los directivos, desde Juan Carlos Rodríguez hasta los dueños de los clubes que deberían de ser más exigentes y predicar con el mayor rigor cuando una decisión tan importante está de por medio.

Llegará el ‘Vasco’ y hará amenas las conferencias de prensa, absorberá la presión que reina en el entorno, será autocritico cuando sea necesario y listo, asunto resuelto. Para ellos, claro está.

De un proyecto real a largo plazo —al menos hasta 2030— mejor ni hablar, Javier Aguirre llegará por tercera ocasión a asumir la dirección técnica del Tricolor como un ‘bombero’ y nada más.

No olvidar que sus dos anteriores gestiones, con sus altas y bajas, en los Mundiales acabaron de la misma manera: en octavos de final en 2002 y 2010, tras caer ante Estados Unidos y Argentina.

La derrota ante los vecinos del norte, que ellos sí, ya jugaron un quinto partido, es sin duda la más dolorosa de la historia en una Copa del Mundo.

Y ocho años más tarde, frente a la albiceleste, ni se compitió. El 'Bofo' Bautista en decadencia fue titular en el partido más importante del Mundial, es decir, México entró derrotado y así se fue.

Así las cosas, resulta imposible augurarle un cambio de rumbo al futbol nacional, pues mientras siga en manos de empresarios y directivos que entienden mucho de negocios y nada de la pelota, continuarán las ocurrencias que sólo tienen un destino: el fracaso.