Fue el único que se ganó la ovación en La Bombonera, en una noche en la que Boca Juniors volvió a estar al borde de la derrota en la CONMEBOL Libertadores frente a Deportivo Pereira y fue artífice de la remontada con la asistencia perfecta para Alan Varela: pero Valentín Barco esperó mucho por esta nueva oportunidad, le llegó y la aprovechó.
El chico nacido el 23 de julio de 2004 en la localidad de 25 de Mayo, es la joyita de las inferiores xeneizes. Hace rato que ya se habla de él, así como River Plate tiene a Claudio Echeverri.
En el 2020 el club le dio su primer contrato como profesional y lo extendió al año siguiente. Sin embargo, la llegada a Primera División se hizo esperar. Una semana antes de cumplir los 17 años, Miguel Ángel Russo lo hizo debutar en una formación alternativa, que empató 1-1 con Unión en Santa Fe. Pero no tuvo continuidad: apenas dos partidos más, cuando Sebastián Battaglia, por aquel entonces DT de Reserva, tuvo que reemplazar al técnico principal y utilizar a muchos chicos de su división, porque el plantel mayor estaba aislado por casos de COVID-19.
Ya no volvió a jugar. Lo bajaron de nuevo a la Reserva. Nunca hubo una versión oficial. Se habló de una suerte de castigo por problemas de disciplina. Se complicó su renovación de contrato, porque el chico quería jugar y empezó a pensar en otros destinos. Boca no podía dejarlo ir. Lo quisieron desde España. Pero a comienzos de febrero último, hubo acuerdo y el Colo firmó un nuevo vínculo hasta diciembre de 2024, con una cláusula de rescisión de 10 millones de dólares.
"Más allá de todo lo que se dijo, siempre me quise quedar. Ojalá pueda seguir vistiendo esta camiseta muchos años más. Estoy cumpliendo un sueño y por eso decidí quedarme a pelearla acá", aseguró el lateral izquierdo en su cuenta de Instagram.
Pese a la "reconciliación", Valentín Barco permaneció en la Reserva de Mariano Herrón, quien tampoco lo consideró cuando le tocó ser interino en el equipo profesional.
Tuvieron que pasar 626 días y otra crisis del plantel mayor, para que Jorge Almirón, recién asumido y con la defensa diezmada, decidiera darle una nueva oportunidad a la joyita de la cantera. Volvió en la derrota con Estudiantes LP, donde la mayoría de los grandes fallaron, pero él cumplió. El técnico se lo reconoció, le dio continuidad con su debut oficial en la Libertadores y Barco aprovechó su chance, sacó la cara con personalidad y fútbol por un equipo que parecía abatido y fue la gran figura de la noche en La Bombonera.
Qué pasará en adelante, quizás no dependa del todo de él. La lesión de Frank Fabra le abrió la puerta a seguir sumando minutos, pero cuando regrese el colombiano habrá que ver si para Almirón el puesto ya es suyo, o si deberá volver a pelear de atrás. Pase lo que pase, Barco ya no más un proyecto, es una realidad.