Cuando el clima era denso y perdía, apareció su mística copera. Boca Juniors intentó como pudo, mucho mejor en el segundo tiempo, quedó en desventaja y sobre la hora logró un triunfo agónico, para el desahogo de sus hinchas. El Xeneize, que se aferra a su ilusión más grande, la CONMEBOL Libertadores, venció 2-1 a Deportivo Pereira de Colombia, en la segunda fecha del Grupo F en La Bombonera, en el estreno de Jorge Almirón como DT del equipo en la Copa.
Sin juego asociado, no ganó el mediocampo y ni el constante aliento de su gente parecía empujarlo. El pueblo boquense estaba golpeado y le urgía una alegría para dejar atrás viejas y recientes heridas. Boca perseguía el deseo de encontrar su identidad y necesitaba recuperar la mística copera.
Sebastián Villa, que empezó el día declarando en el juicio en su contra por violencia de género, fue puesto como titular por Almirón. Buscó abrir la defensa rival, siendo la alternativa más requerida por sus compañeros, pero el primer tiro al arco del partido lo concretó otro colombiano, en este caso rival, como el capitán Jhonny Vásquez, con un disparo frontal desviado a los dos minutos de juego.
El local se encontró con un rival que empezó sereno, sin desesperarse ni inmutarse ante la magnitud del debut de visitante en la Libertadores, en un recinto tan histórico y especia, como La Bombonera. Y a los 16, otra vez probó Vásquez, aunque de zurda, entre muchas piernas, dentro del área grande, tras otro avance bien elaborado por el conjunto visitante. Dos minutos después, justamente el capitán de Pereira debió salir por una lesión.
El Xeneize apostó al "cambio de aire" con la llegada de Jorge Almirón. Como si la partida de Ibarra fuera a llevarse consigo la falta de volumen de juego y la confusión táctica, Boca le dio salida a otro de sus ídolos, como lo había hecho con Sebastián Battaglia, y designó a Mariano Herrón como DT interino, a la espera de la definición de un nuevo comandante.
Con Herrón, Boca se estrenó en la Libertadores: jugó un partido desprolijo en Venezuela, tuvo que aguantar en desventaja ante Monagas y se conformó con el empate. Luego llegó la bienvenida a Almirón y, desde que asumió, las decepciones continúan: San Lorenzo le ganó el clásico en el Nuevo Gasómetro y Estudiantes lo golpeó en La Bombonera, ambos por el Torneo de la Liga.
A todo esto, la más clara de Boca en el primer tiempo contra Pereira la tuvo Darío Benedetto, al recibir un pase largo, entró al área y pateó al arco, pero llegó Geisson Perea al cierre y la desvió al córner. Pasaron 35 minutos de acción para disponer de esa posibilidad. Muy poco para las pretensiones de un grande y de sus hinchas, ya muy molestos.
Y Pereira venía de generar otra ocasión, cuando Johan Bocanegra remató débil dentro del área y controló sin problemas Sergio Romero. En breve, Angelo Rodríguez se lanzó dentro del área al sentir un leve contacto de Nicolás Valentini y la visita reclamó penal, pero el árbitro no vio infracción.
A los 43 minutos, todo Deportivo Pereira gritó gol. Tuvo otra salvada Chiquito Romero y fue Juan Quintero el que metió el tanto de cabeza pero el juez Andrés Matonte revisó la acción en el VAR y lo anuló, para alivio de los hinchas locales, por una infracción cometida por el defensor, que agarró a Guillermo Pol Fernández, quien lo marcó en esa jugada.
En el inicio de la segunda etapa, Villa probó con un disparo desde afuera entrando por la izquierda, tras combinación con Valentín Barco, pero el remate se fue por el segundo palo. Enseguida, el colombiano dispuso de un tiro libre pero tampoco acertó. Y su equipo siguió intentando casi siempre por la izquierda, con ese tándem Barco-Villa, pero sin buscar una sorpresa con intentos por la otra banda.
Siguió buscando la forma de llegar con peligro al arco adversario, pero sin ideas muy claras, más por embestidas individuales. Padeció el mayor golpe a los 76 minutos, cuando Jimer Fory, de zurda y al segundo palo, ahora sí marcó para Pereira, luego de un buen contragolpe. Nada que hacer para Romero frente a un rival que no se cuidó, que resistió la búsqueda de Boca, pero desordenada.
Cuando el clima era muy tenso, Luis Advíncula clavó un zurdazo a colocar, alto, al segundo palo, para lograr la igualdad a los 88. Llegó el grito de desahogo de los simpatizantes xeneizes, cansados de sufrir en una racha negativa. Pasó a tener un jugador más, por la expulsión de Maicol Medina por falta a Villa, y en el cierre fue Barco, la gran figura de la noche, el que la abrió atrás, en un ataque, para que Alan Varela entrara para cabecearla al lugar elegido, sin despeinarse, ya a los nueve minutos del tiempo extra, a apenas uno del desenlace, con la soga al cuello.
Lejos de ser un trámite, como muchos pensaron en la previa, Boca no mostraba sus credenciales hasta que en el final tuvo algunas pinceladas del fútbol que buscaba, lucidez para marcar dos goles y desahogar a sus miles de simpatizantes en La Bombonera. Fue el cierre soñado, en una noche que venía con un sabor diferente.