Hay cosas que no tienen explicación. ¿Es el destino? ¿Es un milagro? ¿Qué raro embrujo tiene Diego Aguirre con la camiseta de Peñarol? Su historia con la CONMEBOL Libertadores es increíble.
En el lejano año 1987, cuando ya no le quedaba aire, cuando la gloria se esfumaba y los colombianos del América de Cali lanzaban pelotas a la cancha para hacer tiempo y ganar por primera vez la Copa, Diego sacó un zapatazo que entró en la historia.
La narración de Juvenal en El Gráfico de la época es elocuente… “La lógica más pura, el razonamiento más objetivo y desapasionado, me indicaban que no podía existir en el mundo un equipo de fútbol que todavía guardara en su alma y en sus músculos, en su corazón y en sus tobillos, en su mente y en sus fibras nerviosas, ese resto de lucidez, fervor, energía, entereza y potencia capaz de producir el milagro en el escaso tiempo que faltaba”.
Y el milagro lo hizo Diego Aguirre. Ayer, como hoy, contra un equipo poderoso: el América de Cali. A decir del entonces presidente aurinegro, José Pedro Damiani: “Nosotros estábamos jugando contra la gente que manejaba la plata fácil, que poseía los mejores jugadores”.
Aquel gol fue una especie de pasaporte de por vida para Diego Aguirre. Un documento que, como él mismo dijo, le permite hacer lo que quiera en Peñarol. “Creo que después del momento inolvidable que me tocó vivir como jugador, hace ya muchos años, quedó una unión para siempre y especialmente en la Copa”, comentó.
Regreso como técnico
La carrera de Aguirre siguió su curso. Después del retiro como futbolista, debutó como entrenador en la temporada 2002 al frente de Plaza Colonia. Al año siguiente Peñarol requirió de sus servicios para intentar cortar la racha de su tradicional rival, Nacional, que venía de tres títulos uruguayos consecutivos. Y de la mano de Aguirre, Peñarol logró el objetivo y se coronó campeón.
Las propuestas económicas que recibió volvieron a separar a Aguirre y Peñarol. Pero sus caminos se encontraron otra vez con la Copa Libertadores como obsesión.
El año 2011 fue inolvidable para los carboneros llegando a la final de la Copa, que perdieron contra el Santos de Neymar, con Aguirre nuevamente como entrenador.
Aguirre lo hizo otra vez
Este año, con un club convulsionado políticamente, Aguirre volvió a la dirección técnica. Y vaya a saber qué extraño embrujo tiene el entrenador de Peñarol, que vuelve a meter al club entre los cuatro mejores de América.
Otra vez, como cuando jugaba, lo hizo dejando por el camino a un club que maneja mucho dinero como Flamengo.
Parece mentira, pero Aguirre vuelve a poner a Peñarol de pie en el continente. Su gente está embalada porque La Fiera está en el banco. ¿Es el destino? ¿Es un milagro? La comunión de Peñarol con su entrenador no tiene explicación. Como en 1987, con aquel gol agónico, como en 2011 con un equipo humilde y que fue contra todo pronóstico, 13 años después la historia tiene un nuevo capítulo. Aguirre lo vuelve a hacer posible.