El pobre y recurrido argumento de que las “distancias se han acortado” sólo busca justificar el estancamiento del conjunto nacional que ve pasar a técnicos, directivos y jugadores sin que su realidad se modifique.
La Selección Mexicana de Futbol no emociona ni al más optimista: es un equipo ramplón, triste, carente de recursos, predecible y hasta aburrido.
En dos partidos ante representativos inexistentes en el futbol —República Dominicana y Surinam—, México confirmó que no existe progreso alguno en su desempeño, mucho menos un estilo y ya ni hablar del orgullo que ha referido Javier Aguirre que debe transmitir a la gente.
El llamado Tricolor adolece de un funcionamiento, de recursos, de líderes, de variantes y de un juego de conjunto que pueda llevarlo a ganar o perder bajo un código postal.
Venció a dominicanos y surinamenses porque evidentemente México tiene a mejores futbolistas, pues se trata de dos selecciones que están fuera siquiera de las mejores 100 del mundo, de acuerdo con el ranking de la FIFA.
Así que aquel pobre y recurrido argumento de que las “distancias se han acortado en el futbol”, simplemente busca justificar el estancamiento del conjunto nacional que ve pasar a técnicos, directivos y jugadores sin que su realidad se modifique.
Y la realidad de México, más allá de los cuentos que quiera vender la televisora que respalda a la selección, es que el equipo no provoca emoción alguna, no ilusiona, no tiene materia prima para dar un salto de calidad y tampoco eligió al entrenador idóneo luego de los fallidos y breves experimentos con Diego Cocca y Jaime Lozano.
A menos de un año de la Copa del Mundo, el Tri sigue siendo el mismo pobre conjunto que no avanzó de ronda en Qatar 2022, al que le han perdido el respeto hasta en la tercermundista Concacaf, y que la única garantía que ofrece es el fracaso.
Podrá ganar la Copa Oro —debería ganarla— y en nada modificará su lastimoso presente. Los futbolistas son los que son: sólo tres compiten en la élite, algunos otros viven buen momento en la liga local y el resto son apenas un complemento.
La Selección Mexicana de Futbol es un equipo triste, sin emoción.