América de Cali se juega en el Pascual Guerrero ante Bahia la posibilidad de avanzar a los octavos de final de la CONMEBOL Sudamericana. El empate 0-0 en la ida, disputada en Salvador, dejó abierta una serie que ahora exige una actuación contundente del equipo vallecaucano en casa, donde todavía no ha podido ganar en esta edición del torneo.
El presente del ‘Diablo Rojo’ está marcado por la presión. Son más de cuatro años sin títulos, la relación con la hinchada está desgastada y la reciente salida de dos jugadores diferenciales, Duván Vergara y Juan Fernando Quintero, golpeó el nivel futbolístico del 15 veces campeón de Colombia. A esto se sumó la renuncia del entrenador Jorge “Polilla” Da Silva, lo que acentuó la sensación de inestabilidad en muy poco tiempo.
Gabriel Raimondi asumió el cargo técnico en medio de ese contexto complejo. En entrevista con ESPN F90, reconoció la exigencia que implica dirigir al América: “Para darse cuenta que uno está en el América, basta un día. Las presiones son grandes, hay que saber gestionarlas”. Además, destacó que, pese a la salida de sus figuras, “el plantel es competitivo y cuenta con jugadores que tienen muchas ganas, aunque todavía deben demostrar”.
El rendimiento del equipo en el Pascual Guerrero es una de las grandes preocupaciones. América no ha perdido, pero tampoco ha ganado en condición de local: empató 1-1 con Corinthians, 0-0 frente a Huracán y 1-1 ante Racing de Montevideo. Tres igualdades que dejan incertidumbre en al aire de cara al duelo ante los brasileños.
Bahia, por su parte, llega desde la CONMEBOL Libertadores, donde fue tercero en el Grupo F y cayó a la Sudamericana. Sus números como visitante en esa fase fueron irregulares: venció 1-0 a Nacional de Uruguay en Montevideo, pero perdió ante Atlético Nacional en Medellín (1-0) y frente a Internacional en Porto Alegre (3-1). Pese a esos resultados, el equipo brasileño atraviesa un buen momento: acumula seis partidos sin perder, con cuatro victorias en ese tramo.
La serie está abierta, pero América sabe que no hay margen para las excusas. El empate en Salvador fue un buen punto de partida, pero en Cali solo sirve ganar. Ante un rival que llega con ritmo pero expuso grietas fuera de casa, tiene la mesa servida para reivindicarse. Es ahora: América necesita un golpe de autoridad para reconciliarse con su gente y volver a creerse candidato en un torneo internacional. En el Pascual no puede haber lugar para más promesas. Solo sirve la clasificación.
