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La conexión entre Karim Benzema y Vinicius Jr. impulsa la exceletne temporada del Real Madrid

Cuando el delantero del Real Madrid Karim Benzema finalmente gane su primer Balón de Oro, como seguramente lo hará en 2022, sinceramente espero que sus primeras palabras sean: "Debo agradecer a Vinicius Jose Paixao de Oliveira Junior".

Actualmente, Benzema juega el fútbol más hermoso mostrado por cualquier jugador en cualquier liga de renombre, y así lo ha hecho desde inicios de la temporada 2021-22. No se trata, simplemente, de la amplia producción goleadora mostrada durante los meses más prolíficos de toda su carrera. Ni siquiera se trata, simplemente, del hecho de que el francés ha elevado la capacidad del Real Madrid hasta coronarlos como los "reyes de las remontadas" del fútbol europeo de todos los tiempos, que parecen gritar "no se atrevan a descartarnos" agregando un nivel extra de imbatibilidad gracias a una serie de goles improbables, admirables e inesperados.

Se trata del hecho que su habilidad técnica, toma de decisiones, movimientos, pases, audacia, creatividad, confianza en sí mismo, cabeceos, remates, reacciones en fracciones de segundo y picardía son precisamente los elementos cuyo reconocimiento motivó la invención del Balón de Oro.

Benzema hace del fútbol algo hermoso, en el sentido más cierto de la palabra. Al igual que las bellas artes, la ópera y el cine, verlo jugar hace que los sentidos cobren vuelo. Sin embargo, quien no sea capaz de ver la conexión entre su sociedad con Vinicius, por más improbable que ésta sea, y la elevación del francés hasta alcanzar un nivel futbolístico que supera todo lo producido por él en su ya suntuosa carrera, no ha prestado la debida atención... o no entiende de fútbol.

Por favor, díganme: ¿vieron la última batalla del Real Madrid, en la que remontaron un marcador adverso 2-0 para vencer 3-2 al Sevilla el pasado domingo en el Estadio Sánchez-Pizjuán? (repetición disponible por ESPN+ sólo en Estados Unidos) A pesar de que la aritmética aún no sustenta esta tesis, fue la victoria que garantizó que el Madrid se convierta muy pronto en campeón de LaLiga. Asimismo, fue una actuación que sirvió para advertir al Manchester City que, a pesar de arrancar como favoritos la próxima semana en semifinales de Champions League, el sorteo hizo que los campeones ingleses de Pep Guardiola deban toparse contra un conjunto de personajes totalmente extraordinarios, incapaces de conseguir la palabra "rendición" en el diccionario ni con flechas señalándola.

El punto culminante de la remontada madridista fue un gol, exquisito tanto en su creación como en su ejecución, que mostró el mejor nivel del extremo brasileño de 21 años y el ganador francés de 34. Tómense una pausa y vean el decisivo quinto tanto si no lo han hecho aún: Vinicius corre velozmente hacia un pequeño hueco donde no parecía haber espacio para su cuerpo; mucho menos para la invención y anarquía. Sin embargo, Vini conjuró un pase de tacón hacia un Rodrygo en carrera, un recorte del joven antes de que Benzema midiera sus ángulos y dejara a varios jugadores del Sevilla desparramados, babeando y lamentándose mientras convertía el tanto del triunfo.

Lo reitero: Aunque el debate sobre la grandeza de Benzema y la necesidad de que gane este histórico galardón tiene que ver con el nivel excelso de su juego y su sociedad con Vinicius más allá de puras estadísticas, no podemos escapar de las notables cifras generadas por ambos.

Cuando Benzema convirtió para vencer al Sevilla y "asegurar" su cuarto título en España, se ubicó a seis tantos de superar al segundo mejor goleador histórico del Real Madrid: el inimitable Raúl González Blanco. Si el francés sigue marcando a su ritmo actual, logrará la hazaña y convertirá su gol número 324 para la Casa Blanca aproximadamente 150 partidos antes que la leyenda del fútbol español. Un nivel que se escapa de lo normal.

Cuando Benzema convirtió para vencer al Sevilla y "asegurar" su cuarto título en España, se ubicó a seis tantos de superar al segundo mejor goleador histórico del Real Madrid: el inimitable Raúl González Blanco. Si el francés sigue marcando a su ritmo actual, logrará la hazaña y convertirá su gol número 324 para la Casa Blanca aproximadamente 150 partidos antes que la leyenda del fútbol español. Un nivel que se escapa de lo normal.

A falta de nueve partidos por jugar para Benzema y Vinicius con la camiseta del Real Madrid esta temporada, es un total entre goles y asistencias superior a lo mostrado en las tres campañas en las que el galo hizo sociedad con Cristiano Ronaldo entre 2009 y 2018.

Parte de lo que hace esta sociedad tan deliciosa es la alegría de verla. Benzema (desenfrenado, astuto y con libertad para correr cerca del tercio final de la cancha, con absoluta libertad otorgada por su entrenador, con sus compañeros entregándole el balón cada vez que lo exige) hace gala de cada gramo y cada centímetro de lo aprendido por él desde su debut hace 17 años con el Lyon, en un encuentro contra el Metz.

A veces, Vinicius es un poco torpe; a veces, un poco genial. Muestra una sonrisa enorme, técnica hechizante, destellos ocasionales de irracionalidad e irascibilidad: todo ello impregnado con una personalidad que parece decir "no me hagas enfadar pateándome", impregnada por el puro placer de poner al rival en aprietos. Es la clase de jugador que vende entradas y llena asientos.

Sin embargo, estas sociedades no suelen formarse por extremos opuestos. Tal como dice la vieja canción: "Tú dices patata, yo digo papa. ¡Olvídate de todo!" No hace mucho tiempo, Benzema no era el único miembro de la plantilla del Madrid con paciencia frágil. al ver que el joven brasileño era muy propenso a mezclar necedades con audacia. Fue el único al que pillaron expresándolo sin reservas.

Imaginen la escena. Ocurrió hace exactamente 16 meses y el Madrid tiene la oportunidad de alcanzar al Borussia Monchengladbach jugando de visitante. Benzema, malhumorado y desanimado, vuelve a salir para jugar el segundo tiempo acompañado por el lateral izquierdo Ferland Mendy. Sin saber que está siendo captado por los micrófonos del terreno de juego, se le sorprende diciendo: "No le pasen el balón, juega contra nosotros".

Hablaba de Vinicius, su compañero de 20 años. Un chico que necesita apoyo, consejos y persuasión. Por el contrario, recibe una bronca que llegará en cuestión de pocos días a los medios españoles. En lo que respecta a una "sociedad", este momento era, tentativamente, una sentencia de muerte para la confianza y el entendimiento mutuo, al igual que para su éxito. Obviamente no fue así, pero podemos ver la amenaza latente.

Las estadísticas tampoco auguraban algo grandioso. ¿Cuándo fue el primer partido que jugaron juntos y en el que uno de ellos convirtió? Noviembre de 2018 contra Real Valladolid, en el que el alocado esfuerzo de Vinicius rindió frutos. ¿El primer encuentro en el que ambos marcaron? Se produjo tres meses después, cuando convirtieron en el triunfo 3-0 sobre el Alavés. ¿La primera asistencia de Vinicius a Benzema? Diez días después, específicamente el 13 de febrero de 2019, cuando el Madrid se impuso en la cancha del Ajax.

Luego vinieron los desacuerdos y el juego descoordinado, al igual que la frustración de Benzema que llegó a su máxima expresión aquella noche en el estadio del Mönchengladbach. De hecho, pasaron dos años desde aquella asistencia en Ámsterdam hasta principios de esta temporada, en la derrota de local contra el Sheriff Tiraspol, para que el joven brasileño asistiera a Benzema en otro gol en Champions.

Pero mírenlos ahora.

Con desventaja 2-0 y eliminados contra el PSG, faltando media hora para poner fin a su cruce de octavos de final de Champions, Vinicius alza su vista cuando está en la banda y envía el balón hacia el botín derecho de Benzema, precisamente aquello que le acusaban de no hacer. Jugando contra el Chelsea, en el minuto 20 de su encuentro de ida de cuartos de final, el "golpe" de la diestra de Benzema hace que Vinicius corra por la banda izquierda y esta vez, no levanta la vista. El instinto guía su radar y pone el balón justo en frente de Benzema, que define con el mejor cabezazo de su carrera para darle a su equipo la ventaja 1-0 en Londres.

Nuevamente contra el Chelsea (esta vez contra las cuerdas, con desventaja 3-1 jugando de local, 3-3 en el global y apenas a 15 minutos de una tanda de penales), Vinicius recibe el balón por la izquierda. Benzema le ha enseñado cómo manejarla: la vida con "Le Roi de France" ha ayudado a este chico excepcional a pensar con rapidez y actuar efectivamente. Benzema le ha enseñado cómo "sentir" en momentos cruciales.

Todo se conjugó en ese instante contra el Chelsea, que podía estar ganando 5-0 o 6-0 en aquel partido de vuelta. Vinicius se detiene, permite que su socio en el ataque se lance hacia el primer palo engañando a Antonio Rudiger y después, de forma deliciosa, detiene su envío hasta que el central alemán se ubica en el sitio equivocado. Benzema retrocedió tres pasos; por lo tanto, se encuentra espléndidamente aislado.

El pase es perfecto; el cabezazo, un deleite. Ahora el Madrid, impulsado por el mejor Benzema de su carrera y su nuevo amigo Vinicius, está a 180 minutos de jugar otra final de Champions.

Benzema concuerda conmigo sobre la importancia de la belleza de su balompié, independientemente de lo aparentemente seductor de sus estadísticas.

Recientemente, el delantero expresó: "Hoy en día, demasiada gente ni se molesta en ver lo que hace un jugador durante el partido, sólo se fijan en quien marca. Al día siguiente, los titulares dicen: ‘¡Es el mejor!' Eso me ha pasado: mal partido, pero marco y me elogian. Ese no es el tipo de fútbol que me gusta y no entiendo las cosas de esa forma".

"Cuando juego, intento mostrar respeto. Cuando veo a un compañero de equipo en mejor posición que la mía, no me pongo a pensar: ‘Vaya, quizás yo pueda marcar en vez de él'. Simplemente, le paso el balón para que pueda convertir con la ocasión más fácil. Intento mejorar las cosas para quienes me rodean".

Esto incluye a Vinicius.

"La gente recuerda lo que dije [en Mönchengladbach] sobre él, pero por estos días no se parece en nada al jugador que era en aquel entonces. ¡Pregúntenle! Era evidente que tenía mucho más para producir: con algunas palabras, algunas instrucciones en la cancha, le mostré algunas cosas importantes sobre jugar en los últimos 30 metros de la cancha. Ahora, toma las decisiones correctas a la hora de rematar, pasar, alzar su cabeza para que pueda ver el panorama frente a él. Está haciendo lo que debió hacer desde hace tiempo. Vini es joven, pero muy bueno: ahora no es necesario decirle nada".

Vinicius, en una entrevista con la UEFA, apoyó lo dicho por su compañero: "[Karim] es una gran persona: desde el inicio, siempre me ha dado apoyo y confianza. Sobre todo, se trata de sus consejos sobre la cancha. Jugar con él es un sueño hecho realidad... ¡alguien que antes sólo podía ver en los videojuegos! Su calidad es increíble. Nunca había jugado con un delantero con el nivel al que juega él: es diferente al resto".

En estos momentos, Vinicius y el Real Madrid deben agradecer a Benzema por haber educado a este joven de 21 años cuyo cerebro ahora puede seguir el paso de su velocidad vertiginosa. En diciembre, cuando alce el Balón de Oro, me encantaría oír a Benzema admitiendo: "Gracias, chico... Te debo una".