El Barcelona está contra las cuerdas en Europa en pleno mes de octubre. Obligado a ganar sí o sí al Inter la próxima jornada, pendiente del goal average y sin todavía pensar en que deberá viajar a Plzen con todo para no perder el tren de los octavos de final de la Champions.
El Barcelona que apenas había perdido en una de sus siete visitas al Inter de Milán y que fue un alma en pena en el Giuseppe Meazza, sobrepasado por no se sabe qué. Mutilado en su voluntad, arrasado y sin dar muestras de su personalidad, superado por un rival que deambula como alma en pena por la Serie A pero que se vistió con sus mejores galas, y garras, para desnudarle.
El Barcelona que se enfrenta ahora a todos sus demonios sin encontrar respuesta. Por tercer partido esta temporada no marcó Lewandowski... y no ganó el Barça. Peor aún, perdió de muy mala manera y sin mostrar apenas nunca lo que de él se espera.
Completó el peor partido de la temporada en el peor de los momentos y es que si Xavi avisó en la previa que en Europa un error te puede penalizar fatalmente, este de Milán fue la respuesta más exacta a los temores del entrenador catalán, al que no respondieron sus jugadores y que él, en primera persona, no supo conmutar para despertar de la pesadilla.
¿Hubo un penalti al final? ¿Pudo cambiar el signo del partido? Sí, Puede el Barça quejarse amargamente de aquella jugada concreta, de una decisión que le acabó de condenar y que le deja al borde de la cornisa, obligado a jugar sin red en el Camp Nou la próxima semana para no verse, por segunda temporada consecutiva, fuera de los octavos de final de la Champions.
¿Y ahora qué? Ahora no hay mucho más que pensar en ganar por encima de todas las cosas al Inter en el Camp Nou. Un equipo cualquiera en la Serie A pero que trasladó a Europa la grandeza que acompaña a su historia, que supo sufrir y jugarle cara a cara a un rival en teoría muy superior y que se daba casi por descontado, craso error, su triunfo en este campo donde solo una vez, en 2010, había perdido contra el equipo neroazurro.
El drama llama a la puerta. Habrá que ver cuál es la respuesta.