BARCELONA -- Xavi Hernández no debió quedar demasiado satisfecho del rendimiento de sus jugadores en el Clásico y la dureza del calendario (el domingo recibirá el Barcelona al Athletic) fue la excusa perfecta para agitar de arriba a abajo su alineación para enfrentar al Villarreal.
Hasta cinco cambios introdujo el entrenador en el once inicial y el cambio de nombres se notó de manera providencial. El Barça ganó... Y, más aún, lo hizo convenciendo. Otra vez. Por fin.
3-0 senteciado en apenas siete minutos de arreón pasada la media hora de partido. Después de que el Villarreal tuviera su oportunidad de darle un susto, el Barça se puso en plan arrollador y derrumbó todas las esperanzas de un Submarino amarillo que pagó los platos rotos de la supuesta crisis azulgrana. Xavi cambió las piezas y su equipo le respondió de la mejor manera.
Saltaron del equipo Èric, Balde, Busquets, Raphinha y Dembélé y en su lugar dio entrada el técnico a Marcos Alonso, Jordi Alba, Gavi, Ferran Torres y Ansu. Hubo variaciones significativas como fue contemplar de entrada, nuevamente, a De Jong como pivote, volver a ver a Marcos Alonso de central izquierdo y el cambio de acompañamiento para Lewandowski en ataque, con la titularidad de Ferran Torres y Ansu Fati... Que hicieron olvidar en un abrir y cerrar de ojos a Raphinha y Dembélé.
Tal como lo hizo Frenkie en la posición central, convertido en el ancla de un equipo al que le dio mucha más velocidad en las transiciones, capacidad de recuperación y reparto de juego que agradecieron especialmente Gavi y Pedri, mucho más activo el canario de lo que mostró en el Bernabéu.
No era el partido frente al Villarreal uno cualquiera. Después del derrumbe en la Champions y de la decepción en el Bernabéu empezaron a escucharse y leerse reproches tanto al equipo como al propio entrenador, puesto de pronto en una diana que no se molestó en rechazar... Pero que muy probablemente le hizo reaccionar y empezar a tomar decisiones.
La primera, sonada, dejar fuera del equipo titular a Sergio Busquets, suplente en dos partidos sin ninguna exigencia en el inicio de temporada (Viktoria y Elche) y al que su mal desempeño ante el Real Madrid provocó un alud de críticas que provocó su sustitución por Frenkie de Jong.
Fue ese cambio trascendental para contemplar un Barça radicalmente distinto en su puesta en escena. El holandés, mucho más activo, móvil, rápido e incisivo en su juego, dio un brío olvidado al juego azulgrana del que se beneficiaron, y no poco, Gavi y Pedri, mucho más participativos y activos para que la imagen global del equipo fuera otra.
Le plantó cara el Villarreal y no se arrugó ante el escenario que encontró. Quiso salir a la contra, con rapidez e intentando tomar despistada a la defensa... Y cerca estuvo de darle un susto monumental al Barça pasados los 20 minutos con un contragolpe en el que Jackson vio la carrera de Danjuma a su derecha, desmarcado ante el despiste de Alba, y solo el pie, milagroso, de Marcos evitó que su pase dejase al delantero solo ante Ter Stegen.
Dominaba el Barça pero no se venía abajo el Villarreal hasta que superada la media hora llegó el primer golpe, en un pase de Jordi Alba a Lewandowski que, tras controlar en el área, no perdonó para abrir el marcador. Y a partir de ahí el atropelló.
Necesitó apenas seis minutos el Barça para sentenciar su victoria, con otro gol de Lewandowski, nacido de un robo de Pedri y asistencia de Gavi, y el tercero de Ansu Fati, remachando una excelente jugada de Ferran Torres. Ansu y Ferran... Las otras noticias de la noche.
La desaparición de escena de Raphinha y Dembélé en favor de los dos internacionales españoles provocó que el equipo de Xavi cambiase ya sin más disimulo su imagen. Ambos combinaron con acierto, corrieron, presionaron y le dieron un nuevo brío a un equipo que necesitó ese arreón en la primera mitad para sentenciar la victoria.
El Villarreal quiso... Pero a partir de la media hora, en cuanto Lewandowski abrió el marcador, nunca pudo aspirar a urgar en la herida de un rival que viniendo en depresión, con solo dos victorias en los cinco partidos anteriores y sabiéndose prácticamente eliminado de la Champions, apretó los dientes y recuperó sensaciones en el momento oportuno.
Xavi removió, y no poco, su alineación y la jugada no pudo salirle mejor al entrenador y al Barça. Habrá que ver qué decisiones tomará, después de lo visto ante el submarino amarillo, el domingo frente al Athletic.