Para triunfar en el Barça se necesita mucho más que marcarle goles a equipos de Tercera División o hacer un ‘hat-trick’ en dos años, y aunque vive un buen momento, Ferran Torres sigue en deuda con el club.
Xavi Hernández tiene una fe ciega en Ferran Torres. Es su gran apuesta, su protegido, el futbolista al que utiliza como estandarte para presumir la fortaleza mental.
Cada agravio en contra del delantero que fracasó de manera rotunda en el Manchester City y que mantiene una gran deuda con el FC Barcelona, resulta también una afrenta personal en contra de su actual entrenador.
Ante las críticas por el —normalmente pobre— rendimiento del jugador, la respuesta de Xavi es brindarle más minutos de juego. ¿No lo quieren? Bueno, síganlo padeciendo porque su lugar en la cancha es seguro.
De esta manera es como el estratega está empecinado en catapultar a un elemento que en más de dos años en el club ha dejado constancia que no tiene el nivel para vestir una camiseta del tamaño de la azulgrana.
Torres no es un mal futbolista; sin embargo, el Barcelona es otra cosa, para triunfar en el equipo se necesita mucho más que decretarlo con una mentalidad inquebrantable o meterle goles a conjuntos de Tercera División.
Acaba de cumplir 100 partidos como culé, en los cuales suma 25 anotaciones, cifra que le pareció suficiente a los medios afines al Barça para enaltecerlo e incluso se aventaron la puntada de compararlo con Messi, todo porque le marcó un ‘hat-trick’ al Betis.
No hay que pasar por alto que Torres fue fichado en diciembre de 2021 cuando venía de una inactividad de meses en el City entre una lesión y que no era considerado por Pep Guardiola, y con todo y ello, además de la crisis en la institución, pagaron 55 millones por él.
Se convirtió en el futbolista español más caro en la historia del Barcelona y en el noveno fichaje más costoso de todos los tiempos para el club.
Es aquí en donde resulta pertinente preguntar si 25 goles en 100 encuentros marcados por actuaciones irregulares ya convierten su millonaria contratación en una operación rentable.
La respuesta es no. Ciertamente vive su mejor momento en el equipo al sumar 11 tantos en lo que va de la temporada considerando las tres competencias, Liga, Copa del Rey y Champions League, pero en lo absoluto se trata de una cifra deslumbrante.
Es justo decir que le ha sacado provecho a la lesión de Raphinha, puesto que su cantidad de minutos ha aumentado con la ausencia del brasileño, y al menos en los últimos dos partidos (Salamanca y Betis) respondió ante el arco rival.
Quizá su verdadera cara o la que ha caracterizado su andar como azulgrana se le vio en el Clásico ante el Real Madrid en la Final de la Supercopa de España. En el primer tiempo falló tres oportunidades manifiestas de gol que le hubiesen dado un rumbo distinto al cotejo. Fue un fantasma durante los 60 minutos que Xavi lo aguantó en la cancha. De eso no dicen nada los aplaudidores que pretenden catapultarlo a un nivel “top”, mismo del que se encuentra a años luz de distancia.
En resumen, a Ferran Torres se le debe exigir mucho más que un gol al Unionistas de Salamanca o un triplete al Betis (dos de sus goles ante arco abierto y el tercero en mano a mano con el arquero que definió con mucha clase).
Lo contrataron para que ofreciera soluciones y hasta ahora mantiene una deuda que nada tiene que ver con sus recientes actuaciones con las que se intenta borrar su marcada irregularidad.
No está de más recordar que “una golondrina no hace verano”, o lo que es lo mismo, dos buenos partidos no definen el rendimiento de un futbolista que llegó con la etiqueta de “figura”.
Así de simple o así de complejo.