Real Madrid aplastó este jueves por 3-0 a Mallorca en el King Abdulah Stadium de Yeda, Arabia Saudita, y se metió en la gran final de la Supercopa de España, instancia en la que enfrentará a su archirrival, Barcelona.
No la tuvo fácil el Merengue, a pesar de lo que indica el resultado. Porque enfrente tuvo a un Mallorca ordenado, que supo aguantar la mayor potencia individual de su rival y sólo perdió esos atributos en los minutos finales, cuando se vio obligado a salir a buscar un gol para no quedar eliminado.
El primer tiempo terminó 0-0 y fue justo. Porque más allá de un par de llegadas peligrosas de Real Madrid, prácticamente no hubo diferencias entre los contendientes.
La segunda parte comenzó de la misma manera, con la Casa Blanca a cargo de la posesión del balón y su rival más a la espera de la chance para salir de contraataque.
Sin embargo, a los 62 minutos llegó el punto de inflexión, porque el inglés Jude Bellingham fue el único con la suficiente mente fría para convertir el gol una jugada que se había convertido en un pinball dentro del área rival.
El francés Kylian Mbappé fue el artífice de la acción, ya que le entregó un pase en cortada a Vinicius, quien gracias a eso se metió al área por la derecha y le brindó un centro perfecto a Rodrygo. El brasileño cabeceó sin marca desde el punto penal pero no pudo anotar. El rebote le quedó al propio Kiki, quien al definir tampoco pudo esquivar el cuerpo de un rival. Esa nueva pelota suelta fue para el sector de Bellingham, quien le pegó seco al balón para que no se levantara y así pudo vencer la resistencia de los defensores de Mallorca que se agolpaban sobre la línea de meta.
Llegaba el 'momento Real Madrid'. Con la ventaja consumada, todo hacía suponer que vendría la catarata de goles del Merengue, que sentenciaría rápido el pleito.
Nada de eso pasó.
Mallorca absorbió bien el golpe y, conciente de lo peligroso que puede ser desesperarse ante un conjunto como el dirigido por Carlo Ancelotti, no se desordenó.
Su asignatura pendiente fue la creación de peligro en el área rival. Pero lo cierto es que la ventaja de 1-0 era corta para una serie a partido único y eso hizo que el suspenso se mantuviera hasta el final.
Recién en el tiempo de descuento pudo la Casa Blanca definir la cuestión. Porque a su rival no le quedó más opción que ir en busca del gol que lo salvara de la eliminación.
Ahí apareció el eslovaco Martin Valjent quien, en su afán por evitar que una asistencia le llegara a Mbappé, terminó metiendo la pelota en su propia valla. Eso fue a los 92 y, tres minutos después, Rodrygo metió la estocada final, aprovechando un buen pase gol de Lucas Vazquez.