De los duelos entre Penn State frente a Notre Dame y Ohio State frente a Texas conocermos a los finalistas por el título de la NCAA
El no descanso mantuvo a los equipos ganadores de la primera ronda de los playoffs del College Football Playoff --en el primer año de su nuevo formato-- suficientemente enrachados para ganar sus duelos de Cuartos de Final dentro de la postemporada de la NCAA.
En la primera edición de los playoffs con 12 equipos, los que han ganado son aquellos que han mantenido el ritmo de juego; curiosamente, los cuatro que fueron los mejores sembrados, cayeron en sus enfrentamientos. Fueron superados por fútbol americano y preparación, eso es lo que hacen los grandes equipos.
Penn State se estará midiendo ante Notre Dame, que logró aprovechar ausencia de Carson Beck y la poca experiencia del novato Gunner Stockton para Georgia.
La fortaleza de los Fighting Irish es la defensiva y el ataque terrestre, pues el quarterback Riley Leonard lanza pocos pases, pero con las piernas hace mucho daño.
La semifinal en el Orange Bowl será muy interesante: los tres últimos juegos de Penn State han sido dependientes de la carrera --más de 190 yardas en promedio-- pero ahora se miden a uno de los mejores contra la carrera, sobre todo en los últimos dos partidos. Indiana y Georgia se volvieron unidimensionales ante Notre Dame, y ahí de nuevo el duelo se irá hacia los quarterbacks.
Leonard que es un corredor nato cuyos números en el año son muy discretos, por no decirles promedio, mientras que Drew Allar que es un jugador capaz de lanzar el balón de manera eficaz --y aliado al mejor cerrado de la nación, Tyler Warren-- puede hacer la gran diferencia en este juego.
Dos escuadras con mucha historia se verán las caras por vigésima ocasión, con nueve triunfos cada uno y un empate entre ellos. Los Fighting Irish buscan su noveno campeonato nacional, mientras que los Nittany Lions quieren el tercer trofeo en sus vitrinas.
Pasando a la semifinal del Cotton Bowl, sólo existen tres partidos previos como referencia entre Texas y Ohio State. El último de ellos llegó en el 2008, cuando los Longhorns derrotaron por 24-21 a los Buckeyes en el Fiesta Bowl, con actuación espectacular de Colt McCoy.
La serie está 2 a 1 para los Longhorns, cuya única ante su rival turno ocurrió en el 2006 cuando cayeron en casa 24-7. Ambos saben lo que es ser campeones, Texas ha ganado el título máximo de la NCAA en cuatro ocasiones, y Ohio State busca su séptimo campeonato.
Los Longhorns sufrieron para derrotar a los Arizona State Sun Devils, con el juego extendiéndose a dos series extras para definirse. Una de las claves para llevar el juego hasta el final fue que Arizona State controló el reloj, casi 38 minutos, 94 jugadas, 495 yardas, dejando a la ofensiva de Texas en la banda. No creo que esa sea la historia que veamos en el AT&T Stadium, con el corredor de los Buckeyes, Treveyon Henderson siendo un jugador muy capaz de mover las cadenas y obligar a que la defensiva de Texas piense en él.
Ohio State cuenta con un grupo ofensivo muy interesante y que puede hacer mucho daño a los Longhorns. El novato Jeremiah Smith, Emeka Egbuka y Quinshon Judkins son piezas que el quarterback Will Howard buscará usar para lograr una separación significativa en el marcador.
Texas posee una de las líneas ofensivas más grandes de la NFL, pero enfrentará a una defensiva muy rápida y efectiva. Si le dan tiempo a Quinn Ewers, hará pagar a Ohio State con sus receptores, encabezados por Matthew Golden y el cerrado Gunnar Helm.