BARCELONA -- Philippe Coutinho ya es el hombre record en la historia del Barcelona. Por el astro brasileño, de 25 años, el Barça acabará desembolsando 160 millones de euros, 15 más de los 145 que, cumpliendo las variables, pagará al Borussia Dortmund por Dembélé.
El que viene a acompañar en la plantilla a Paulinho pero a suceder a cracks de la talla de Neymar, Ronaldinho, Rivaldo, Ronaldo o Romario se convertirá en el segundo trasvase más alto de la historia del fútbol, solo por detrás de los 222 millones pagados por el PSG al Barça por Ney, pero de forma indiscutible será el número uno en el Camp Nou, con un coste que, ahora mismo, se aventura difícil superar.
Coutinho prácticamente duplicará los 88,2 millones de euros en que se estableció finalmente el fichaje de Neymar en el verano de 2013 o los 81,7 pagados al mismo Liverpool tras el Mundial de 2014 por Luis Suárez, cuando, según admitió el entonces Director Deportivo Andoni Zubizarreta no se pudo fichar al Kun Agüero.
Por detrás ya quedan los 69,5 millones pagados al Inter en el verano de 2009 por Zlatan Ibrahimovic y más allá los 40 que costaron David Villa en 2010, Marc Overmars en 2000 (el record en su día) o Paulinho en 2017 y que se pagaron respectivamente a Valencia, Arsenal y Guangzhou Evergrande.
APUESTA LEJANA
El Barça realizó una apuesta indiscutible por Coutinho ya antes de certificar que el fichaje de Marco Verratti iba a ser inviable. Roberto Fernández, secretario técnico del club azulgrana y cuya labor en el mercado empieza a ser merecedora de elogio, mantenía desde prácticamente su llegada al club, en el verano de 2015, los ojos sobre el brasileño.
La sanción de la FIFA y la decisión de Luis Enrique en apostar por Arda Turan en aquel momento frenaron las intenciones de asaltar el fichaje de Coutinho, que tampoco pudo ser tenido en cuenta en 2016 a pesar de su crecimiento en el Liverpool porque el entonces entrenador del equipo azulgrana consideró que las prioridades eran otras.
Pero llegado el verano de 2017 y al margen del fichaje de Paulinho, una pieza absolutamente distinta en los planes del club, Verratti y Coutinho (Verratti o Coutinho) se convirtieron en objetivo del club. El secretario técnico azulgrana, que ya tenía controlado al brasileño, conoció de primera mano su deseo de sumarse al proyecto del Barça mientras, en paralelo, el italiano también se dejaba querer.
Finalmente, las amenazas que sufrió uno en París llevaron a que todo se volcase en el otro… Pero el Liverpool, menos contundente que el PSG, imposibilitó la operación. Lo hizo, lo supo Roberto, prometiendo a Coutinho reabrir la carpeta en el mercado de invierno y aunque el secretario técnico se mostró incrédulo en apostar a que el club inglés cumpliera su promesa a media temporada, la determinación del futbolista acabó por cambiar el escenario.
“No es ningún secreto que Philippe quería irse desde que el pasado mes de julio conoció el interés del Barcelona”, admitió el entrenador del Liverpool, Juren Klopp, que no ocultó su “tristeza” por perder un jugador como el brasileño pero evitó mostrar ningún tipo de enfado. “Es parte de la vida y del fútbol que las personas tengan sus propios sueños y sus propios objetivos en la vida. Los jugadores vienen y van, esto es fútbol” solventó el entrenador alemán.