BARCELONA -- El Barcelona recibe este sábado al Espanyol en un derbi de claro color azulgrana con el que abrirá una semana que puede considerarse, casi, definitiva en su cabalgada hacía el título de Liga.
El cuadro periquito, derrotado en sus últimas nueve visitas al Camp Nou, aparece con el ánimo de arruinar la fiesta al equipo de Valverde, una circunstancia que no es desconocida por más que se entienda muy difícil de conseguir.
“Un derbi siempre tiene una motivación especial para los dos equipos”, alertó Valverde, quien ha vivido el derbi desde los dos banquillos y alertó especialmente de la atención con que sus jugadores deberán plantear el encuentro, teniendo también en cuenta que al cabo de tres días visitará el Barça al Villarreal y después llegará al Camp Nou el Atlético de Madrid, en un duelo que ya podría, probablemente, considerarse definitivo en la carrera por el título.
Relanzado después de haber ganado al hilo los últimos cuatro partidos ligueros, habiendo sentenciado su pase a los cuartos de final de Champions y con la final de la Copa esperando en mayo, el Barça se encuentra en un momento determinante y feliz, por el hecho ante todo de llegar a la parte final de la temporada con la mirada puesta en la conquista de un triplete del que no quiere hablar su entrenador pero indudablemente está ahí en el escenario.
Invicto desde noviembre en la Liga y habiendo ganado 13 de los últimos 16 partidos disputados en la competición, el acelerón del campeón ha sido tan evidente como destacado, no entendiéndose a estas alturas otro favorito para cantar el alirón más allá del Barça, situación, precisamente, ante la que Valverde pretende poner freno, por más que este viernes se reconociera algo más cercano a la euforia que puede contemplarse alrededor del equipo.
El Barça, sin embargo, ya sabe de primera mano lo que es sufrir una crisis inesperada y peligrosa que ponga en entredicho sus opciones y es a partir de ahí que el técnico imponga máxima cautela en el vestuario.
“Vamos con ese ánimo de ganar, sabiendo la dificultad” explicó desde el otro bando Borja Iglesias, delantero de un Espanyol que en tierra de nadie se plantea del derbi sin la presión del resultado y las ganas de dar un golpe de efecto que sabe tan complicado como apasionante para su hinchada.
Derrotado en el último partido por el Sevilla, al equipo blanquiazul se le rompió una racha de seis jornadas sin perder y sacar algo positivo del Camp Nou no solo sería una inyección de optimismo… Sino que podría reabrir, en cierta manera, la duda en la pelea por el título.