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Rodrygo ha superado en un mes todo lo que Vinicius ha hecho en un año

Tal vez lo más sensato sería no comparar a dos jugadores que ni siquiera han cumplido 20 años, que viven bajo una presión terrible para esa edad al ser jugadores de la primera plantilla del Real Madrid y que, más allá de lo que hayan conseguido hasta el momento, tienen todavía toda su carrera por delante. Pero Rodrygo y Vinicius Jr. han sido dos de las mayores apuestas deportivas de los blancos en los últimos años y sus llegadas al club fueron prácticamente calcadas, por lo que la comparación resulta inevitable. Como además sus trayectorias hasta el momento son idénticas, pero su producción en la primera plantilla madridista diametralmente opuesta, era momento de ponerlos frente a frente.

Vinicius Jr. acaba de cumplir un año como jugador en pleno derecho del primer equipo del Real Madrid. Su llegada desde el Flamengo, previo pago de 46 millones de euros, se recibió con algarabía, pues de Vini se decía que tenía cualidades comparables a Ronaldo Nazario y también a Neymar. Aterrizó en Madrid con su perenne sonrisa a cuestas tras haber pasado el año anterior cedido en su antiguo club, pero Julen Lopetegui no las tenía todas consigo a la hora de contar con el brasileño, por lo que a Vinicius se le tramitó la ficha con el Castilla buscando el famoso “tiempo de cocción” que todavía necesitaba el jugador según el técnico vasco.

Con la llegada de Santiago Solari al banquillo tras la enésima debacle en el Camp Nou, Vinicius dio el salto al primer equipo y empezó a demostrar que no necesitaba más tiempo de cocción, aunque sí afinar la puntería cara a gol. Fue titular en la Copa del Rey ante el Melilla, brindando dos asistencias, y celebró su “primer gol” ante el Real Valladolid días después, aunque en realidad fuera un gol en propia puerta al rebotar su disparo —que no iba camino de la red contraria— en Kiko Olivas antes de acabar en el fondo de la portería.

Vinicius se convirtió en el nuevo juguete de la afición blanca. Su fútbol eléctrico, sus arrancadas imparables por la banda, eran de lo poco que el público podía llevarse a la boca en un periodo que el equipo no entusiasmaba demasiado, y durante el cual Solari no hacía más que avivar incendios con grandes estrellas de la plantilla. Sin embargo, también saltó a la vista que el excitante juego de Vini tenía un serio hándicap: su falta de gol.

El ex del Flamengo era capaz de hacerlo todo bien en la elaboración de la jugada, pero era pisar el área y se le nublaba el horizonte. En toda la segunda mitad del campeonato, Vinicius anotó tres goles, incluyendo dos en las goleadas a Melilla (en el partido de vuelta) y Leganés en las primeras rondas de la Copa del Rey. En partidos clave, como en los Clásicos tanto de Liga o Copa, o en el derbi en el Wanda Metropolitano, Vinicius dejó claros indicios de que, por más que su juego estuviera lleno de revoluciones, no era capaz de encontrar la pausa necesaria frente a portería, algo que a un jugador del Real Madrid es difícil que se le perdone.

Un lesión en el fatídico partido del Real Madrid contra el Ajax en octavos de la Champions (1-4 en el Bernabéu) le tendría fuera de juego prácticamente tres meses y a su vuelta, ya con Zidane en el banquillo en lugar de Solari, Vinicius no contó con las oportunidades necesarias para tan siquiera convencer a Tite de que merecía un puesto en la canariha que participó en la Copa América.

Quizás fue eso lo que le hizo perder la sonrisa, pues a la vuelta al trabajo para esta temporada, ya con Zidane como jefe del proyecto madridista desde el arranque, el jugador parecía otro.

Su falta de gol sigue siendo palpable (uno en tres meses de competición), pero además ahora no es capaz de desbordar con la facilidad que lo hacía antes, suele equivocarse a menudo en sus decisiones con el balón en los pies y hasta ha desarrollado una clara tendencia a tropezar sobre el terreno de juego. De repente, Vinicius ha perdido el ángel, y hasta su selección —con la cual pudo debutar sin mucha suerte en un amistoso ante Perú en septiembre— se ha olvidado de él en las dos últimas convocatorias.

Su amigo Rodrygo Goes, por su parte, representa el otro lado de la moneda.

Su llegada al Real Madrid desde el Santos fue idéntica a la de Vinicius: firmó con 17 años a cambio de 45 millones de euros, se quedó un año cedido en su club de origen, y llegó para enfilar el camino al Castilla este pasado verano.

Zidane contó con él en la pretemporada y el chico demostró tener las cosas muy claras. Aunque con unas condiciones físicas menos desarrolladas que las de Vinicius, el talento de Rodrygo con un año menos que su amigo es irrefutable. En su debut con la camiseta blanca, en un amistoso ante el Bayern de Múnich, el brasileño pidió lanzar una falta con 0-3 en el marcador y la clavó en el ángulo. Era el gol de la honra solamente, pero el madridismo se empezó a ilusionar con el nuevo fichaje llegado de Brasil.

Con Raúl solo disputó dos partidos en el Castilla, anotó un gol y falló un penalti. Zidane empezó a tirar de él para las convocatorias del primer equipo, pero no le dio minutos hasta la jornada seis. En prácticamente el primer balón que tocó, Rodrygo hizo un magnífico control en carrera, enfiló la portería contraria con confianza, recortó a un defensa para acomodarse a su mejor perfil y anotó un golazo.

En ese mismo encuentro había marcado antes Vinicius, a quien luego sustituirá Rodrygo, y el ex del Flamengo rompió a llorar en la celebración. La presión con la que había tenido que lidiar a sus 19 años y las críticas a las que se había visto expuesto habían acabado por hacer mella en su personalidad y sus lágrimas así lo delataban. La cara de Rodrygo tras marcar su gol contaban la historia opuesta: seriedad, tranquilidad, serenidad, control de la situación. Da la sensación que el carácter del ex futbolista del Santos está mucho más preparado ahora mismo para lidiar con los vaivenes que provocan el ser jugador del Real Madrid, y por ahí se pueden empezar a entender las diferencias de rendimiento de uno y otro futbolista.

Desde ese partido, Rodrygo ha explotado y se ha convertido en un verdadero fenómeno a nivel mundial. De los últimos seis encuentros del Real Madrid, Rodrygo ha sido titular en tres de ellos, firmando un doblete en el segundo ante el Leganés y un hat-trick espectacular ante el Galatasaray en la Champions League. Ese partido fue el que acabó por confirmar que estamos ante una verdadera estrella en ciernes, pues ser capaz de saltar a Santiago Bernabéu con 18 años, escuchar la musiquita de la Champions, firmar un doblete en menos de 10 minutos y cerrar el partido con tu tercer gol ya en el tiempo de descuento, tras una maravillosa pared al borde del área, es algo que sólo está al alcance de unos pocos elegidos.

Su gran mes competitivo con la camiseta merengue le valió la llamada a la selección brasileña. Tite le regaló apenas 20 minutos ante Argentina y cuatro ante Corea del Sur, dejando con ganas de más a la torcida canarinha. El propio entrenador pidió paciencia tras los encuentros, recordando que Rodrygo sólo tiene 18 años y poco más de un mes de verdadera experiencia en el máximo nivel del fútbol europeo. Sin embargo, las sensaciones de su debut no pudieron ser más distintas a las que emitió el primer encuentro con la verdeamarelha de Vinicius Jr. Mientras Vini no ha vuelta a ser llamado por Tite, cuesta imaginar que Rodrygo no empiece a consolidarse en el grupo de cara a la Copa América de 2020.

Las estadísticas tampoco mienten: En el Real Madrid Vinicius Jr ha marcado 3 goles y regalado 3 asistencias en 33 partidos. Rodrygo, por su parte, ya ha anotado 6 goles y dado un magnífico pase de gol a Benzema en sus primeros 6 encuentros con los blancos. Más claro agua.

Da la sensación que Rodrygo ha sido capaz de adelantar a su amigo Vinicius a la velocidad del rayo y que si Zidane y Tite siguen confiando en él, puede llegar a convertirse en una gran estrella en el corto plazo. Mientras tanto, Vini sigue peleado con las musas, ha perdido la sonrisa, y cada actuación acaba siendo un martirio. Cuando recién se cumple un año de su debut como titular en el equipo, pocos mantienen la fé en que el ex del Flamengo pueda ayudar al grupo a volver a reinar en España y en Europa —al menos de inmediato. Mientras tanto, las vibraciones que emite Rodrygo, tras sólo seis partidos, son totalmente diferentes y muchos ya ven en el menudo extremo a la estrella emergente que andaba buscando el Real Madrid.