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Es probable que Messi y Barcelona vayan a Tribunales. No hay forma de saber cómo terminarán su relación

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VIDEO: ¿Cuál sería el desenlace ideal para la situación de Messi en el Barcelona? (2:00)

Para Jared Borgetti, el más dañado de todo este asunto será el aficionado del club blaugrana. (2:00)

El problema a la hora de analizar el futuro de Lionel Messi es que, después de 20 años, su relación con el Barcelona se encuentra en un punto entre lo profesional y lo romántico. Con lo primero, podemos utilizar la razón y la lógica para imaginar escenarios viables. No podemos contar con lo segundo, en parte porque se trata de un asunto intensamente personal (y hablamos de quien quizás sea la superestrella más privada en la historia deportiva reciente) y en parte, porque se debe a que es algo irracional y maleable, de forma similar a cómo pueden cambiar las relaciones emocionales con tanta frecuencia.

Entonces, hablemos primero de la parte racional, la más sencilla en comparación, ¿vale?

Messi firmó un contrato que vencerá el 30 de junio de 2021. La última temporada de dicho contrato, en 2020-21, tenía la intención de convertirse en "año de opción": bien podía elegir romper su compromiso y hacerse agente libre, solo con informar al club de su decisión antes del 10 de junio de 2020. Todos creíamos que para esa fecha habría terminado la campaña 2019-20... excepto que, como es obvio, tuvimos la pandemia del COVID-19 y, por ende, la temporada 2019-20, hasta bien entrado el mes de agosto. En consecuencia, el entorno de Messi alega, que también se extendió su plazo para partir como agente libre.

(Aquí cabe destacar - he aquí el lado negativo de la falta de transparencia - la cadena radial española Onda Cero ha informado que esa fecha límite no tiene mucho sentido y que, luego de haber tenido acceso al contrato de Messi, ratifica que simplemente dice "al final de la temporada 2019-20". Como es el caso perenne de la cacofonía de filtraciones y rumores que rodean al club, es difícil saber qué es preciso y veraz y qué no).

En cualquier caso, como podemos imaginar, el Barcelona piensa de forma radicalmente distinta; razón por la cual (a menos que se llegue a un acuerdo) el asunto llegará a los tribunales en España.

Una vez que se hizo evidente que la temporada se jugaría mucho más allá del 30 de junio (fecha en la que vencen la mayoría de los contratos firmados por futbolistas), la FIFA emitió un dictamen legal en el cual afirmó que sería apropiado extender los contratos hasta el final de la campaña, ya que esa era la intención original y nadie era capaz de predecir las repercusiones de la pandemia. El problema radica en que esto es solo una opinión legal y se encuentra supeditada a las leyes laborales de cada país, tal como lo reconoce la propia FIFA. Entonces, en resumen, el máximo organismo del fútbol mundial no cuenta con una verdadera jurisdicción.

La Liga española, a través de su volátil presidente Javier Tebas, expresó su propio criterio y se puso del lado del Barcelona, precisamente lo esperado por todos. La LFP maneja un negocio y tras haber perdido a Neymar y a Cristiano Ronaldo en temporadas recientes, esto es lo ultimo que necesitan. Por supuesto que La Liga tampoco cuenta con jurisdicción efectiva, con la excepción de la prerrogativa de negarse a emitir un transfer doméstico, lo que no tendría mayor utilidad, porque si Messi decide partir, será a otro país.

Si todo termina dependiendo de los abogados, la situación se definirá en la corte de los Niños Grandes y, en un movimiento brillante que demuestra su seriedad en el asunto, el entorno de Messi contrató un bufete jurídico que en anteriores ocasiones se ha encargado de una parte sustancial de los asuntos legales del Barcelona. Sin embargo, la lógica nos sugiere que una prolongada batalla jurídica solo perjudicará a ambas partes.

Messi tiene 33 años y no se hace más joven. Cada día que deja de jugar y entrenar es un día que no podrá recuperar. Y cada día que pasa lo convierte en un futbolista cada vez menos valioso, para el Barcelona o un tentativo nuevo club.

En el caso del Barça, es incluso peor. Llevar a tu jugador estrella a los tribunales por incumplimiento contractual (lo que ha hecho, a criterio del club, por negarse a reportarse a los entrenamientos) en un esfuerzo por intentar que se quede en el Camp Nou por otra temporada, antes de verse obligado a dejarlo ir como agente libre en junio próximo, no ayuda en nada a la imagen del club. Y todo empeora al tomar en cuenta que en marzo próximo habrá elecciones. Josep María Bartomeu, presidente del FC Barcelona, ha llegado al máximo de tiempo permitido por los estatutos (y en todo caso, ha ofrecido dar un paso al costado si esto ayuda a que Messi permanezca en el Camp Nou). Sin embargo, quien termine sustituyendo a Bartomeu se arriesga a heredar un desastre aún peor del que actualmente consume al club.

Por ende, para evitar dañarse mutuamente, la decisión racional es llegar a un acuerdo sin esperar que un Juez decida por ellos, de una u otra forma. Pero aquí llegamos a lo que Messi verdaderamente aspira. Varias personas con mucho mejor conocimiento del caso que yo insisten que el argentino se mantiene firme en su decisión y desea irse del Barcelona. Si ese es el caso, se trata simplemente de una cuestión económica: definir cuánto puede exigir el Barcelona como compensación y cuánto exigiría Messi a su nuevo club.

Su contrato actual, una vez sumados derechos de imagen e ingresos adicionales, le hace acreedor de una suma muy superior a los €100 millones al año. Para aportar contexto, mencionamos que se trata de una cifra cercana a la cuarta parte de la nómina total del Manchester City (para mencionar uno de los clubes a los cuales se ha visto vinculado en la ronda de rumores).

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0:53
¿La '10' ya tiene heredero?

Un tema para nada menor: ¿quién vestirá la mítica 10 del Barcelona una vez que la deje Messi?

¿Podemos esgrimir un argumento financiero a favor de que Messi generará mucho más que eso, incluso tomando en cuenta factores "complicados" de medir, tales como el valor de marca? Probablemente sí, pero cuando se debe sumar el pago de una cláusula de rescisión junto a su salario, la cosa se complica. Y, por cierto, esa es la razón por la cual algunos escenarios contemplaron a Messi pasando a otro equipo en una transacción que podría incluir los derechos deportivos de algunos jugadores, tales como Angelino, Bernardo Silva, Riyad Mahrez y/o Eric García. Ésta sigue siendo una economía post-COVID-19 y, a pesar de un relajamiento temporal de las normas, el Fair Play Financiero se mantiene presente.

Esto sería muchísimo más fácil si Messi asume un recorte salarial o hiciera que su contrato no incluyera tantos bonos. Y creo que eso es una opción, a pesar de que enviaría un mensaje inadmisible: "La Pulga" estaba tan desesperada por partir del Camp Nou que aceptó ganar menos dinero con otro equipo.

¿El resultado? Messi, que sólo ha vestido dos camisetas en su trayectoria profesional (Barcelona y la selección de Argentina) comenzaría de nuevo con un nuevo club y país, experiencia que le sería negada en otras circunstancias. De pronto, el Barça se encontraría con un margen para respirar en lo económico y quizás, también cuente con un grupo de jóvenes jugadores. Tras unas nuevas elecciones, el Barça podría pisar el botón de "reinicio" y comenzar de cero. No olvidemos que este club existió mucho tiempo antes de la llegada de Messi y seguirá existiendo mucho después de su partida.

También tenemos la otra lectura racional (algunos dirían cínica): ésta es una gigantesca jugada de poder. Messi se siente enfadado y molesto por la forma tan caótica en la que se ha manejado el club, se siente irrespetado y piensa que le han dado por sentado (sus raras declaraciones públicas lo han dejado en clara evidencia) y lo que realmente quiere es un cambio. Y no solo cualquier cambio: un cambio que él pueda controlar.

Seamos honestos: Messi puede decidir quién será el próximo presidente del Barcelona (de hecho, Messi puede decidir todos y cada uno de los detalles del club, desde la banda de la camiseta hasta los postres que se sirven en las suites de lujo de Camp Nou) al expresar su público respaldo y decir "si fulano no gana, me voy el 30 de junio de 2021". Este es el club con el cual ha permanecido desde que tenía 13 años. Éste es el club que ama, ésta es la ciudad donde ha criado una familia y se ha hecho hombre. Pare el club, puede convertirse en el próximo Johan Cruyff después de retirarse como jugador... si así lo desea.

Esa fue mi lectura inicial de la situación. Ahora, no estoy tan seguro. En parte, debido a la copiosa y reiterada información que sale del Camp Nou, en la que afirman que no se trata de una movida de poder. Y en parte porque, si desea seguir vinculado al Barça de una forma u otra, no necesita irse en medio de toda esta farsa. Simplemente, Messi puede informar a Bartomeu de sus planes y decir "o hago lo que quiero ahora, o expresaré mi apoyo a un candidato rival que me dará todo lo que quiero en marzo... y humillarte en el proceso".

Hasta aquí la racionalidad. ¿Qué hay de la emoción?

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Lionel Messi, ¿dispuesto a estar 1 año sin jugar?

Moi Llorens se refirió a la versión que empezó a sonar en Barcelona, que indica que La Pulga podría estar toda la temporada sin jugar para irse libre en Junio de 2021.

Como Messi es una persona tan reservada y discreta, sólo podemos especular al respecto. Sin embargo, podemos ver los paralelos de esta situación con lo sucedido en 2016, tras la celebración de la Copa América Centenario. Molesto y frustrado con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Messi anunció su retiro del fútbol de selecciones. Ese retiro duró un total de 47 días y eventualmente reconsideró. Obviamente, esta situación era distinta. Había un Mundial por jugar en 2018 y caso distinto al balompié de clubes, no podía fichar por otro país.

Sin embargo, tenemos la percepción de que quizás está decisión no es distinta a su pronta partida de la albiceleste, y que fue producto de la emoción, en vez del cálculo. También tenemos otra pista que nos conduce en esa dirección.

Si la fecha límite hubiera sido el 10 de junio, Messi pudo haber ejercido su opción y el Barça se habría visto impotente en sus intentos por detenerle. Pudo haber firmado una breve extensión contractual para jugar el resto de la campaña de Liga y Champions League, encontrándose así en una situación incontestable, sin engorrosos líos legales, libre de irse dónde deseara, sin que el Barça obtuviera nada a cambio. No solo eso: su nuevo club no tendría que pagar una cláusula de rescisión, lo que implicaría mayor dinero para Messi o más recursos para colocar grandes jugadores en torno a él. Después de todo, a pesar de haber visto cómo el título de Liga se les escapó entre los dedos y a pesar de la humillación sufrida a manos del Bayern, no se trata de algo que, racionalmente, pudo haber ocurrido entre el 1º de junio y la fecha de hoy y que haya cambiado sustancialmente la situación dentro del Barcelona. Ya era un desastre en aquél entonces y sigue siendo un desastre hoy.

Si esta es una decisión hecha con las vísceras y la emocionalidad, en vez de la razón, no hay forma de saber qué sucederá después. Ésta es una historia de amor y cualquier persona que se haya enamorado puede confirmar que una relación sentimental usualmente carece de racionalidad y que, en ocasiones, puede llegar a ser dolorosa, agotadora y autodestructiva. El anhelo radica en que los buenos momentos superen los malos, pero los últimos pueden ser brutales.