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El Barcelona gana de manera poco convincente al Elche el trofeo Joan Gamper

BARCELONA -- El Barcelona cerró la pretemporada más atípica que se recuerda venciendo al Elche por la mínima, 1-0, en un trofeo Joan Gamper igualmente atípico, sin público y ante un rival sorprendente y que no dejó demasiadas conclusiones ante el comienzo de la Liga, en la que se estrenará el domingo de la próxima semana frente al Villarreal.

Fue el cierre a un sábado que comenzó con la bomba de Ricard Puig, apartado de la convocatoria por Ronald Koeman, y siguió con las declaraciones de Bartomeu, reafirmando su intención de continuar en la presidencia a pesar de la contestación recibida en una moción de censura que sigue centrando toda la atención del barcelonismo.

Entre una cosa y otra al partido en sí mismo apenas si se le prestó atención a priori, por más que el entrenador azulgrana advirtiera en la previa que se lo tomaba como una prueba mucho más seria que las anteriores ante Nàstic y Girona, insinuando que el once inicial pudiera considerarse similar al que vaya a utilizar en el comienzo de temporada.

¿Resultado? Decepción, duda y cierto desencanto. Ganó el Barça, sí, pero lo hizo al ritmo conocido, y criticado, de la pasada temporada. Marcó muy pronto Antoine Griezmann, después de un magnífico pase profundo de Lionel Messi a Jordi Alba que asistió con comodidad para el remate del francés, y a partir de ahí, tras quince minutos iniciales en que se mostró vertical y rápido, fue rebajando el ritmo y enseñando muchas de las facetas del pasado.

Koeman presentó de entrada a Neto en la puerta (Ter Stegen estará fuera hasta noviembre), Sergi Roberto, Gerard Pique, Clement Lenglet y Alba en defensa, Sergio Busquets y Frenkie de Jong en el doble pivote, Philippe Coutinho, Messi y Griezmann por delante y Ansu Fati como teórico punta.

La movilidad del canterano, la personalidad de Coutinho, los detalles de Messi y una mayor presión en la salida de balón del rival fue acaso lo más destacado de esa primera mitad que se durmió sin apenas noticias de buen juego, con un Elche agazapado, bien cerrado en defensa y que evitó, a menudo con solvencia, los intentos anodinos de un Barça con cada vez menos ideas y frescura.

CAMBIOS
No varió apenas nada durante el primer cuarto de hora del segundo tiempo, tan aburrido como el primero, hasta pasada la hora de jugo Koeman metió mano al equipo, dando entrada a Ousmane Dembele, Trincao y Miralem Pjanic en lugar de Ansu, Griezmann y Busquets y retocando el dibujo, avanzando a Messi e insistiendo con Dembélé y Trincao por las bandas.

Sin echar las campanas al vuelo, los desmarques se notaron más, dio la sensación de existir mayor velocidad de combinación y mejora en el juego. Mínimo sí, pero cierto. Apareció ahí la agilidad de Badía en la portería del Elche para frenar a Messi, a Dembélé o Trincao, evitando un segundo gol y conduciendo el partido a una recta final tan incierta como desdibujada y que no evitó ni la entrada de Pedri, por Coutinho, a once minutos de la conclusión.

Pudo, quizá, verse un buen encaje entre De Jong y Pjanic, muy activo en su estreno, en la media hora escasa que compartieron espacio en el medio centro... Pero quedó una sensación de que los cambios prometidos con la llegada de Koeman están muy lejos de ser una realidad.

El Barça sigue siendo Messi y sus acompañantes. Leo no abandona su papel trascendental para convertirse en la pieza principal de un juego colectivo mejorado. Y un mes después de Lisboa queda la sospecha que todo sigue, casi, igual que antes.