BARCELONA -- El Barcelona, imposible de creer, tenía en la bolsa una clara y contundente victoria ante Celta de Vigo tras una primera mitad rutilante, pero dio paso a un doloroso empate en una segunda parte desastrosa y en caída libre en cuanto a la hora de partido Nico González, lesionado como antes Eric García y Ansu Fati, tuvo que dejar el campo. A partir de ahí se acabó el Barça. Y lo pagó en el tiempo añadido del descuento, cuando un remate estelar de Iago Aspas volvió a dejar señalado a Marc-Andre ter Stegen.
Sufrió en demasía en cuanto Nico González, estelar en los primeros 45 minutos, cayó lesionado para sumarse a los percances de Ansu y García, y su control en el centro del campo desapareció.
El corto mando de Sergi en el banquillo ha devuelto al Barça el gusto por la pelota y el protagonismo a los centrocampistas, ha confirmado el crecimiento de un Gavi espectacular y la aparición de Nico, derribando todas las puertas para hacerse con un lugar en el campo... Y ha confirmado, también, que las lesiones recurrentes, once acumula ahora mismo, le pasan factura de manera terrible.
Porque fue terrible ver cómo se desmoronaba en cuanto se le acabó la gasolina a Gavi para que se marchara tras Nico y pasara de la fiesta al sufrimiento de mala manera, incapaz Sergio Busquets de encontrar la colaboración de un apagado, otra vez, Frenkie de Jong y sin que Riqui Puig, recurso de urgencia por delante de Philippe Coutinho, mostrara todo lo que se le adivina, se le exige, se le supone... Y no aparece.
Fue un partido de dos caras en la que el hundimiento final sustituyó a la alegría inicial. Desde el 7 de diciembre de 2019 no marcaba el Barça dos goles en los primeros 18 minutos de partido y en Vigo lo hicieron Ansu Fati, soberbio en la ejecución de un remate cruzado, y Sergio Busquets con un remate lejano para anotar su primer gol desde el 9 de febrero de 2020. Al cabo de 81 partidos vio puerta el veterano mediocampista y ese 0-2 condujo al equipo azulgrana a un desenlace de la primera mitad inmensamente feliz.
Y se diría que casi olvidado. Más aún cuando Memphis Depay anotó el 0-3 después de una jugada colectiva excepcional, con anotación especial para Nico, que dio a pensar que Sergi le dejaba a Xavi un equipo no solo rearmado, sino, más aún, resucitado en todos los órdenes...
DOS CARAS
Pero la alegría no fue mucho más allá. Se lesionó Èric García primero y se rompió después Ansu Fati en la recta final de ese primer tiempo. A partir de ahí, tras el descanso, el escenario cambió totalmente. Siguió omnipresente Nico, acompañando a Busquets, pero la imagen colectiva ya no era la misma.
Dio un paso atrás el Barça, empujado por el ánimo del Celta y desapareció esa imagen solvente para aparecer la de los peores días. Y en cuanto Nico se marchó lesionado el padecimiento se convirtió en tragedia.
Miraban los jugadores con desespero al marcador electrónico, suplicando que llegara el final de esa pesadilla que se avecinaba, achicando como podían, sin hacerse notar en el juego de combinación mostrado antes del descanso y despejando los balones de cualquier manera.
Si Ter Stegen quedó señalado con el 1-3, la pasividad defensiva explicó el 2-3. Y, con el tiempo cumplido, sin tiempo para más, la genialidad de Aspas mezclada con la nula respuesta, otra vez, del portero alemán resolvió un partido de dos caras. Un fastidio, una decepción, una caída impensable que obligará al Barça a mirarse al espejo.