BARCELONA -- Lionel Messi se despidió del Barcelona el pasado 8 de agosto llorando, y al cabo de 100 días su recuerdo en el Camp Nou se mantiene, apartado del escenario por la renovada esperanza que personaliza la llegada al banquillo de Xavi Hernández y el sorprendente fichaje de Dani Alves... Pero su sombra sigue siendo alargada alrededor del Camp Nou.
Tal es así que en estos más de tres meses desde su marcha hay quienes mantienen una esperanza, tan utópica como inconsistente, de un retorno sonado de Leo al club azulgrana.
Repitiéndose que su adaptacion al Paris Saint-Germain no ha sido lo idílica que se esperaba y atendiendo al ejemplo de Alves, quien volvió tras cinco años de búsqueda infructuosa de un sucesor, pensar que Messi pudiera seguir el ejemplo de su ex compañero no ha desaparecido del imaginario barcelonista, por más que esa sea una posibilidad más cercana a la fantasía que a la realidad.
Todo ello ocurre durante la confirmación tan anunciada en los últimos tiempos y que es una realidad palpable: Sin Messi el equipo azulgrana ha perdido capacidad anotadora de una manera alarmante (15 goles menos que el curso pasado) y su añoranza es evidente.
Tras disputarse los primeros 16 partidos oficiales el Barça, que apenas ha ganado cinco de ellos y perdido otros cinco para quedar descolgado en LaLiga a once puntos del liderato y jugarse buena parte de sus opciones en la Champions en el partido frente al Benfica, ha marcado 21 goles, una comparación dramática respecto a la pasada temporada a estas alturas, cuando había anotado 36 dianas, perdido solo dos partidos y aunque no estaba en mejores condiciones en el campeonato local ya había cerrado su pase a los octavos de final de la máxima competición continental.
Aquel era el Barça, todavía, de Messi, que sumaba siete goles y había repartido cinco asistencias sin sospechar que meses después diría adiós al club, obligado, afirmó Joan Laporta, por las circunstancias y forzado a buscarse un nuevo destino, el PSG que le abrió las puertas... Y donde sus primeros meses no han sido precisamente un bálsamo. Mucho menos el éxito que se sospechaba.
Lesionado a su llegada a París, Leo debutó hasta el 29 de agosto, jugando la parte final del partido en Reims. Hasta hoy sus números y trascendencia no tienen nada que ver con el crack del Barça. Ha tomado parte en 7 de los primeros 17 partidos oficiales del PSG, sumando 596 minutos de 1,530 posibles y anotando tres goles (dos de ellos, eso sí, vitales ante el Leipzig en Champions).
El Barça echa de menos a Messi se diría tanto como Messi echa de menos al Barça, donde su figura era tan indiscutible e intocable como ha dejado de serlo en Francia, donde desde el propio PSG se lamentan sus ausencias, se insinúa su poco compromiso y se ha llegado a aventurar que no llegue a cumplir su contrato.
Todo ello sigue en el plano horas antes de que Argentina reciba a Brasil, se entiende que con Leo en el césped, camino del Mundial de Catar y cuando se cumplen, precisamente, 18 años desde aquel lejano 16 de noviembre de 2003, cuando un entonces desconocido Messi debutó con el primer equipo del Barça en un amistoso frente al Porto de Mourinho.
Aún habría que esperar once meses hasta su estreno en partido oficial y a partir de ahí su figura fue creciendo, primero bajo la compañía de Ronaldinho, y después con el papel de líder incombustible para convertirse en el mejor futbolista que jamás vistió la camiseta azulgrana.