DUSSELDORF (Enviado especial) -- Él lo sabe mejor que nadie. Posiblemente tenga que convivir con un karma por el resto de su vida. Y nada de lo bueno que haga, hará desaparecer aquel dolor. Sin embargo, Randal Kolo Muani tiene un motivo para estar contento consigo mismo luego de la victoria por 1-0 ante Bélgica que clasificó a Francia a los 4tos. de final de la Euro 2024.
Aunque no quiso hablar con el grueso de los periodistas (ya lo había hecho en campo de juego), se lo vio feliz cuando pasó por la zona mixta, detrás de Eduardo Camavinga. No es para menos: el delantero entró a los 62 minutos por Marcus Thuram y fue clave para torcer el rumbo a los 85. Es cierto, la planilla oficial dice que el gol lo anotó Jan Vertonghen en contra. Pero todo llegó gracias al remate del futbolista de 25 años.
"Mi objetivo no era patear al arco, sino mandar el centro. Afortunadamente se desvió", declaró al término del partido. Su técnico Didier Deschamps se alegró por su jugador: "Estoy feliz por Kolo Muani. Confío en él, lo sabe y si lo pongo es porque creo que tiene cualidades para hacer daño. Está lleno de confianza. Nunca le va a temblar el pie si tiene que rematar”.
En la final del Mundial de Qatar, el 18 de diciembre de 2022, Francia cayó en la definición por penales con Argentina y Kolo Muani quedó marcado por la chance que desperdició sobre la hora frente a Emiliano Martínez. “Siempre seré el tipo que falló el mano a mano. Es para toda la vida. Incluso cuando mi carrera termine, siempre se hablará de ello”, confesó 14 meses después de aquella jugada en una entrevista con Onze Mundial.
Un premio a la búsqueda
El dos veces campeón de la Eurocopa (1984 y 2000) se encontró con el gol sobre la hora, cuando ya todos se preparaban para la prórroga. Francia había insinuado más, pero le costó entrarle a una férrea defensa de Bélgica.
Jules Koundé, elegido el MVP, cerró su lateral derecho y fue profundo cuando se mandó al ataque. Un centro suyo terminó en un cabezazo apenas ancho de Thuram. Kylian Mbappé, con nueva máscara, recién armó una buena jugada personal en el cierre del primer tiempo. ¿Bélgica? Un peligroso tiro libre de Kevin De Bruyne que despejó Mike Maignan con la pierna derecha y nada más.
Tanto le costaba prosperar a Francia que los remates desde afuera de Aurélien Tchouaméni parecían el único recurso. A los 60, los dirigidos por Domenico Tedesco metieron una contra bárbara, luego de un mal pase en mitad de cancha de William Saliba que Theo Hernández corrigió con una barrida fenomenal ante Yannick Carrasco. El quite se festejó como un gol. En los siguientes minutos también se agigantó la figura de Maignan.
La chance de recuperar la confianza
Hasta que llegó el grito que rompió el silencio: Kolo Muani recibió de N’Golo Kanté dentro del área, giró y sacó el derechazo que se metió con la involuntaria colaboración de Vertonghen. Bélgica volvió a sufrir sobre la hora contra el mismo rival, como le ocurrió en el duelo anterior por la UEFA Nations League, el 7 de octubre de 2021, cuando le remontaron un 2-0 con los tantos de Benzema, Mbappé y Theo Hernández.
No fueron fáciles los últimos tiempos para Randal Kolo Muani. Tampoco le había ido bien en los Juegos Olímpicos de Tokio, en el que el equipo se despidió en primera ronda tras ser goleado por México y Japón. Hizo mucha presión para pasar de Eintracht Frankfurt a PSG, pero le costó la adaptación en el elenco parisino. Al atacante, que firmó hasta junio de 2028 por unos 90 millones de euros, las críticas lo afectaron.
Al igual que Deschamps, Luis Enrique también lo bancó en varias oportunidades: “Es un jugador top, un gran fichaje. No está teniendo el 100 por ciento de confianza porque no tiene la suerte adecuada. Pero tiene una capacidad de trabajo increíble”.
En su estadía en la Euro de Alemania, disputó apenas 51 minutos en tres partidos (no ingresó frente a Países Bajos). Mbappé, Griezmann, Thuram y Démbele son una competencia durísima en el puesto. Tiene que aprovechar cada minuto para ganarse un lugar.
Así lo hizo frente a Bélgica. Aunque nada se compara ni podrá reparar aquel dolor que arrastra desde Lusail, hoy tiene motivos para sonreír. Y no es poca cosa.