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Arda Turan, de héroe a villano en solo dos partidos de la Eurocopa

NIZA - Turquía recibió con una mezcla de pesar e indignación la goleada sufrida en Niza frente a España, pero señaló sin disimulo hacia su estrella. Arda Turan, héroe nacional hace apenas medio año, cuando lideró la clasificación del equipo otomano hacia la fase final de la Eurocopa, ha caído en desgracia y tanto la opinión pública como los medios le citan como el principal culpable de la debacle de una Turquía que se agarra a un milagro para meterse en los Octavos de Final.

‘Gracias España por no meternos seis o siete goles” se expresó en una tertulia al acabar el partido antes de focalizarlo todo en el azulgrana.

“¿Cuándo encuentra Arda tiempo para jugar al fútbol si está tan ocupado en hacer anuncios?”, le había retado en la víspera el ex jugador Umit Karan, centrando como todo el mundo las esperanzas de la selección en él.

Pero la respuesta que dio en la previa del choque en la sala de prensa no se trasladaron al terreno de juego y la reacción de los hinchas turcos fue furibunda.

La segunda mitad del partido de Niza fue una auténtica tortura para Arda Turan, abucheado sin piedad por la afición turca cada vez que tocaba el balón y después ovacionado por la española, no se sabe si con sorna o sinceridad… pero convirtiendo su actuación en un drama.

“¿Dónde está el orgullo de Arda?” se preguntaron los medios turcos después del encuentro. Y nadie sabe qué responder.

Leyenda en rojiblanco, héroe tanto en Estambul como en el Atlético de Madrid, su pase al Barcelona en julio de 2015 fue el comienzo del fin. Apartado de los terrenos de juego hasta enero por la sanción que pesaba sobre el club, su impacto en el equipo de Luis Enrique fue mínimo, hasta el punto que en abril comenzó a especularse con una posible marcha del Barça al acabar el curso.

En la recta final del curso los números dejaron patente la nula trascendencia de Arda en el Barcelona pero le quedaba la reválida, la revancha, al mando de la selección en la Eurocopa.

Sin embargo, su presentación en el torneo frente a Croacia dejó, más que un regusto amargo, la sensación de que su caída era inevitable. Al cabo de una semana, la figura del héroe ha mutado en el peor de los villanos.