La relación de amor incondicional entre Diego Armando Maradona y Napoli es mundialmente conocida y documentada hasta el último detalle, pero tuvo un inicio que quizás no es tan conocido. ¿Por qué uno de los jugadores más célebres del momento pasó a uno de los clubes más pequeños de la poderosa Serie A? Así fue la negociación del pase que cambió al fútbol mundial.
El Napoli de 1984 difiere muchísimo de lo que es hoy y de lo que fue con Maradona. El club venía de pelear por la permanencia en la temporada anterior y con problemas económicos e institucionales.
El histórico presidente napolitano, Corrado Ferlaino, organizó un amistoso internacional con Barcelona, para recaudar fondos, sin saber que estaba iniciando un proceso que cambiaría la dinámica del fútbol italiano durante casi una década.
Ferlaino, quien ya llevaba más de 15 años al frente del club, recurrió al conjunto culé para lograr que al menos por un día, su gente disfrute de la magia de aquel irreverente Maradona de 23 años, que deslumbraba con su fútbol y a veces enfurecía por sus actos. Quizás, ya imaginaba que aquella personalidad podía identificar al pueblo napolitano. Pero la institución catalana le negó la presencia de su estrella por una supuesta enfermedad, lo que encendió una chispa de deseo en el inefable Corrado.
Una llamada al por entonces representante de Maradona, Jorge Cyterszpiler, le hizo saber que esto era mentira y aquel amistoso ya no sólo no era ni atractivo ni rentable como pensaba, sino que desveló una interna entre el futbolista y la dirigencia de Barcelona, comandada por José Luis Núñez.
Por lo tanto, el dirigente italiano redobló la apuesta y fue a contratar al ‘genio del fútbol’, como el mismo lo definió en distintas entrevistas. Ferlaino sabía que la posición de Diego en Barcelona era precaria por cosas sucedidas dentro y fuera del campo.
Lesiones, enfermedades y suspensiones ocurridas en esos dos años, sumado a sus constantes salidas nocturnas con el grupo que lo acompañaba en España, mermaron su imagen con los hinchas culés, la prensa catalana y su entrenador de ese momento, César Luis Menotti.
Todo esto fue aprovechado por Napoli, que de la mano del propio presidente activó las negociaciones a contrarreloj para cerrar la incorporación del ‘Pelusa’. Ferlaino llegó al punto de presentar un sobre vacío en la sede de la Liga Calcio con el supuesto contrato de Maradona, aún antes de tener nada cerrado ni con el jugador ni el club español.
Tras varias idas y vueltas, se concretó la negociación en una cifra inédita para el fútbol de aquel entonces, unos 7,5 millones de dólares a abonar en tres cuotas. Más allá de semejante cifra, sin la predisposición de Maradona nada podría haberse llevado a cabo.
Una divertida historia surgió tras la firma de la transferencia, recordada por el propio Ferlaino. "Estaba tomando un whisky con hielo y el cantinero me preguntó si era napolitano. Le dije que sí. Y me dijo 'Hoy le hicimos una buena jugarreta al Napoli, le vendimos a Maradona por un montón de dinero. Maradona está gordo, jugará un año y no jugará más'".
"El whisky casi me hace un agujero en el estómago. Pensé que estaba arruinado si lo que este cantinero decía era cierto", relató. La historia probó con creces que el cantinero estaría muy equivocado.
Aquel 29 de junio de 1984, ambas partes se cambiaron la vida para siempre y la del fútbol italiano, equilibrando al menos por un tiempo la balanza de poder en el torneo italiano, el más poderoso del mundo, achicando las diferencias entre el Todopoderoso Norte y el rebelde Sur, de la mano del Diego y poniendo en el mapa futbolístico a la ferviente Nápoles, que adoptó a Maradona como una deidad desde el primer día que pisó el Estadio San Paolo, hoy llamado Diego Armando Maradona en memoria del futbolista que lo cambió todo.