El choque entre La Máquina y las Águilas es una final adelantada, soñada nuevamente, y el ganador será el máximo candidato al título.
LOS ÁNGELES -- Se arruinó la Final. Ya no hay misterio. Aunque cabe --claro, es futbol--, la alegoría de una sorpresa. De una llave (Cruz Azul y América) saldrá el campeón. De la otra, saldrá la comparsa, el patiño (Rayados y San Luis).
El banquete antes de la fiesta. La Luna de Miel antes del bodorrio. Así el panorama de las Semifinales del Apertura 2024.
De los que se quedan en el camino de Cuartos de Final, sólo dos merecen un funeral: Pumas y Xolos, porque dignificaron su eliminación. Los otros dos, a la fosa común, porque se murieron de nada, o sí, se murieron del colapso neuronal de sus entrenadores y del colapso hormonal de sus timoratos futbolistas. Ni Diablos, ni Tigres, apenas infelices diantres e infelices micifuces.
La Fiesta llega en la Semifinal capitalina. El Bicampeón que se levanta de las cenizas de la mediocridad de 17 fechas, y el paladín incuestionable de la fase regular. Y claro, lo más delicioso, hay tanto rencor y tirria de un lado, del lado celeste, y por el otro, se rescató la exuberancia perdida, la de la soberbia y la petulancia, esa del descarapelado #ÓdiameMás.
La otra Semifinal, llega confrontando la saludable inocencia de un modesto San Luis con la delincuencial impunidad de un Monterrey que conminó con extrañas maneras a la Comisión de Apelaciones para que exonerara a Lucas Ocampos, y se ganó los favores –siempre al mejor postor--, del Gato Ortiz, quien decidió a través de su estrabismo y cataratas –más morales que visuales--, no marcar dos claros penales.
Sí, los potosinos ridiculizaron a los Tigres, y los Rayados se ridiculizaron a sí mismos… y también al concepto de lealtad de la FMF y la Liga Mx. Sí, “siente tu Liga”, en la que todo está al mejor postor. “Per sécula seculorum”.
Quede como pregunta: el bandazo de la directiva de Rayados, de ir en contra del Fondo de Inversión de la FMF, a convertirse en súbito e inesperado socio comprometido, ¿tendrá que ver con la reducción de partidos a Ocampos? Una duda que quedará resarcida hasta el Día del Juicio Final, por la tardecita, claro.
Y mientras, sólo queda esperar que San Luis no sea víctima de nuevas fechorías de la FMF y la Liga Mx, y de que el árbitro en turno no tenga la misma proclividad a dejarse seducir como ocurrió con el Gato Ortiz, convertido en lo más pernicioso del arbitraje mexicano (favores a América y Rayados), desde la época torva en que Javier Arriaga dirigía a los silbantes.
En la verdadera Final, que no va a dejar ningún título, aunque sí el pase libre al campeonato, hay verdaderos escenarios para recrearse, con la esperanza de que no ocurra ninguna situación extraña que mancille la partida de ajedrez y al partido de futbol que se viene por delante.
1.- Está un antecedente inmediato de la Final del Clausura 2024. La Máquina con una banca empobrecida y un Gato Negro atravesado en su camino, de apellido Ortiz, y que crucificó a la Cruz de apellido Azul.
2.- Y el otro antecedente inmediato: 4-1, le endilgó la legión de La Noria a la escuadra de Coapa, pero que en ese momento pasaba por una etapa de lesiones, baja de juego y hasta aparentes rebeldías laborales y emocionales, como el caso de Diego Valdés, para ponerle nombre y apellido.
3.- Y la supremacía a nivel de entrenadores. André Jardine, con el suntuoso pergamino del Bicampeonato y dos másters class sobre un Renato Paiva que exorcizó con la triquiñuela del miedo innecesario a sus propios Diablos Rojos.
4.- Y del otro lado, el que llegó maldecido, por los torvos personajes que lo rodean (Alonso, Bragarnik, Pérez, Pavón y Merino), pero que Martín Anselmi ha logrado purificar en la cancha. Para rabia de muchos ex entrenadores y exfutbolistas, agazapados en micrófonos, Anselmi nunca jugó al futbol, porque tenía “dos patas izquierdas”, pero ha desglosado con Cruz Azul una nítida filosofía de jugar bien y jugar bonito. Cierto, Juan Carlos Osorio lo basureó en la Ida, pero con tres rostros distintos, se recompuso en la Vuelta.
5.- Ratificado ya que en México no existen equipos grandes, sólo engendros populacheros, estarán en la cancha, el más poderoso mediáticamente --#ÓdiameMás--, y el que más simpatía y empatía despierta en el instinto maternal de la afición mexicana, como es La Máquina.
6.- Y vaya duelo de arqueros (Malagón vs. Mier), vaya duelo de todos- terrenos (Rivero y Zendejas), vaya duelo en la media cancha, y a pesar de la disparidad de multitudes, vaya duelo en las tribunas.
Y sobre el tema de seguridad, ¿esta vez habrá atención correctamente por parte de la Liga Mx? Porque si Juan Carlos La Bomba Rodríguez deja todo en manos de las manicuradas y delicadas manitas de Mikel Arriola, y de las autoridades mexicanas que siempre exigen un estímulo extra para hacer bien su chamba, por aquello de “renovación moral o simplificación administrativa”, bien pueden lavarse las manos y propiciar desaguisados.
Así pues, a desear que América y Cruz Azul diriman, de una vez, de manera leal, y despedazándose apuro futbol y a goles, quién será el campeón del futbol mexicano, porque, del otro lado, sólo asomará la cabeza de la comparsa o el patiño del baile final de coronación.