Las estadísticas, inteligencia artificial, Big Data, análisis de “rendimiento”, GPS, sirven, claro que sirven, pero no podemos olvidar que son solamente detalles
MÉXICO -- En cualquier ámbito competitivo, donde haya más de uno luchando a la vez por el mismo objetivo, la diferencia siempre estará en los detalles. Son los detalles los que te van a distinguir del resto de competidores, es un extra que tú ofreces y resulta una buena razón para ser el elegido.
Si buscas estar en la contienda es necesario estar atento a los detalles, pero no se debe olvidar que antes, por debajo del detalle, está lo básico y fundamental, aquello que representa tu origen. De absolutamente nada sirve poner atención al detalle si éste no tiene en qué sostenerse.
A medida que los “avances” tecnológicos y la ciencia han incursionado en el futbol, muchos se han confundido en distinguir lo que es realmente importante en este juego. Estadísticas, inteligencia artificial, Big Data, análisis de “rendimiento”, GPS, evaluaciones físicas, sirven, claro que sirven, pero no podemos olvidar que son solamente detalles. Anteriormente, y sosteniendo a todo lo antes enlistado, está el juego, su esencia y la sencillez que a todos nos enamora. Olvidémonos de pensar que un dato puede ser el fundamento para alinear o sentar a un jugador, que una imagen es suficiente para cambiar la propuesta de juego o que una gráfica tiene más poder de convencimiento que un abrazo.
En un pastel la cereza es el detalle, pero con o sin cereza el pastel debe de seguir siendo pastel. De igual forma, en el futbol hay cosas insustituibles y tengo la hipótesis que son los menos sensibles quienes buscan que nos olvidemos de ellas sustituyéndolas por supuesta objetividad, una aburrida, helada, desapasionante y, sobre todo muy mentirosa, objetividad.
En cuanto a la relación entrenador-jugador, aspectos fundamentales que están mucho antes que los detalles, comenzaría con investigar si el jugador quiere y hacer lo posible porque así sea. Acercarte con el futbolista, darle lo más valioso que una persona tiene, tiempo, escucharlo, realmente ser empático con su situación, esto es insustituible. Cuando como entrenador le ayudas al atleta a descubrir sus porqués, la razón por la que vale la pena intentarlo, incrementará significativamente.
En segundo lugar, confirmar si el jugador cree. Que crea, realmente que confíe en la propuesta, en ti como facilitador para lograrla y en el proyecto sugerido. Toda gran aventura parte de un deseo y de la creencia firme que puede ser alcanzado. Cuando tienes un grupo de jugadores que creen en lo que se esta haciendo, llevas más de medio partido ganado. Cuando alguien actúa convencido el líder lo percibe al instante, no hay test o herramienta que pueda sustituir a ese agradable sentimiento.
Por último, corroborar si el jugador entiende. Dar por hecho que todos han comprendido y no hay motivos de dudas es bastante peligroso. La mayoría, por no decir todos, los problemas de este mundo son causados por mala comunicación, por esta razón nunca esta de más ratificar si se entendió el mensaje o qué entendieron de lo dicho. Leía un reportaje sobre un entrenador del cual la mayoría de sus jugadores reportaban que con él todo era muy sencillo, “hacia fácil el deporte”. Al preguntar a estos jugadores cuál creían era la razón esa idea, ellos afirmaban que tenían perfectamente lo que el entrenador esperaba/necesitaba de cada uno de los integrantes. Cuando los jugadores tienen claro qué se requiere de ellos, su foco de atención y su energía se dirigen al objetivo, aumentando así la probabilidad de tener éxito.
Que el jugador quiera, crea y entienda, sin importar el orden en que esto ocurra, es desde mi punto de vista lo básico fundamental en lo que un entrenador debe invertir su tiempo. Se cuentan con múltiples herramientas para lograr estos objetivos y todas ellas pueden (me arriesgo a decir “deben”) ser manipulables. Deseo que la gente involucrada en el futbol tenga la sensibilidad y el coraje para darle a cada herramienta su justo valor, y siga siendo la sensibilidad, la relación humano-humano, la base en la que se desarrolle el deporte.