En la Liga MX, el futbolista japonés tuvo una estadia de un año, aderezada con todo tipo de comodidades para facilitarla
En el segundo partido que disputará durante la presente Fecha FIFA, México se enfrentará a Japón, combinado nacional que tuvo como insignia a Keisuke Honda, un delantero que dio de que hablar y revolucionó el interior de Pachuca, con su llegada como fichaje bomba para el Apertura 2017.
El volante nipón se presentó como refuerzo estelar en una plantilla que se preparaba para disputar el Mundial de Clubes y buscaba reforzarse de buena forma tras la salida del joven estrella, Hirving Lozano, que fue vendido al PSV Eindhoven.
Con culturas opuestas, nulo manejo del español y con el inglés como único puente de comunicación, el futbolista provocó que la directiva encabezada por Jesús Martínez realizara varias contrataciones para tener feliz a la nueva figura del club, que fue el mejor pagado durante su estadía de doce meses.
El asiático tuvo como director técnico a Diego Alonso, ahora entrenador del Inter Miami, que llegó al club con su propio equipo de trabajo, entre los que se encontraba un encargado multimedia, preparador físico personal y un traductor que estaba con él 24/7.
A estos personajes se suma uno más, de gran relevancia para el día a día del futbolista: un cocinero personal que le preparaba todos sus alimentos con el objetivo de acercarlo a la comida de su natal Japón.
Su llegada a México también significó ingresos para el conjunto blanquiazul, ya que televisoras niponas se acercaron para adquirir los derechos de transmisión y tener los juegos del Pachuca en Japón, mientras que el club exportó playeras con el número 2 al país.
Algunos jugadores de la plantilla de aquel entonces, como Óscar Pérez, reconoció que nunca había conocido a alguien en México con su profesionalismo, especialmente por el trabajo que realizaba el futbolista fuera del campo, ya que estaba en todo momento con sus trabajadores y todo lo que hacía lo compartía con sus aficionados a través de un blog que escribía y, que por supuesto, cobraba para tener acceso.
El futbolista gustaba de usar dos relojes, uno en cada muñeca, uno con la hora de México y otro más con la hora de su país.
La influencia de Keisuke Honda fuera del terreno de juego igual se vivió desde las gradas, ya que algunos medios del país asiático contrataron corresponsales para cubrir los partidos de los Tuzos y fue común observar cada ocho días a reporteros japoneses en las gradas.
Además, Honda también provocó que aficionados de su país estuvieran cada fin de semana en algunos estadios del centro del país. La comunidad japonesa en México en la zona del Bajío es de casi cinco mil 500 personas, esto por las empresas de automóviles niponas, por lo que plazas como León, Querétaro, Aguascalientes y el propio Pachuca contaba con aficionados de aquel país apoyando a su representante en la Liga MX.
Shunsuke Momose, el primer jugador japonés en jugar en México en 1993 con Toluca, comentó que el balompié azteca es atractivo para sus connacionales, pero la principal barrera que existe es el idioma y en segundo lugar la cantidad de futbolista extranjeros sudamericanos que hay en la Primera División.
“Muchos clubes aquí admiran a México, porque su estatura y físico es parecido al del jugador de Japón e igual por la forma de jugar. Muchos no hablan español y cuesta mucho la comunicación y se tiene que poner un traductor como a Honda”, dijo.
En entrevista para ESPN, Momose expuso que Honda ha llegado a hablar de México, a pesar de que su andar por la Primera División nacional terminó en 2018 , tras un subcampeonato de Copa MX y un tercer mundial en el Mundial de Clubes.
“Honda habla de las excelentes instalaciones y la gente muy cariñosa. Habla muy bien de lo que es la liga de México, por ello muchos jóvenes llaman la atención, pero es difícil tener contacto, porque necesitas saber el idioma y muchos no hablan inglés en los clubes de México, pero esto ya cambió a como era hace 30 años”, finalizó.