Pumas vive una de las peores sequías de títulos de su historia, 10 años sin ser campeón, y el diagnóstico al iniciar el presente Apertura 2021 parecía contundente: desahuciado, sin identidad y sin capacidad de reacción.
Pumas tardó seis partidos para celebrar su primer triunfo en la temporada, que lucía para ser otra decepción tras la debacle del Guad1anes 2021, en el que no lograron clasificar ni a la repesca.
El 7 de septiembre se anunció el regreso de Miguel Mejía Barón al Club Universidad, en el cargo de vicepresidente deportivo, exactamente 30 años después de que ganó como entrenador uno de los títulos más simbólicos para los Pumas, el del 90-91 contra el América, el título del ‘Tucazo’.
En ese momento, la Jornada 7, Pumas estaba en el puesto 15, con solamente cinco puntos. La primera decisión visible del doctor Mejía Barón fue la salida del delantero panameño Gabriel Torres, una de las peores contrataciones en la historia del club universitario.
Mejía Barón no podía cambiar en tan poco tiempo la dañada estructura del club auriazul, que no cuenta con un respaldo económico como el de otros equipos, como Tigres, por ejemplo, donde el doctor saboreó el éxito junto a Ricardo Ferretti durante la década pasada, precisamente en el periodo de sequía de los Pumas.
Pero el diagnóstico cambió. Si bien Mejía Barón es odontólogo, tiene todas las cualidades de los mejores psicólogos. Su labor, detrás de cámaras, se desarrolla en el diván. Los susurros de sus años de experiencia sin duda modificaron los patrones de algunos jugadores a los que no les llegaba el mensaje y la motivación del técnico Andrés Lillini.
El técnico que relevó a Michel demostró en su primer torneo que no le faltaba calidad de motivador, pues llevó a Pumas a una Final, contra León, en el Guard1anes 2020, una derrota que dejó más secuelas que la simple decepción.
Pumas perdió a jugadores fundamentales (Alejandro Mayorga, Carlos González y Andrés Iniestra) tras esa Final, y en el Guard1anes 2021 Pumas no clasificó ni a la repesca, al terminar en el lugar 15, con solamente 18 puntos.
La decepción, como se recuerda arriba, se mantenía en el inicio del Apertura 2021, en el que sumó más bajas (Juan Pablo Vigón y Johan Vásquez las más sensibles). Pero los resultados comenzaron a cambiar, junto con el semblante del equipo. Tras la llegada de Mejía Barón, Pumas ligó tres empates (Chivas, Mazatlán FC y Tigres) y luego dos derrotas (Santos y América).
Pero no volvió a perder y ganó cuatro de los últimos cinco partidos. Principalmente el de la jornada 17, ante Cruz Azul, con una increíble remontada 4-3 (similar a la del año pasado, cuando eliminó a La Máquina con un 4-0) en Ciudad Universitaria.
Con eso alcanzó a meterse a la repesca, donde eliminó al Toluca. Y pese a dominar el partido de ida ante el América en el Olímpico Universitario, Pumas parecía destinado a quedar eliminado en su visita al Estadio Azteca, donde, para hacer todo más dramático, comenzó perdiendo con un penalti.
Las remontadas parecen motivar a estos Pumas, que no cambiaron su planteamiento de la ida, como sí lo hizo el América, que traicionó su condición de superlíder y favorito en la ida, al apostar al 0-0 en CU y buscar definir en casa. Y parecía que lo lograrían con el 1-0 de Aguilera.
Pero un partido superlativo de Alan Mozo, a quien no pudo detener Mauro Lainez durante todo el partido, redondeó la lección para el América, confiado en que su fortaleza no caería, mas no contaba con la astucia de Mejía Barón, quien desde el diván revivió uno de los mejores recuerdos de los Pumas: eliminar al América con garra, espíritu, pero sobre todo identidad y no traicionar sus principios.