<
>

La novela Berhalter vs. Reyna: ¿Otro caso de padres controladores en el fútbol de EE.UU.?

Los minutos de Gio Reyna en el Munidal de Qatar fueron significativamente menores a lo esperado, lo cual provocó el desplome del nexo entre la familia del jugador y el técnico de la selección estadounidense Gregg Berhalter. Brad Smith/ISI Photos/Getty Images

John Hackworth recuerda el incidente con claridad instantánea.

Corría la primavera de 2012 y laboraba como asistente del Philadelphia Union de la MLS. Sin embargo, también se tomaba cierto tiempo libre para entrenar al equipo juvenil de su hijo. Era el típico torneo juvenil de fines de semana con dos partidos el sábado, otro el domingo por la mañana y posiblemente, una final por la tarde. Por ello, decidió repartir el tiempo de juego sabatino para asegurarse de que todos los niños asumieran la titularidad en al menos un encuentro. Eso no le cayó bien a un padre.

"Entre partidos, una madre se puso furiosa conmigo porque su hijo no fue titular de ese encuentro", expresó Hackworth, que actualmente funge como director deportivo del equipo de expansión de la MLS St. Louis City SC. "Otro niño, de quien afirmaba que no era tan bueno como su hijo, fue titular de ese primer partido el sábado por la mañana".

Todo esto ocurrió a nivel sub-11. Sin embargo, Hackworth se topó con comportamientos similares en categorías de niños mucho menores.

"Quizás creían que no tenía idea de lo que estaba haciendo, y toda esa gente quería que yo entrenara porque sabían [que era entrenador profesional]. Al mismo tiempo, hiciera lo que hiciera, con las cosas con las que no estaban de acuerdo... cierta comunicación era simplemente absurda. Así que, creo que eso es lugar común en este país, y la realidad es que se trata de algo problemático".

El exseleccionador sub-17 de Estados Unidos John Ellinger recuerda como, en una ocasión, un padre le informó que su hijo "sólo jugaba de delantero", a lo que Ellinger respondió: "Eh, eso no va a funcionar. Ingresó a este programa y lo pondremos a jugar donde creamos que ayudará al equipo". Agregó: "Si es algo fácil, sí, quizás funcione. Pero en la mayoría de las ocasiones, la verdad no puedes ceder porque sólo abrirás las compuertas para que se repita".

Los padres controladores han sido un elemento omnipresente del deporte juvenil durante toda la existencia de ligas infantiles y juveniles; sin embargo, el tema ha vuelto a cobrar relevancia tras la dinámica surgida en el Mundial 2022 entre el técnico del seleccionado masculino estadounidense Gregg Berhalter y la familia del delantero Giovanni Reyna.

Claudio Reyna, exjugador internacional estadounidense y actual director deportivo del Austin FC de la MLS ha sido amigo de Berhalter durante varias décadas y fue su padrino de bodas. Sus respectivas esposas fueron compañeras de equipo en la Universidad de North Carolina entre 1991 y 1994, compartiendo parte de ese tiempo como compañeras de cuarto y ambas familias han mantenido una estrecha relación. Sin embargo, cuando los minutos del joven Reyna en Qatar fueron significativamente menores a lo esperado, fue la chispa que desató el desplome de ese nexo, a la vista del público.

Claudio Reyna admitió haber enviado múltiples comunicaciones relativas al rol de su hijo al director deportivo de la Federación de Fútbol de Estados Unidos (U.S. Soccer) Earnie Stewart y al gerente general de la selección Brian McBride. Cuando Berhalter se refirió a un jugador que estuvo a punto de enviar a casa (posteriormente identificado como Gio Reyna) en un discurso dado en una conferencia sobre liderazgo celebrada después de la Copa del Mundo, la situación se agravó. Danielle, esposa de Reyna, admitió que le había contado a Stewart sobre un incidente de violencia doméstica ocurrido en 1991 entre Berhalter y su actual esposa Rosalind. Ahora, en medio de una amistad que se desintegra, la federación estadounidense conduce una investigación al respecto.

Existe el impulso de creer que el escenario del caso Berhalter/Reyna y otros similares es característico de la cultura estadounidense, o del fútbol juvenil de ese país en general. La realidad es que existen ejemplos en otros países de una fuerte implicación de los padres en las carreras de sus hijos, entre ellos Veronique Rabiot, madre y agente del volante de la Juventus Adrien Rabiot; o Neymar Santos padre, progenitor y representante del astro brasileño Neymar. Otros deportes en Estados Unidos no están inmunes a esta tendencia.

"Creo que, si hablas con entrenadores y líderes organizacionales, ellos dirán que nuestro mayor problema son los padres. Creo que, si ves el béisbol juvenil, el baloncesto juvenil, esto ocurre en todos los deportes", afirma Jason Sacks, CEO de la Positive Coaching Alliance, organización sin fines de lucro dedicada a sembrar una cultura positiva dentro de deporte juvenil. "También está sucediendo a nivel de secundaria, dentro de los departamentos deportivos de las escuelas y todo el deporte de secundaria. Y está presente en todos los aspectos, bien sea en deportes individuales como el atletismo o similares, o los deportes de equipos. Ocurre en todas partes".

Sin embargo, la vida en Estados Unidos tiene algunos aspectos culturales que la convierten en tierra fértil para dichos comportamientos. El psicólogo social neerlandés Geert Hofstede acumuló datos por más de 40 años como una forma de discernir las diferencias culturales entre países. Una de las áreas investigadas por el profesional es cómo las naciones se diferencian en cuanto a individualismo frente al colectivismo y la orientación a largo plazo.

La investigación conducida por Hofstede halló que Estados Unidos es un país altamente individualista, sumando 91 puntos de 100, mientras que apenas acumuló 26 puntos en cuanto a orientación a largo plazo. En contraste, China sumó 20 y 87 puntos, respectivamente, mientras que Alemania acumuló 67 y 83.

"Es muy difícil lograr que los estadounidenses acepten suprimir, así sea temporalmente, sus deseos individuales en favor de las metas y esfuerzos colectivos", afirma Doug Lemov, autor del libro "Teach Like a Champion" ("Enseña como un campeón") y que labora como director jefe de conocimientos y fundador de la empresa de enseñanza del mismo nombre. "Y todas las 'instituciones' (todas las escuelas, todos los clubes, todos los equipos) viven o mueren en base a problemas de acción colectiva. ¿Puedo conseguir que los miembros individuales hagan pequeños sacrificios temporales que nos causarán a todos inmensos beneficios a largo plazo si todos los hacemos?

"Cada vez más, los clubes se dan cuenta de que no. No pueden hacer que la gente participe de esos comportamientos como solían hacerlo".

Una etiqueta impuesta al padre controlador es la del "padre helicóptero", que sobrevuela constantemente tras bastidores, aunque Sacks prefiere la metáfora del "quitanieves", en la que el padre libera al niño de los obstáculos con los que éste se pueda encontrar. Puede que esto facilite las cosas a corto plazo, pero las complicará en el futuro.

"Es el viejo dicho: 'Prepara al niño para que cruce el camino, pero no prepares el camino para que el niño lo cruce", afirma Sacks.

Otros factores entran en juego. Con frecuencia, el fútbol soccer es el primer deporte juvenil al que se exponen los padres. El modelo de "pagar para jugar" (en el que los padres estadounidenses deben desembolsar miles de dólares al año para que sus hijos jueguen en equipos competitivos) puede causar una sensación de derecho adquirido a opinar sobre los asuntos del equipo. Eso no ocurrió en el caso de Reyna, pero siempre que hay dinero o la posibilidad de ascender a las categorías profesionales, puede conducir a un comportamiento deficiente. La comunidad de padres sigue llenándose cada vez más de gente que tiene alguna experiencia en el mundo del fútbol, lo que les genera la idea de que sus opiniones deben ser escuchadas, sin importar lo irracionales que estas sean.

A criterio de Lesle Gallimore, entrenadora jefa del equipo femenino de la Universidad de Washington entre 1994 y 2019 y actual comisionada de la Girls Academy, plataforma nacional de desarrollo de jugadoras en la que participan más de 13,000 jóvenes, la pandemia no ha ayudado en este tema. Afirma que en los últimos años ha sido testigo de comportamientos "mucho más agresivos" por parte de los padres, a pesar de que la amplia mayoría no deja de mantenerse en su lugar.

"No sé si es que la gente pasó demasiado tiempo confinada y perdieron un poco de su juicio a causa del aislamiento; sin embargo, he visto [la utilización de] lenguaje amenazante, un lenguaje pobre, peleas, riñas entre padres de jugadores del mismo equipo, padres que invaden la cancha, agresión hacia los árbitros, lo que quieras", indicó la entrenadora. "A mi criterio, no se trata del volumen de los sucesos, sino que cuando ocurre una vez, es tan alarmante que llega a ser demasiado. No debería ocurrir jamás, en absoluto, y esa clase de comportamiento es la que creo que, como líderes, debemos seguir abordando y educando al respecto".

Cuando se incluye la profesionalización y especialización cada vez más prematura y presente en el deporte juvenil, bien sea en el fútbol con el programa MLS Next, o los patrocinios de fabricantes de zapatillas deportivas de equipos de baloncesto, tenemos un caldo de cultivo ideal para que los padres incurran en comportamientos poco ideales. El daño puede llegar a ser intenso para todas las partes involucradas, entrenadores y jugadores, llevando a que miembros de ambas partes abandonen la práctica deportiva.

Sin embargo, hay algunos pasos que los clubes y organizaciones pueden dar con la finalidad de bajar la temperatura colectiva. Puede ayudar tener un intermediario entre entrenador y padre, bien sea el administrador del equipo o director de entrenamiento. Pero Gallimore afirmó que ha visto cómo esto puede ayudar o perjudicar. Dado que el entrenador debe controlar el "entorno de rendimiento", como ella indica, otro nivel de gestión puede crear distintas complicaciones.

"Más vale que ese intermediario esté en la misma página que tú quieres que esté, o podría causar el efecto totalmente opuesto", indica. "Lo he visto en ambos sentidos, así que se convierte en un problema de gestión".

También es vital mantener un flujo de comunicación constante y proactivo durante todo el transcurso de la temporada. Puede servir para comunicar la cultura general del club en cuanto a desarrollo de jugadores y resultados, al igual que para definir ciertos parámetros de distribución del tiempo de juego (que probablemente es la mayor fuente de conflicto entre entrenadores y padres). También ayuda a asegurar que la primera interacción entre padres y técnico no ocurre cuando algo salió mal. Sin embargo, no es tan fácil como suena.

"Creo que muchos clubes operan desde el miedo", afirma Lemov. "No creo que te pueda ir muy bien en lo que intentas hacer cuando tu principal objetivo es evitar situaciones difíciles, operando desde el miedo y la ansiedad".

La comunicación también ayuda a establecer límites. Hackworth recuerda haber sido objeto de protestas cuando le dijo a los padres que no podían colocar sillas de jardín a un lado de la cancha para ver las prácticas, sino que debían presenciarlas detrás de una valla. Sin embargo, insistió que los padres debían permitir practicar a sus hijos sin la reacción inmediata de estos, ya que puede convertirse en una distracción. Su planteamiento terminó imponiéndose.

Eso tampoco significa que los padres deben abstenerse de emitir sus opiniones. A criterio de Gallimore, si la familia paga, los padres deben ser escuchados especialmente si el niño en cuestión, por ejemplo, tiene 10 años y no está listo para tener conversaciones en las que deba defenderse ante un adulto. No obstante, hay que establecer parámetros claros en cuanto a lo que son temas de discusión aceptable. Tampoco puede ser una vía de un solo sentido y la Girls Academy se destaca por contar con un panel consultor de jugadoras para plantear sus inquietudes.

También se deben comunicar e imponer límites en cuanto a relaciones personales. Gallimore indicó que es frecuente a nivel juvenil que padres y entrenadores socialicen entre ellos, permanezcan en los mismos hoteles y hasta beban juntos. Recordó algunas ocasiones en la que los padres esperaban que se mantuviera dicha dinámica a nivel universitario, a pesar de que se había volteado la tortilla. Los padres dejaron de pagar. Ahora, la universidad o club profesional es la que aportaba los recursos económicos, invirtiendo la dinámica de poder.

"Estos padres tienen una expectativa de que, digamos, saldrán a pasear con el cuerpo técnico y ese no es su trabajo", expresó Galliore. "Y como entrenadores universitarios, hay que explicarles: 'Oye, estoy aquí para apoyar a tu hija. Quiero que tenga una experiencia genial. Quiero que este sea un sitio donde ella se sienta valorada. Seré directo y justo en todo'. Y no hay forma perfecta de hacerlo cuando se es entrenador".

La repercusión de las relaciones personales demostró ser un problema en el caso de Reyna, no sólo porque los Berhalter y Reyna eran amigos, sino también porque Stewart y McBride fueron compañeros de selección de Claudio Reyna. Esa dinámica se extiende en gran parte del panorama del balompié estadounidense. Las raíces no solo son profundas sino también se entrelazan, especialmente en categorías masculinas, considerando la omnipresencia de los "árboles genealógicos" de entrenados por Bob Bradley y Bruce Arena. La selección de Estados Unidos solo ha sido dirigida una vez en los últimos 25 años por una persona no originaria del área de Nueva York/Nueva Jersey.

Razón de sobra para levantar mayores barreras, con la finalidad de que estos asuntos no se vuelvan personales.

"En el fútbol en particular, hay un grupo muy pequeño de personas que saben mucho unas de otras. Así lo diría yo", expresa Gallimore. "Así que no hace falta [más que] un pequeño asunto se salga de su cauce para que ocurra algo así. Y es una lástima, para serte sincera".

Hackworth agregó que la forma en la que los entrenadores tratan a sus jugadores puede hacer mucho para mitigar cualquier situación angustiante que pueda surgir en la relación entre técnico, jugador y padres. Evidentemente, hay casos en los que el entrenador debe mantenerse firme, aunque la amabilidad también es importante.

"Si existe una fórmula infalible que pudiera darle a la mayoría de los entrenadores en cualquier deporte, o actividad es que, si tratas bien a tus estudiantes, a tus atletas; si los tratas con respeto, si los tratas con empatía y amabilidad, si los tratas con cariño, eso mitigará muchos de estos problemas emocionales que ocurren en el deporte", expresó. "Así que, cuando temas como el tiempo de juego se vuelven problemáticos, tendrás un poco de capital en tu cuenta bancaria, porque los tratas bien".

"Suena fácil saliendo de mi boca. Suena como si cualquiera en el mundo pudiera hacerlo. Me parece asombroso cómo eso no ocurre a todos los niveles: profesional, universitario, amateur".

Ese consejo también va para los padres. Poco después de nuestra conversación, Gallimore reenvió un mensaje de texto de un padre que acababa de recibir el boletín de la liga por correo electrónico, agradeciendo profusamente al circuito por enviarlo.

"Me hizo sonreír", escribió.