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Cien historias rumbo a Qatar 2022: Arabia Saudita, entre la rivalidad y la admiración por el modelo de Qatar para crecer en el fútbol

En 2021 el fondo de inversión pública saudí adquirió el 80 por ciento de Newcastle United de la Premier League Getty Images

La Selección de Arabia Saudita llegará a la Copa del Mundo de Qatar 2022 como una de las más débiles de la competencia. No tiene jugadores en la élite europea y, a excepción de su impresionante campaña debut en Estados Unidos 1994, no ha tenido actuaciones destacadas en el ámbito internacional. Sin embargo, su cercanía y su rivalidad diplomática y económica con el país organizador convierte al conjunto saudí en un singular protagonista del campeonato.

La competencia entre Riad, Abu Dhabi y Doha ha sido uno de los principales motores del descomunal crecimiento financiero del fútbol europeo. Primero fue Emiratos Árabes en 2008, cuando el Abu Dhabi United Group adquirió Manchester City. Tres años después, el fondo soberano de inversión de Qatar compró Paris Saint-Germain al mismo tiempo que comenzaba a organizar el Mundial 2022. El año pasado se sumó el último invitado a este lujoso banquete: el fondo de inversión pública saudí, al adquirir el 80 por ciento de Newcastle United.

UNA RIVALIDAD MÁS ALLÁ DEL DEPORTE
La idea primaria de esta Copa es que sea una fiesta de todo Medio Oriente. Del mundo árabe entero. Con Qatar como centro neurálgico, pero con un espíritu que lo exceda y abarque toda la región. Sin embargo, esa comunión no ha sido fácil. Las hostilidades, siempre amenazantes, se recrudecieron el 5 de junio de 2017, cuando Arabia Saudita suspendió sus relaciones diplomáticas con Qatar al acusarle de dar apoyo a diversos grupos terroristas y de interferir en la política interior de otras naciones de la zona. Dada la situación geográfica del emirato organizador del Mundial (Arabia es el único estado con el comparte frontera terrestre), este conflicto tuvo gran trascendencia internacional y, por supuesto, llegó al ámbito deportivo.

Como parte de las hostilidades diplomáticas, Arabia Saudita y otros países musulmanes (Baréin, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Libia, Maldivas, Mauritania, Egipto y Yemen) habrían solicitado a la FIFA el cambio de sede, aunque desde Zúrich negaron haber recibido carta formal alguna. Hassan Al Thawadi, secretario general del comité organizador, afirmó en respuesta a las acusaciones, algunas de las cuales llegaron desde Europa, también: "Qatar no apoya al terrorismo. Qatar está a la vanguardia de la lucha contra el terrorismo y es uno de los principales socios en la coalición que lucha contra ISIS (el grupo Estado Islámico). Este bloqueo no es un riesgo en relación con la celebración de la Copa del Mundo".

En 2018, Qatar anunció la apertura de un proceso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra Arabia Saudita por piratear la señal del canal deportivo qatarí BeIN Sports y causarle pérdidas de mil millones de dólares. Durante Rusia 2018, FIFA había planteado la posibilidad de tomar acciones por el uso ilegal de la señal de emisión de los partidos mundialistas por parte de BeoutQ, un sistema de decodificadores que pirateaban la señal de BeIN Sports. Esta pugna televisiva fue una de las claves de la disputa.

EL (NEGOCIO DEL) FÚTBOL TODO LO RESUELVE
Los gobiernos de la región han visto en el fútbol un vehículo de construcción de una nueva y mejorada imagen hacia occidente. Por eso este campeonato ha sido tan importante desde que se confirmó la sede, allá por 2010. Y por eso era necesario el restablecimiento de las relaciones diplomáticas lo antes posible. Eso se logró, en una pequeña parte, gracias al juego más popular del planeta.

Arabia Saudita llevaba varios años intentando seguir los pasos de Qatar y Emiratos Árabes y adquirir un club europeo. Pero hasta 2020 no habían encontrado un candidato adecuado. Ese año, en plena pandemia del Covid 19, llegaron a un acuerdo con Mike Ashley, propietario de Newcastle United que era despreciado por los hinchas del club del norte de Inglaterra debido a su pésima gestión. Sin embargo, ante el pedido de Amnistía Internacional de investigar posibles violaciones a los derechos humanos, la venta se frenó. El problema de la televisación también era un obstáculo.

En octubre de 2021 volvieron a acercarse las posiciones y, con el bloque diplomático ya resuelto a comienzos de año, finalmente el desembarco de los capitales saudíes al fútbol inglés se concretó. Por supuesto, antes de firmarse la venta definitiva el pirateo de la señal de BeIN Sports cesó. La proximidad del Mundial y la necesidad de entrar al negocio de los clubes de fútbol aceleró los tiempos de la paz en la península arábiga.

¿Cómo puede influir la llegada de Arabia Saudita a la Premier League en el fútbol de selecciones? Es difícil presagiarlo. Qatar formó un seleccionado competitivo y se coronó campeón de Asia ocho años después de adquirir a PSG. Sin embargo, aquella inversión no fue la única que permitió el desarrollo. La creación de la Aspire Academy y de un proyecto deportivo integral potenció la formación de futbolistas de nivel. Sin dudas, la prepotencia económica es fundamental para apoyar el crecimiento y tener una imagen mejorada hacia occidente también ayuda. En ese espejo esperan mirarse en Riad.