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Marruecos, el triunfo de la fe, la humildad y la identidad

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El plantel de Marruecos festejó con la gente en Qatar (2:20)

Los africanos compartieron un momento con la hinchada luego de la histórica clasificación a los cuartos de final del Mundial, tras eliminar a España. (Fuente: TW/@EnMaroc) (2:20)

BARCELONA -- Marruecos no tenía mejor equipo que España. Ni tampoco mejor que Bélgica o Croacia, pero tal como derrumbó a los belgas, tuteó a los croatas y resistió con los españoles demostró que la fe mueve montañas. Al menos de vez en cuando. Y eso ha ocurrido en Qatar, donde ya se ha convertido en el equipo revelación con base en un colectivo unido, recibiendo solo un gol en cuatro partidos y una entrega global a prueba de todo.

Marruecos es el éxito de la humildad. El éxito de un grupo de jugadores desperdigados por toda Europa, con más de la mitad de su convocatoria formada por futbolistas no nacidos en el propio país pero que eligieron su camiseta mayormente por razones sentimentales, un guiño a sus raices tras el cual aparcaron su procedencia para formar parte de una aventura, un reto, un objetivo, único en su vida deportiva.

Achraf Hakimi, millonario defensa del Paris Saint-Germain después de pasar por el Inter de Milán y el Real Madrid, nació en Getafe y no tuvo precisamente una infancia desahogada.

Fue él quien sentenció a España con el último penalti después de que Yassine Bounou, nacido en Canadá y que tras crecer en su país encontró su primera oportunidad en el Atlético de Madrid, se vistiera de héroe ante Carlos Soler o Sergio Busquets.

O la estrella Hakim Ziyech, nacido, también en el seno de una familia muy humilde originaria de Marruecos, a 75 kilómetros de Amsterdam y que antes de fichar por el Chelsea desarrolló toda su carrera en Países Bajos. Van Basten llegó a llamarle "estúpido" por elegir Marruecos por encima de Países Bajos...

Hubo quien no entendió que Achraf o Ziyech, como Noussair Mazraoui, Sofiane Boufal o Bilal El Khannous eligieran el país de sus padres... Y quizá no lo comprendieron porque ellos, como el resto de la plantilla marroquí, pueden hoy ser millonarios pero como tantas estrellas mundiales están unidos por la misma idea romántica del futbol.

El sentimiento con el que Marruecos encaró el Mundial, sus ganas, su talento, descaro y convencimiento en la entrega se notó desde el primer día, cuando le plantó cara a Croacia, subcampeón mundial y que fue el primer equipo en descubrir qué significaban los Leones del Atlas.

Podía ser la campanada como la que protagonizó Arabia Saudita ganando a Argentina, Irán ganando a Gales o Japón a Alemania... Pero en cuanto arrodillaron a Bélgica se demostró que la fe estaba acompañada de un carácter a tener en cuenta.

Un carácter, una fe, a prueba de todo labrado en las calles, donde muchos niños de ese origen humilde tienen en la pelota su casi único entretenimiento y lo convierten a menudo en una escuela de vida y en una salida de la pobreza que no pocos futbolistas de esta selección vivió en primera persona en sus primeros años de vida.

¿Portugal? Favorita indiscutible en cuartos de final. Después de atropellar de mala manera a Suiza habiendo apartado del plano a Cristiano Ronaldo en una decisión que se demostró ideal, la selección lusa parte con todos los pronósticos a favor en el duelo frente a Marruecos...

Pero Marruecos, una vez alcanzado el récord de su historia en un Mundial, se ha ganado el derecho a soñar.