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Muchas preguntas y una certeza luego de la eliminación de la Selección uruguaya en el Mundial de Qatar

La decepción reinó en el plantel uruguayo tras la eliminación mundialista. Getty Images

Pasaron unos cuantos días pero la sensación de frustración no se va. La eliminación de la Selección uruguaya del Mundial debe, necesariamente, dejar enseñanzas de futuro. Aún no tengo respuestas para muchas preguntas que siguen dando vueltas mientras miro en Montevideo la etapa final de Qatar 2022.

¿Cuál fue el motivo para que Diego Alonso haya cambiado tanto entre la Eliminatoria y el Mundial? ¿Por qué clasificó a la Copa del Mundo de una manera y renunció a sus convicciones en el momento más hermoso para reafirmarlas? ¿Era necesario desperdiciar 150 minutos y estar al borde del abismo para animarse? ¿Cómo no reparó que tras la derrota de Corea del Sur ante Ghana el partido frente a Portugal era una oportunidad perfecta para salir a jugarlo con un esquema ofensivo, pues el resultado no cambiaba en nada la necesidad de ganar en la última fecha? ¿Qué fue lo que le impidió ver que Giorgian De Arrascaeta debía ser titular, algo que todo el Uruguay y el mundo reclamaba? ¿Cuál es la razón por la que no puso ni un minuto de 270 a Federico Valverde en el lugar en el que brilla en Real Madrid? ¿Su obsesión de no filtrar la alineación a la prensa no le habrá quitado tiempo y lucidez para planificar los primeros dos partidos, donde Corea del Sur y Portugal lo sorprendieron con sus planteos? ¿Qué lo motivó a retrasar al equipo en el segundo tiempo contra Ghana? ¿Por qué sacó a Luis Suárez si estaba jugando su mejor partido en un Mundial desde el 2014 contra Inglaterra y dominando en todos los rubros a los defensores africanos? ¿Qué necesidad había de sustituir a De Arrascaeta si había anotado los dos goles y venía de no entrar un segundo en el debut y de jugar apenas media hora contra Portugal? ¿Para qué quitar del campo a los dos mejores si un gol en el otro partido del grupo lo obligaba a convertir y sin ellos la Selección vería limitado su poderío ofensivo?

Solo el técnico y su staff tienen las respuestas. Ojalá los dirigentes de la AUF las pidan. Sobre todo si piensan en que Alonso mantenga su cargo de entrenador celeste.

Con ESPN seguí a la selección desde el día 1, en Abu Dhabi. Cada vez que permitieron que la prensa accediera a un entrenamiento el ambiente era inmejorable. Cada charla con una fuente de la delegación lo confirmaba. ¿Eso asegura que puertas adentro no haya habido inconvenientes? Por supuesto que no. Pero nunca la sensación fue de mal clima o de conflictos internos entre el plantel y el cuerpo técnico. Tras la eliminación surgieron muchos rumores. El más resonante partió de algún dirigente y fue el de la mala relación con el profe Oscar Ortega y su entrenamiento “arcaico”, según se dijo.

Hablé con dos futbolistas de la selección en estas horas. Niegan por completo problemas de relacionamiento con Ortega y disconformidad con sus métodos de entrenamiento. Esta conclusión parece más lógica al hacer un análisis en perspectiva.

¿En qué momento Ortega pasó de ser determinante para que Diego Alonso fuera DT de Uruguay y que su participación en el Mundial haya involucrado hasta al presidente de la República a un preparador físico con métodos de entrenamiento “arcaicos”? ¿En serio alguien que hace más de una década trabaja en la elite del fútbol mundial y con el grado de exigencia que implica estar al lado de un entrenador de las características de Diego Simeone se quedó en el tiempo? ¿Tiene elementos un dirigente para tildar de esa forma la preparación de un profesional con semejante trayectoria? ¿No suena bastante básico cargar de responsabilidad a alguien que al terminar el Mundial se sabía que dejaría la selección definitivamente y retornaría a trabajar en Europa?

En los próximos días Ignacio Alonso y sus compañeros de Ejecutivo deben elegir el entrenador de la Selección. El presidente de la AUF y Eduardo Ache quieren la continuidad de Diego Alonso. El resto de los directivos no lo ven como la mejor idea. Para tomar la decisión es imprescindible que se analice al detalle todo este tiempo transcurrido. El Ejecutivo tiene mucha más información que el resto para decidir pero debe hacerlo sin atarse a nada de lo sucedido hasta ahora. Y si su mejor opción es Diego Alonso, que explique los motivos, sobre todo ante una opinión pública a la que le costará comprenderlo.

¿Había necesidad de que Ignacio Alonso dijera ni bien Uruguay quedó eliminado que quería la continuidad de Diego Alonso? ¿Había analizado el tema en profundidad para ser tan categórico? ¿No se pegó al fracaso cuando nadie lo visualizaba como gran responsable? Con el fuerte cuestionamiento de la gente hacia el DT, ¿es una buena estrategia para el presidente de la AUF renovarle? ¿Cuál sería el problema de elegir un DT extranjero para la Celeste? ¿No es un falso chauvinismo decir que la Selección uruguaya es para un uruguayo? O peor aún, ¿los que hacemos gárgaras con la modestia y la humildad no podemos tolerar que venga alguien capaz de potenciar a la Selección? ¿De verdad Brasil, sí, Brasil, analiza un entrenador del exterior y Uruguay no puede considerarlo? Entre tantas preguntas solo tengo una certeza. La Selección uruguaya es para el mejor entrenador al que se pueda acceder. Haya nacido donde haya nacido.