Cuatro partidos fueron suficientes para que Marcelo Bielsa pasara a formar parte de la picota pública de los uruguayos por sus decisiones al frente de la Celeste. Su última decisión, convocar a un solo jugador con oficio de 9 para jugar ante Colombia y Brasil, es una prueba más.
¿Pero qué hizo Bielsa para estar en la picota pública? Entre sus medidas más significativas no pasa desapercibido el recambio generacional. A pesar de que admitió en su última conferencia de prensa que no resultará sencillo, el Loco decidió a tomar el riesgo.
“Yo sé que mi proceso en Uruguay no va a ser sencillo porque Uruguay se desprende de seis u ocho jugadores de una dimensión enorme y tiene que encontrar cinco, seis, u ocho jugadores que sirvan para que aquellos que de algún modo dejen de estar puedan ser sustituidos con alguna dosis de acierto. Todo ese proceso hay que hacerlo sin entrenar”, expresó.
Su mensaje es claro. Está apuntando a un recambio. Y por ahí se explica una de sus determinaciones más polémicas como la de no convocar a Luis Suárez, Sebastián Coates y Edinson Cavani.
De los tres, el caso que levanta más polvareda es el de Suárez. Es que el 9 está en un gran momento en Gremio de Porto Alegre. Pero Bielsa va contra la corriente. No por capricho, sino porque debe entender que hay otros jugadores que se adaptan a su idea. Está claro que toma riesgos y los asume. Suárez no es un jugador más. Es el último gran ídolo. Y la decisión de no citarlo es pesada. No en vano se elevan voces a favor y en contra, música que no resulta nueva para sus oídos. A lo largo de su carrera siempre estuvo en el centro de alguna polémica. Tal vez en Uruguay, por el hecho de ser extranjero y llegar en un momento de grieta política -que incluye a periodistas- queda expuesto a la mira de quienes reprueban desde su salario hasta que no te mira a los ojos en las conferencias.
Las “locuras” de Bielsa se empezaron a ver desde la conformación de la primera lista de jugadores convocados para los amistosos contra Nicaragua y Cuba.
Allí aparecieron nombres que pocos tenían en el radar. Acaso lo más significativo haya sido lo que sucedió con Rodrigo Zalazar. El chico, que juega en Sporting Braga, deslumbró en el primer amistoso marcando dos goles. Bielsa no lo citó más. Ya nadie se acuerda de Zalazar.
Otro tanto ocurrió con Matías Arezo y Thiago Borbas que jugaron los dos primeros amistosos y que, ante la ausencia de Suárez y Cavani, se perfilaban para ser los suplentes naturales de Darwin Núñez. Pero Bielsa no los llamó más.
Es más, en la última convocatoria, acaba de dejar de lado a Maximiliano Gómez, jugador que apareció en los dos primeros partidos de las Eliminatorias como el suplente natural de Darwin.
Bielsa va a Colombia, y luego recibirá a Brasil, sin un jugador que tenga el oficio de jugar de 9 para el caso de que ocurra algún imprevisto con Darwin Núñez. Allí se jugó por Cristian Olivera. Otra decisión que fue discutida.
En el sector defensivo, Bielsa también tomó riesgos al devolver a Matías Viña a su posición original de zaguero central y ubicar a su lado a Sebastián Cáceres. Acá el punto en discusión fue la baja estatura de los dos centrales. Pero los números revelan que, en dos partidos, le tiraron siete tiros de esquina y perdió una sola vez (en el gol de Ecuador).
Ahora, en su última conferencia, dijo que va a Colombia a jugar a algo a lo que Uruguay no está acostumbrado en la calurosa ciudad de Barranquilla: “Vamos a protagonizar el partido, atacar, jugar en campo rival y no especular”, dijo Bielsa.
La idea del conductor del seleccionado uruguayo contrasta con lo que hicieron sus predecesores cada vez que tuvieron que enfrentar a los colombianos en la calurosa ciudad.
Sus palabras dispararon la polémica periodística: ¿Es posible lo que pretende Bielsa de jugar de igual a igual contra Colombia en Barranquilla, o es un suicidio?
El DT no tiene dudas en sus conceptos: “Estoy claramente diciendo que vamos a enfrentar (el partido) del mismo modo que el último obstáculo (Ecuador), porque yo siempre soy de la idea de que aquello que se constituye en un problema es muy importante aprender a resolverlo. Hay otras teorías, hay gente que opina dentro del fútbol que los problemas que no se pueden resolver hay que evitarlos y mi idea es que hay que aprender a resolverlos. Entonces, evitar que pase ante Colombia algo similar a lo de Ecuador sería jugar en propio campo, en nuestra área, cediendo la pelota, cediendo el protagonismo y esas cosas son lo contrario de lo que yo imagino, de lo que trato de conseguir”.
Polémicas al margen, Bielsa asume los riesgos. “Entrenar exige convencer y es muy difícil convencer a alguien relatando un procedimiento en el que no cree. Si usted observa, los entrenadores fracasan cuando hacen lo contrario a lo que sienten. Yo no puedo proponer ideas en las que no creo”.
La verdad está en la cancha y el tiempo determinará el alcance de sus decisiones.