Hoy, tres futbolistas mexicanos de notables trayectorias le dan la espalda al espejo, al calendario y a sus propias estadísticas: Chicharito, Vela y Guardado
LOS ÁNGELES — El retiro. Es ese monstruo intangible debajo de la cama de todo futbolista.
Unos futbolistas que se van demasiado pronto, otros que se van demasiado tarde; otros que se van de a poquito; otros que nunca llegan, y otros que nunca se irán, y de estos, pocos: Pelé, Maradona, Garrincha, Cruyff.
El retiro intimida. Es ese espejo implacable que el futbolista tiene volteado contra la pared. La autocompasión y la mentira los convierten en retratos de Dorian Gray. La eternidad es un espejismo eclesiástico al que nadie ha ido.
Hoy, tres futbolistas mexicanos de notables trayectorias le dan la espalda al espejo, al calendario y a sus propias estadísticas. Prefieren refugiarse en los fantásticos museos de sus memorias. Todo tiempo pasado será el mejor.
Sin profanar los altares de Hugo Sánchez y Rafa Márquez, Javier Hernández, Andrés Guardado y Carlos Vela sepultarán sus carreras exhumando sus trayectorias, especialmente por Europa.
Hay dos que se niegan a irse, día a día, semana a semana, partido a partido. ‘Chicharito’ y ‘El Principito’ aún transpiran como adolescentes para tratar de restaurar organismos capaces de ser competitivos. ¿Carlos Vela? Se ha enclaustrado en la vida pública del anonimato: pasea con su familia, mientras su representante deshoja la cruel margarita de la incertidumbre.
Aaron Long, jugador del LAFC, compañero de Vela, hace una confidencia: “Su casillero está intacto. Nadie lo toca. Carlos no ha venido a recoger sus cosas… tal vez piensa regresar”.
Irónico que dos confronten, en el día a día, una batalla esperanzadora por --en términos de José Alfredo Jiménez--, sacar juventud de su pasado. ¿El tercero? Quiere sacar juventud de su futuro.
Pero, por ejemplo, ‘Chicharito’ no pudo jugar en el efímero y bochornoso paso de Chivas por la Leagues Cup, al quedar eliminado en fase de grupos. Durante el calentamiento para el partido ante el Galaxy, aparecía en la alineación, pero al arrancar el juego había desaparecido. En el hermetismo en que vive Chivas, no hubo más explicación que una filtración de una presunta dolencia muscular. Hasta hoy, el diagnóstico final, sigue siendo un misterio.
UN PRINCIPITO SIN REINO…
En la misma Leagues Cup, Andrés Guardado, en la instancia fatídica del manchón, erró su disparo y León quedó eliminado. El Principito no ha tenido además el liderazgo ni dentro ni fuera de la cancha, como se esperaba de este futbolista quien cumplirá 38 años el próximo septiembre 28.
Hace 16 meses, cuando Andrés Guardado decide renunciar al Tri, en su discurso incluye una frase de Antoine Saint-Exupery. El Principito citando al Principito: “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte a ti mismo eres un verdadero sabio”. Hoy, registrado en el León, deberá juzgarse de nuevo.
Sus rodillas han sido su martirio. En el documental Six Dreams (2018) de Amazon, en una escena correspondiente al 26 de noviembre de 2017, el kinesiólogo del Betis lo atiende, tras un 2-2 ante Girona. El diálogo es revelador e imperdible.
“Siento un dolor, como un piquete, aquí”, explica el jugador mexicano mientras recostado señala la parte externa de su rodilla derecha. “Estoy un poco tieso, tío. Ahora mismo estoy tieso”.
“Es un poquito de artrosis ya en las rótulas, por dentro de las rótulas”, es el diagnóstico del especialista del Betis.
“¿Sí? ¿Y eso cómo se quita?”, pregunta Guardado.
“Eso es ya de…”, titubea el kinesiólogo.
“¿Es de veterano? Ja, ja, ja, ja. ¡Qué hecho mier...! ¡Me acabas de matar!”, reacciona el jugador mexicano.
“Bueno, no, pero a ver, hay gente que lo tiene con 20 años”, intenta consolarlo el especialista del Betis, en esa escena correspondiente al 26 de noviembre de 2017.
Aún así militó en el Tri de Rusia 2018 y completó su Quinto Mundial en Rusia 2022, pero en éste ya sin la velocidad, ni la intensidad física de sus mejores tiempos.
Los reportes desde León, dicen que Guardado mantiene disciplina y fervor en cada entrenamiento. Sin embargo, el juez supremo, el campo de juego tiene su propio veredicto. En este Apertura 2024 sólo ha jugado 20 minutos, al entrar de cambio al ’70 ante el Necaxa. Durante la Leagues Cup entró para el segundo tiempo ante Portland, e ingresó al minuto 23 ante Colorado Rapids, y en la tanda de penaltis, tercero en el turno, falló su cobro.
La carrera de Andrés Guardado por Europa no tiene cuestionamientos. Épocas memorables y de capitanía en Deportivo La Coruña, PSV Eindhoven y Betis. Su único calvario fue cuando Bayer Leverkusen lo regresó a Valencia, que no tenía interés en renovarlo. A la deriva.
Para su fortuna, cuando sus números y rendimiento no le garantizaban un sitio en Brasil 2014, Miguel Herrera lo reclutó ante la sorpresa general. Guardado tuvo un altísimo nivel en el Tri que se quedó a la orilla del Quinto Partido bajo el anecdótico estigma del #NoEraPenal ante Países Bajos. Fue ahí cuando apareció el PSV a rescatarlo del menosprecio del Valencia. Fue su renacimiento.
Guardado firmó contrato con el León hasta fines de 2025. Las lesiones, las cláusulas de rendimiento y los pocos minutos jugados, podrían alterar el convenio. “Sabré (irme) cuando llegue el momento”, dijo al arribar a tierras guanajuatenses.
Sabe, eso sí, que el mausoleo de sus grandes momentos en Europa y con el Tri, tendrán sus merecidos reflectores.
2.- DEL VITOREO AL VITUPERIO
Javier Hernández regresó a Guadalajara como se había ido, al menos en el impacto mediático y emocional entre la afición de Chivas. Después de trasegar por Europa, dejar huella en los anales del Manchester United, un gol histórico con el Real Madrid ante el Atlético, algunos pasajes con el Bayer Leverkusen, y sólo una temporada rescatable con el Galaxy de Los Ángeles (2022), había decidido volver al Rebaño.
Bullicio, ebullición, promesas, escenografía de idolatría, lágrimas en el protagonista y entre sus fieles creyentes en la tribuna. Así, Chicharito besaba el escudo del Guadalajara, el club que dejó en 2010 para recibir la bendición de Sir Álex Ferguson con los Red Devils.
Aquel debut con Manchester no sólo se viralizó en México, sino en el mundo. Marcó gol al Chelsea de Carletto Ancelotti el 8 de agosto de 2010. El 2-0 retumbó en México por el paisanaje exaltado, pero, el remate, con el pie, la oreja, la sien, y la boca, lo definió de manera universal como el Chaplin del Gol, un diseñador estrafalario de las dianas.
Como novato, bajo la fe, la confianza y el mando de Ferguson, Javier Hernández implantó récords, y acaparó portadas, mientras en México conseguía hasta la adopción devota de aficionados acérrimos enemigos incluso de Chivas. Era la #Chicharomanía en pleno. Ganó todo lo ganable. Un día declaró que “me siento incómodo no siendo titular”, y su mecenas, su padrino, Ferguson, se sintió herido. Y repercutió en la cancha.
Si bien no logró permanecer en el Real Madrid, y en el Leverkusen tuvo un excelente primer torneo y al final cifras convincentes (28 goles en 54 partidos en la Bundesliga), en el West Ham (55/16 en la Premier), especialmente bajo el mando de David Moyes, su cosecha de goles y minutos empezó a declinar.
Después llegó al Sevilla con una lesión, y ahí apareció el Galaxy de Los Ángeles, para tratar de consolidar un matrimonio de plena conveniencia para ambos. Galaxy quería comprar los corazones de los mexicanos, para que compraran la camiseta del mejor exponente mexicano en Europa sólo detrás de Hugo Sánchez y Rafa Márquez,
Lesiones, indisciplinas, vida nocturna en los estudios de la televisión estadounidense, y los efectos colaterales de la pandemia le impidieron cuajar el éxito esperado. Vivía más entre reflectores que entre el alumbrado de los estadios.
La crisis se agravó a partir de un desliz en Selección Mexicana. En septiembre de 2019, Javier Hernández encabezó una comitiva para refundirse durante más de nueve horas en un bar de Nueva York. Iba a un supuesto brunch escoltado por Guillermo Ochoa, Miguel Layún, Héctor Moreno y Marco Fabián. Fotografías, testimonios y confesiones posteriores de algunos de los mismos jugadores, impactaron en el Tri.
Todo se agravó cuando Javier Hernández invitó a que se sumaran a la gira del Tri a dos mujeres que conoció en ese brunch: la mexicana Keyla Caputo y la argentina María del Mar Molar. Ellas viajaron cortesía de Javier a San Antonio con la delegación mexicana.
La primera víctima fue Andrés Mateos. Encargado de logística del Tri, tramitó el viaje de las señoritas, haciendo uso de asientos reservados para miembros de la delegación. Mateos fue despedido, porque Chicharito nunca intercedió por él, ni se sinceró, ni ofreció disculpas al técnico Gerardo Martino.
Durante 2022, Javier Hernández regresó al torneo de la MLS en plenitud. Había terminado el torneo dse 2021, y ‘Chicharito’ se metió a un intenso trabajo personalizado, para mejorar física y futbolísticamente. Quería estar en el Mundial de Qatar.
Si bien en 2021 había mejorado su rendimiento (21 juegos 17 goles), para 2022 estuvo en 34 partidos y sumó 18 anotaciones, pero además era un jugador más participativo, de mayor peso en el equipo. Estaba decidido a ser sumado a la convocatoria mundialista de México.
Sin embargo, había un veto sobre su cabeza. En encerronas con varios medios, semanas antes del Mundial, Yon de Luisa, presidente de la FMF, interrumpiría incluso sobre ese tema a Tata Martino. “Javier no va al Mundial, es decisión mía”, dijo ante las comitivas de Televisa y de MedioTiempo.
Cuando Martino le notificó a Chicharito que estaba fuera del Mundial, el efecto fue demoledor. Perdió ímpetu, llegaron dolencias musculares, que se agregaban a sangrados emocionales a nivel familiar, al separarse de él Sara Kohan e irse a Inglaterra con sus hijos (Noah y Nala).
2023 ya fue el año de decadencia en el Galaxy. Y entonces apareció Chivas, para desatar un maremágnum de optimismo, ilusiones, no sólo deportivas, sino también financieras en el Guadalajara y su entorno.
Pero, Javier Hernández no ha tenido el impacto esperado, ni en la cancha, ni en las arcas de Chivas. En 28 partidos, suma un gol. Aunque sus compañeros le atribuyen liderazgo en el vestidor y en la cancha, las cifras no cuadran con las expectativas de Amaury Vergara, quien lo firmó por dos años y la opción a un tercero.
Vive distraído por sus sesiones nocturnas en Twitch, y por sus adoctrinamientos con Diego Dreyfuss, un presunto coach de vida, que desde el inicio de su relación, modificó totalmente su forma de pensar, hasta transformarlo en un personaje con afanes de influencer.
Convertido en el máximo anotador en la historia de la Selección Mexicana, con 52 goles en 109 partidos, y marcando en tres diferentes Copas del Mundo, Chicharito, a través de sus participaciones en Twitch, ha hablado sobre un eventual retiro.
“(Seguiré) si mi cuerpo le sigue respondiendo a mi mente, si todavía tengo la pasión, las ganas y la alegría de hacer esto, si tengo la capacidad emocional y mental de pagar el precio de lo que es una profesión demandante”, explicó.
Por lo pronto, entre sus frecuentes videos en Instagram, mostrando entrenamientos colaterales a los de su club, deja en claro que Chicharito se niega a que su cuerpo le diga con más fuerza, las recomendaciones drásticas, amargas e inclementes de la tribuna y de la cancha, donde ya perdió aquella repentización brutal sobre los defensas, la habilidad para aparecer en sitios inimaginables en el área, para rematar de manera estrambótica, pero, sobre todo, ese olfato innato de gol.
UNA VELA QUE NI ALUMBRA NI SE APAGA
Carlos Vela debe ser el futbolista más completo que ha tenido México. Hábil, veloz, inteligente, con lectura de juego, y técnica en el disparo. Sólo le faltó, en términos de Manuel Vázquez Montalbán, ese corazón de “héroe de carne de cromo coleccionable”.
El mismo Carlos Vela lo confesó: el futbol era una chamba, un hobby, pero el basquetbol era su pasión. Esa revelación le costó, en 2014, quedarse en la Real Sociedad de San Sebastián y no emigrar al Atlético de Madrid. El Cholo Simeone eligió a Antoine Griezmann, aunque la estrella de ese torneo, al lado de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, había sido el delantero mexicano.
Como lo revela su (¿ex?) compañero Aaron Long, en las instalaciones del LAFC, hay un casillero intacto. Carlos Vela no se despidió de nadie en el club. Simplemente terminó su contrato y no ha vuelto a pisar la periferia del BMO Stadium. Las Golondrinas del adiós están en suspenso en Do Mayor.
Ha habido cantidad de rumores. Se habló del interés familiar por irse a jugar a Australia. Se dijo que la nueva franquicia de la MLS en San Diego, lo quiere al lado de Hirving Lozano. Se le ubicó en San José, en Monterrey y en Cruz Azul. Y hasta se aseveró que terminaría en Cancún en la Liga de Expansión. Él sólo sonríe para las historias familiares de Instagram mientras vacaciona. Y, vale la pena reiterarlo, su representante, José Luis Verduzco, deshoja la cruel margarita de la incertidumbre.
A la única institución a la que nunca volverá Carlos Vela, es al Guadalajara. Después del título en el Mundial Sub 17 con el Tri, Jorge Vergara decidió premiar a todos sus seleccionados con un auto último modelo. Pero faltaba uno, el de Vela. “Si Carlos quiere un auto de estos, debe quedarse en Chivas y no irse al Arsenal”, dijo Vergara. No hubo un Cupido Motorizado, sino divorcio,
Larry Freedman, director general del LAFC, ha sido puntual. “Lo queremos de regreso, la pelota está en su cancha. Pero, ya conocen a Carlos, lleva la vida bajo su propio paso. Hoy está de vacaciones, pero nosotros seguiremos insistiendo. Lo queremos aquí, como jugador o lo que sea”, dijo Freedman a Rodolfo Landeros de FoxDeportes.
Carlos Vela y Giovani dos Santos parecían ser los dos futbolistas bendecidos como las esperanzas del futbol mexicano, tras vencer a Brasil en la Final del Mundial Sub 17 en Perú, otorgando a México el primero de los títulos de la especialidad.
Abundan videos con la clase, la inteligencia, la sangre fría y los recursos técnicos de Carlos Vela para convertir goles, desde el Ársenal de Inglaterra, pasando por la Real Sociedad hasta su ocaso en el LAFC, club con el que consiguió, finalmente, el primer título de Liga de su carrera, además de –un año antes--, una gesta épica con el sueco Zlatan Ibrahimovic, por el título de goleo.
Entre el Ársenal y Real Sociedad, ‘El Bombardero’ deambuló sin éxito por Celta de Vigo, Salamanca, Osasuna y West Bromwich, recolectando cantidad de elogios, pero también de asteriscos respecto a su compromiso con la cancha.
Sin embargo, a Carlos Vela no se le puede cuestionar el respeto a sus principios. Para el Mundial Brasil 2014, en ese ciclos mundialista, su representante llegó a sumar ofertas de patrocinadores por 12 millones de dólares, pero La Hiena, como también le apodaban en la selección Sub-17, desechó la propuesta, decidido a no volver al Tri, con el que vivió etapas de encuentros y desencuentros.
Una confesión lacónica de Néstor de la Torre, en pleno Mundial de Sudáfrica 2010, después de la victoria sobre Francia (2-0), en las entrañas del Estadio Polokwane, enmarca el entorno de este jugador. “Ya nos cansamos de esperar a Carlitos”. Sí, a lo largo de su carrera, muchos técnicos y directivos… y promotores, claudicaron de la misma manera.
‘El Bombardero’ regresó al Tri para el Mundial 2018. Con un trabajo de enorme desgaste físico, compareció en la victoria sobre Alemania, y marcó de penalti en el 2-0 ante Corea del Sur. Sin embargo, ante Suecia, y después ante Brasil se vino abajo como el resto del plantel.
¿Querrá Carlos Vela un homenaje y un partido de despedida? La Real Sociedad y el LAFC parecerían los templos propicios para sus exequias futbolísticas, e incluso podría esperarlo de la Selección Mexicana, especialmente porque a pesar de su rebeldía hacia el Tri, la afición le ha mantenido en un status especial de admiración.
Sin embargo, lo cierto, es que Carlos Vela no parece tener alguna obsesión con la inmortalidad o con la eternización de su figura futbolística, al grado que ni siquiera ha vaciado su casillero en el LAFC, en el que, seguramente, sólo guarda objetos perecederos sentimentalmente, a sabiendas de que, en cambio, su museo personal seguirá siempre abierto.