Para Pochettino representa todo un desafío dirigir a Estados Unidos, mientras Aguirre conoce bien al futbolista mexicano
LOS ÁNGELES -- Se usaba decir que “si a Estados Unidos le da gripe, a México le da pulmonía”. Sigue vigente en diferentes esferas entre estos dos países que Alan Riding, en su libro Vecinos Distantes, definió y diseccionó perfectamente en su relación amor-odio.
Y por ese eterno, rejego, incómodo y morboso cordón umbilical que les une a los balompiés de estas dos naciones, que es precisamente el futbol, es inevitable vincular con el Tri, la eventual llegada de Mauricio Pochettino a la selección de Estados Unidos.
Ambos, México y Estados Unidos, reptaron penosamente entre los escombros de su participación en la Copa América, y apenas cesaron a sus entrenadores (Jaime Lozano y Greg Berhalter), se dieron a la tarea de hurgar entre sus centavitos y sus urgencias, en busca de la mejor opción. No había tiempo para funerales.
México, de hecho, ya lo tenía bosquejado: Javier Aguirre, ungido por tercera ocasión como el Chapulín Colorado y su Chipote Chillón, cuando la histeria desde las oficinas –siempre histéricas– de la FMF, se escapó a través del grito de “¿y ahora quién podrá defendernos?”. Y para vestir de seda a la mona, que aún así, mona se queda, le agregaron a Rafa Márquez para presentar un tándem –presuntamente– de antología en la historia del futbol mexicano.
Estados Unidos se tomó su tiempo. En el tendedero desleal de los rumores, apareció desde el nombre de José Mourinho hasta Joachim Löw, pasando por Xavi Hernández, pero al final, tras dos semanas de negociaciones, más deportivas que financieras, a falta de oficializarse, el elegido es Mauricio Pochettino, recién desvinculado del Chelsea, supuestamente por desacuerdos en la contratación de futbolistas.
La pregunta podría ser: ¿Quién eligió mejor, México o Estados Unidos? Pero también podría ser: ¿Quién se equivocó menos, México o Estados Unidos?
Evidentemente Pochettino se ha sentado ante mesas más pomposas que Javier Aguirre, como las del Paris Saint-Germain, Chelsea y Tottenham Hotspur, y se pueden agregar otras más humildes como las del Espanyol de Barcelona, y el Southampton.
Con el PSG, Pochettino ganó todos los trofeos domésticos (Liga, Copa y Copa de Campeones), pero su mejor momento fue llegar a la Final de la Champions con los Spurs, sucumbiendo (2-0) ante el poderío del Líverpool de Jürgen Klopp.
¿Javier Aguirre? Más allá de reinstalar al Atlético de Madrid en torneos europeos, tras una larga sequía, ha dirigido a las selecciones nacionales de Egipto y Japón, de la cual fue separado al ser atrapado por el huracán de presuntos amaños de partidos, del cual, al final, salió indemne y libre de toda culpa.
El resto ha sido trasegar, a veces de manera épica, pero siempre anecdótica, por equipos de España, en especial desde el descenso del Leganés, hasta la Final de la Copa del Rey con el Mallorca. Recientemente, en México, logró clasificar a Monterrey en la Champions, pero en la Liga MX quedó lejos, muy lejos, de las expectativas, ante el plantel plagado de buenos jugadores.
Con los nuevos cambios en Selección Mexicana, Lillini habló sobre el trabajo en conjunto de ambas áreas.
Ciertamente, llegar a una Final de Champions, mata todas las cartas de presentación de Javier Aguirre, más allá de que el Vasco nunca ha aparecido en las barajas de los clubes ingleses.
Para Pochettino representa todo un desafío dirigir a Estados Unidos. Se asoma a un continente que desconoce totalmente, pero al final todo se reduce a un idioma que mastica muy bien, como es el futbol.
Deberá descubrir las complicaciones de trabajar en tiempos imperfectos como los de una selección nacional, contando con los jugadores en lapsos ráfaga, y a expensas de la disposición que le reglamenten las Fechas FIFA.
No tendrá el vigor crítico y exigente de una eliminatoria, pero tendrá a su favor el hecho de que Estados Unidos es un rival apetecible, especialmente para aquellos que decidan descubrir los escenarios mundialistas del 2026. Su prueba más inmediata será en 2025, cuando la Copa Oro se vuelva intercontinental, con la invitación a países de cada una de las otras cinco confederaciones afiliadas a FIFA.
Además, ya se sabe, la selección de Estados Unidos vive fuera de presiones. Si pierde no hay una tragedia nacional, como ocurre mediáticamente en México. La mejor descripción para esa intrascendencia del futbol en Estados Unidos, la hizo Ricardo La Volpe tras perder 2-0 en Columbus, en la eliminatoria para el Mundial de Alemania: “A esta selección (EEUU), la dirige hasta mi abuela”. Y sí.
Podrá abonarse a favor de Javier Aguirre que ha dirigido dos Copas del Mundo, pero, ambas ocasiones estigmatizadas históricamente por errores de estrategia. En 2002, curiosamente ante Estados Unidos, al sacar de la cancha Ramón Morales para que ingresara el ya casi fosilizado futbolísticamente Luis Hernández. Y en 2010, al colocar a un inerte Bofo Bautista, ante Argentina.
Por otro lado, Aguirre conoce bien al futbolista mexicano. Sabe dónde apretarlo y donde aligerarlo, aunque ello no alcanzó para llegar al Quinto Partido en los mundiales de Corea del Sur/Japón y Sudáfrica. Además, ha quedado claro, la caballada de hoy está mucho más flaca que la de aquellos mundiales.
Para Paco Gabriel de Anda no hay otro DT mexicano capaz de tomar a la Selección Mexicana que no sea Javier Aguirre.
En tanto, Pochettino, acostumbrado a un futbol atlético, físico, orientado a transiciones y vértigo, no deberá tener problemas para que la partitura sea bien interpretada por sus jugadores, cuya mayoría milita en el futbol europeo, aunque sólo la manifestación de Christian Pulisic en el AC Milan de Italia, es sobresaliente.
Aguirre equilibra el renglón disciplinario. No permite que el jugador se escape en juergas o en deslices, como en la alimentación. En tanto, Pochettino tiene pleno control de –en general– una lealtad del jugador estadounidense hacia sus compromisos.
Y ya en el terreno de la morbosidad, otra pregunta es obligada: ¿se fue México por lo más baratito o por aquello de “más vale malo conocido que bueno por conocer”?
Según diversas versiones, Aguirre deberá estar ganando poco más que lo que recibía con Rayados, y se especula en los pasillos de la FMF, que su contrato es por 4 millones de dólares anuales, más un bono especial por cada fase que avance el Tri en el Mundial 2026.
En el caso de Pochettino, diversos medios especializados en salarios hablan de que percibía 500 mil dólares al mes con el Chelsea. Nada que asuste a Estados Unidos, cuyo plan financiero para ganancias netas en el Mundial, es de cifras estratosféricas, y que aún está pendiente de finalizarse.
Recuérdese que el primer mundial que dejó beneficios económicos a un país organizador fue el de 1994 celebrado en Estados Unidos. La máster class de George Steinbrenner a Joao Havelange fue el punto de referencia para las siguientes sedes mundialistas. Por primera vez, Estados Unidos había demostrado que había formas legítimas de que no sólo el gran ganador financieramente, fuera la FIFA, sino también la nación sede.
PRONTO, FRENTE A FRENTE
Irónicamente, un partido que parecía intrascendente a todas luces, como el posible viaje de Estados Unidos para enfrentar a México en Guadalajara, súbitamente cambia de perspectiva. Un partido que parecía condenado a la desolación en las tribunas, de repente cobra especial interés.
La afición al futbol en Guadalajara tiene una especial animadversión, casi desprecio, hacia la mismísima Selección Mexicana. Desde la época de Bora Milutinovic, era ya abucheada, y sólo en el Preolímpico, y por la presencia de La Volpe, hubo una tregua.
El comentarista de SC criticó las declaraciones del ex DT del Tri sobre la presión mediática hacia Javier Aguirre en su nueva etapa como seleccionador nacional.
Pero, si de rencores y odios deportivos se trata, Estados Unidos revienta el termómetro en suelo tapatío. Incluso, uno de los actos más deleznables y lamentables entre esta rivalidad deportiva, ocurrió ahí. Estaba fresca la llaga del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, y el hombre más buscado del mundo, Osama Bin Laden apareció en la tribuna. “Osama, Osama”, aullaba el aficionado tapatío.
Y también ahí, en el Estadio Jalisco, contra Estados Unidos, se engendró y fortaleció #ElGrito, ése, el de “¡Eeeeeeh, p…”, que nunca han podido erradicar ni FIFA, ni FMF, ni Concacaf, la que incluso ya reculó y dobló las manos al echar por tierra el protocolo de suspender el partido.
Todo ello por el acto de provocación, imagínese Usted, de Landon Donovan, quien ante urgencias fisiológicas, decidió orinar en el centro de la cancha del Estadio Jalisco, lo que la fanaticada consideró un sacrilegio al dos veces mundialista escenario. A partir de entonces, empezaron a injuriarlo como “Meandon Meonovan” al supuesto Capitán América.
Por supuesto, este partido amistoso, de confirmarse finalmente, no bastará para emitir un juicio final sobre ¿quién se equivocó menos, México al firmar a Aguirre o Estados Unidos a Pochettino?
Para ambos países sede del Mundial 2026, y para ambos entrenadores, el veredicto deberá escribirse, rigurosamente, hasta la conclusión de la gesta.