HOUSTON (enviado especial) -- El destino quiso que en medio de los festejos y los homenajes por los 30 años de la Copa del Mundo de México 1986, la Selección Argentina se encuentre en medio de la disputa de una Copa América singular e histórica. En Estados Unidos, muy cerca del sitio en el que Diego Maradona y sus compañeros se convirtieron en leyenda, otro grupo de jugadores buscará honrar a los héroes del 86 de la mejor forma en la que podría hacerse: dando otra vuelta olímpica.
"Ese Mundial para nosotros es el recuerdo más lindo que tenemos", afirmó Javier Mascherano en diálogo con ESPN.com durante la disputa de la Copa América Centenario. Uno de los máximos referentes de este Seleccionado conoce cuál es la importancia de aquel título y representa el sentimiento de todo el grupo. Porque para defender la camiseta celeste y blanca como saben defenderla Mascherano y sus compañeros es necesario conocer la historia y respetarla.
El sub-capitán del plantel que busca el título en Estados Unidos agrega: "Ese Mundial representa mucho para mí a pesar de que tenía sólo dos años y lo vi por videos. Acá hay muchos chicos que ni siquiera habían nacido". El recuerdo de México 86 es tan fuerte que hasta las generaciones que no lo vivieron en carne propia sienten como si hubieran estado ahí, festejando en las calles con sus padres y abuelo.
Ningún futbolista del plantel argentino actual tiene recuerdos vivos de la última consagración mundial de Argentina. De los 23 convocados, sólo siete habían nacido cuando Maradona le marcó a Inglaterra el gol más extraordinario de todos los tiempos: Mariano Andújar, Nahuel Guzmán, Jonathan Maidana, Mascherano, Lucas Biglia, Augusto Fernández y Ezequiel Lavezzi. Cuatro de ellos aún no había cumplido su primer año cuando Pasculli convirtió el gol heroico frente a Uruguay. Y el mayor, Andújar, tenía dos años el día del doblete de Diego contra Bélgica.
Hoy en Houston hay un grupo de hombres que vive el último título del mundo argentino como propio a pesar de que no tiene recuerdos de aquella gesta. Y esto es un símbolo de lo que sucede en todo el país. Las nuevas generaciones no sólo valoran como se debe la consagración de 1986, sino que aprendieron a festejarla mucho tiempo después. Como si el tiempo se hubiese detenido en el estadio Azteca. Y esto puede verse de dos maneras: como algo positivo porque se valora el pasado o como algo negativo porque no permite mirar al futuro.
De todas formas, el sentimiento de esta Selección es de respeto y no de nostalgia. Ninguno de estos futbolistas se detiene a pensar en el Mundial 86 durante un partido ni mucho menos. Aunque está claro que está presente en el inconsciente de todos. No sólo porque defienden la misma camiseta, sino porque así fue desde que nacieron.
Aunque parezca mentira, este plantel disputó más partidos de eliminación directa que aquel. En menos de dos años, lleva nueve y contando. Esta hazaña no tiene precedentes en el fútbol argentino y es un logro más allá de los trofeos. La Selección no gana un título desde 1993 y tras la conquista de México nunca más pudo dar la vuelta olímpica en un Mundial. Pero ningún equipo estuvo más cerca de hacerlo que este. El conjunto capitaneado por Messi es el que mejor homenajeó a los campeones de 1986.
"Ha pasado mucho tiempo y eso hace que se lo recuerde mucho más", dice Mascherano con un rastro de tristeza en sus palabras. La derrota contra Alemania nunca dejará de doler y el sentimiento de oportunidad perdida acompañará a los subcampeones de Brasil para siempre. Masche sabe que están ante la oportunidad de dar una vuelta olímpica que será inolvidable para todos, pero al mismo tiempo es consciente de que una Copa del Mundo es algo diferente a todo.
Las referencias al título de 1986 se vieron en todo Estados Unidos durante la Copa. Decenas de camisetas que recuerdan a los campeones poblaron las calles y los estadios de Santa Clara, Chicago, Seattle, Boston y Houston. A los hinchas mayores se le iluminan los ojos cuando recuerdan aquel partido contra Alemania y los goles de Brown, Valdano y Burruchaga. La mayoría jamás pensó que pasarían tantos años sin un gran festejo y todos colocan a Maradona a la altura de Messi. Eso no es poco en un país que idolatra al Diez de Barcelona más que nadie.
Dicen que el tiempo calma las pasiones y debilita las emociones. Eso no ocurre cuando se habla de México 86. A tres décadas del último título mundial, la Selección Argentina actual vive y juega como para honrar a aquellos héroes del pasado. Sólo por eso merecen la gloria.