Cada cuatro años, la repesca intercontinental supone la etapa final del trayecto hacia la Copa Mundial. Estas eliminatorias suelen tener un sabor especial, al deparar enfrentamientos entre estilos futbolísticos diversos y representar una última oportunidad, lo que añade mayor interés si cabe a los duelos.
Y es indudable que esta semana volverá a traernos esos mismos ingredientes con el Nueva Zelanda-Perú y el Honduras-Australia, encuentros en los que están en juego los dos últimos billetes para Rusia 2018, donde competirán 32 selecciones.
Nueva Zelanda-Bahréin (1-0 global), 2009
Después de 28 años de ausencia, Nueva Zelanda regresó al Mundial al término de dos partidos de repesca sumamente disputados. Rory Fallon, actual delantero de la selección neozelandesa y cuyo padre, Kevin, fue técnico asistente de la generación del 82 de los All Whites, se erigió en héroe de los suyos al anotar el gol de la victoria en Wellington.
Con todo, el penal transformado en el segundo tiempo por Mark Paston resultó también decisivo en una noche que suele describirse como “la más grande del futbol neozelandés”. Su adversario, Bahréin, sufrió un duro revés, y por segunda vez, puesto que ya había caído en esta misma fase cuatro años atrás. Los Kiwis se despedirían invictos de Sudáfrica 2010, al empatar sus tres partidos de la fase de grupos, uno de ellos ante Italia, entonces defensora del título.
Trinidad y Tobago-Bahréin (2-1 global), 2005
Dieciséis años antes, en 1989, Trinidad y Tobago había visto cómo sus esperanzas de alcanzar el Mundial se desvanecían en la última jornada del clasificatorio, con una dolorosísima derrota ante Estados Unidos en un partido en el que a los isleños les servía el empate. Muchos creyeron que jamás volvería a presentárseles una ocasión semejante, pero la generación dorada del fútbol trinitense, capitaneada por Dwight Yorke y a las órdenes del genial neerlandés Leo Beenhakker, lograría la primera clasificación de su historia para la gran cita.
Tras igualar 1-1 en casa frente a Bahréin, Trinidad y Tobago se impuso en Manama gracias a un solitario gol de cabeza de Dennis Lawrence. Los caribeños registrarían dos ajustadas derrotas frente a Inglaterra y Paraguay en Alemania 2006, pero fueron capaces de empatar ante Suecia. Se convirtieron así en la nación más pequeña que participaba en un Mundial, algo que también hubiera conseguido Bahréin. Se trata de un hito que no se superó hasta hace muy poco, con la clasificación de Islandia para Rusia 2018.
Australia-Uruguay (1-1 global, 4-2 PEN), 2005
Los 32 años de ausencia del Mundial de Australia estuvieron jalonados de campañas en las que el equipo llegó a rozar la clasificación, y que supusieron golpes muy duros. Pero el destino quiso que la repesca de 2005 fuese una reedición de la de cuatro años antes, en la que Uruguay había vencido por 3-1. Dirigidos por Guus Hiddink, los Socceroos eran un combinado más veterano y astuto que el de 2001, y mantuvieron vivas sus opciones en la ida al perder por un ajustado 1-0 en Montevideo. Mark Bresciano empató en los primeros compases del encuentro de vuelta, disputado en Sidney, y que fue vibrante de principio a fin.
John Aloisi protagonizó un momento para la historia al transformar el penal del triunfo, y el gigantón Mark Schwarzer efectuó dos atajadas espectaculares en los lanzamientos desde los once metros. En los octavos de final del torneo disputado en Alemania, Italia, futura campeona, necesitaría un gol en los últimos instantes para doblegar a los Socceroos. Pese a todo, la clasificación contribuyó a dar un nuevo ímpetu al fútbol australiano, y el país continúa beneficiándose a día de hoy de las consecuencias de aquel impulso.
República de Irlanda-Irán (2-1 global), 2001
La República de Irlanda acumulaba diez clasificatorios sin perder, y terminó por delante de los Países Bajos, pero no logró el pase directo, al tener una peor diferencia de goles que Portugal. De este modo, debía afrontar una cuarta repesca consecutiva, esta vez contra una selección iraní que aspiraba a encadenar una segunda clasificación.
Los irlandeses ganaron 2-0 en casa, y en el segundo encuentro, disputado ante nada menos que 100.000 espectadores volcados con el cuadro local en Teherán, un 1-0 en contra les bastó para certificar su regreso al torneo ocho años más tarde.
Sus preparativos para Corea/Japón 2002 no transcurrieron según lo previsto, pero aun así la República de Irlanda causó sensación al empatar ante Alemania y perder únicamente en los penales frente a España en octavos.
Colombia-Israel (1-0 global), 1989
Actualmente, un enfrentamiento entre Israel y Colombia parecería tener un claro favorito, pero a finales de los años 80 la situación era muy distinta. Los colombianos llevaban 28 años sin viajar a un Mundial, mientras que la participación de Israel en el torneo era más reciente (México 1970). El cuadro israelí contaba con algunos de los mayores talentos de su historia, como Avi Cohen, Ronny Rosenthal y Eli Ohana, aunque los Cafeteros también tenían su propia magia.
Una nueva generación de futbolistas colombianos, encabezada por el emblemático centrocampista Carlos Valderrama, logró ganar 1-0 en casa, para luego obtener un empate a cero en Israel, en un partido igualmente tenso. Colombia sería una de las grandes atracciones de Italia 1990, al alcanzar los octavos de final, fase en la que fue eliminada por una selección que también estaba rompiendo moldes, Camerún.
*Con información de FIFA.com