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Las historias de la era Tabárez en la Selección Uruguaya

Diego Lugano, capitán y referente del ciclo Tabárez en Uruguay. AP

A lo largo de 15 años ininterrumpidos al mando de la Selección Uruguaya, Oscar Tabárez acumuló innumerables historia que marcaron su proceso.

ESPN recorrió algunos de los sucesos que dejaron su huella por los mensajes que transmitió el conductor ante cada hecho. Dentro de las historias hay detalles que marcan, como los ejemplos que brindó en situaciones que tuvieron como protagonistas a Edinson Cavani y Diego Lugano.

Más acá en el tiempo, se destaca lo que les dijo a los jóvenes Federico Valverde (Real Madrid) y Rodrigo Bentancur (Juventus) el día previo a su debut. No les habló de fútbol, sino de las emociones que iban a vivir desde la partida del ómnibus del Complejo Celeste al arribo al Estadio Centenario.

Un repaso por las historias más significativas del proceso...

La “pelea” con Lugano
Una anécdota que marca la conducción de Tabárez ocurrió en el Mundial de Brasil de 2014 con el capitán Diego Lugano. El defensa, en el partido debut con Costa Rica, sufrió un edema óseo que lo tenía loco de dolor. Al otro día Lugano se levantó y fue a hablar con el médico, al que le comentó que no podía ni caminar, pero que por nada del mundo se perdía el juego con Inglaterra. El doctor Alberto Pan lo revisó en silencio. Al concluir, Lugano le mandó un mensaje: que le dijera al Maestro que lo esperara dos días que llegaba. A los pocos minutos llegó a la sala Tabárez con el profesor José Herrera. Y se generó el siguiente diálogo.

Lugano: Maestro no puedo caminar pero yo contra Inglaterra juego.
Tabárez: ¿Podés entrenar?
Lugano: No, si no puedo ni caminar, pero me voy a cuidar para jugar.
Tabárez: No Diego, sin entrenar no jugás.
Lugano: Yo juego.
Tabárez: Entonces practicas.
Lugano: Maestro necesito dos días de descanso.
Tabárez: Bueno vaya a entrenar.
Lugano: Entonces, ¿sabe una cosa? ¡Voy a practicar!

Se terminó el diálogo. Antes de retirarse, Tabárez volvió sobre sus pasos y le dijo al capitán: “Mirá que te reconocemos como una persona seria y confiamos en vos”.

Lugano le pidió al médico que lo infiltrara. Fue a entrenar pero sabía que las cosas no estaban bien. Al regresar al hotel fue a ver a Walter Ferreira, el kinesiólogo que falleció. En la charla, Walter le dijo: “Tus compañeros dicen que te arrastras”. “No puedo jugar Walter”, se sinceró Lugano. Y Ferreira, que la peleaba contra el cáncer, respondió: “Hay cosas peores en la vida que no jugar un partido de fútbol”. Se abrazaron y lloraron.

Lugano salió y le dijo a Tabárez: “No puedo jugar”. “Estaba esperando que me dijera eso”, expresó Tabárez.

De aquella historia el capitán reconoció que el DT jamás le dijo que no y esperó que hiciera el duelo.

Cavani se fue del Complejo
Cavani no la estaba pasando bien. Un tema personal lo tenía perturbado y se quería retirar de la concentración para estar en su casa. Faltaban tres días para un partido de Uruguay por las clasificatorias para el Mundial de Rusia 2018.

Edi tomó coraje y se fue a encarar al maestro Tabárez. “Lo primero que le dije fue que tenía ganas de irme a mi casa. No estaba de ánimo, así que la conversación fue derivando en una charla de vida, él se abrió y en determinado momento le comenté la posibilidad de ir a dormir a mi casa esa noche y volver a la concentración al otro día”, expresó Cavani para el libro Maestro el legado de Tabárez.

El DT escuchó y lo primero que atinó a preguntar fue si había informado del tema al capitán Diego Godín. El entrenador habló con el líder del plantel y puso por encima de todo el aspecto humano.

Aquella noche Edi se retiró a su casa y al otro día regresó de mañana para entrenar. Estaba renovado. Recuperado. Nadie se enteró de la salida de Cavani de la concentración, de lo contrario, se hubiese generado un escándalo de proporciones.

No se emocionen
Previo al debut de Federico Valverde y Rodrigo Bentancur en la Selección Uruguaya, el entrenador no les llenó la cabeza hablando de fútbol. No. Por el contrario, dejó que el paso de las horas transcurriera con total normalidad. Sin embargo, el día previo al partido se los cruzó por los pasillos del Complejo y los paró para decirles: “Mañana cuando suban al ómnibus, en el trayecto que va desde el Complejo al Estadio van a ver abuelitas con una banderita chiquitita, solas, saliendo a alentar, a veces apoyadas en un bastón, a ver pasar el ómnibus de la selección. O padres con niños en los hombros, y los niños gritando, algunos llorando de emoción. De eso hay que protegerse. Ninguno de ustedes tiene que bajar la cortina ni meterse debajo del asiento (del ómnibus), pero hay que ir preparado para ir disfrutando eso y que no los afecte. No se emocionen”.

Nos vamos a Europa
Un tema que se trata permanentemente en la Selección, sobre todo en las juveniles, es la relación del jugador con el representante. Un día las psicólogas que trabajaban con el plantel, Laura Ferrari e Isabel Barreiro, presentaron un trabajo referido al tema.

Pusieron en todas las sillas un papel y una lapicera. En el mismo pidieron a los juveniles que pusieran un deseo. Cuando abrieron los papeles, el deseo de la mayor parte de los chicos era irse a Europa. Las profesionales dibujaron en una pizarra una valija y pidieron a los jugadores que pusieran lo que iban a llevar de un lado y del otro lo que iban a dejar.

“Y ahí surge la temática. Voy a jugar o no, adónde voy, que dejo, porque todo no entra. Entonces, si los dejamos solos ante los que tienen intereses muy puntuales, y capaz que esas reflexiones no se dan. Porque después tenemos casos de jugadores de 15 años que se van y luego tienen que volver a empezar acá. Un jugador tiene que saber que el dinero que puede deslumbrar en un primer momento hay que darlo a través de valoración o el tiempo, no todo es lo que reluce. Un representante no está para darle un auto nuevo o la casa, el jugador debe tener claro que es el que tiene la última palabrea y es el que decide”, expresó Tabárez.

El día que rechazó una oferta millonaria
Previo a la Copa América de 2011 el entorno de la Selección fue sacudido por una noticia inesperada cuando apareció en acción un jeque dispuesto a comprar el contrato de Oscar Tabárez.

Corría mayo de 2011 cuando la Selección fue a jugar un amistoso a Alemania. Allí, un periodista de origen indio se acercó para hablar con el entrenador de la Celeste al que le dijo que había una persona que tenía una propuesta para hacerle. Tabárez respondió negativamente. Pero el hombre insistió para que al menos, se lo presentara. Todo quedó ahí.

A pocas horas de volver a Montevideo, se apersonó en el hotel una persona que se presentó ante el maestro como un enviado de un Príncipe de Arabia. “Yo le decía que no, que era imposible. Y me decía que no iba a recibir una oferta igual, que podían comprar mi contrato en la AUF, y ahí le dije que por favor no hablara con la AUF porque no quería tener inconvenientes. El tema quedó ahí. Aunque enseguida le dije a Belza (gerente deportivo) que le comunicara a Bauzá (presidente) de esa situación”, expresó Tabárez rememorando aquel hecho.

“Después un empresario fue el que me hizo saber del dinero que se trataba. ‘Pero se da cuenta de lo que es’, me decía el enviado, y yo le respondía: ‘No me siga hablando que me la complica’, porque si no se puede no se puede y es lo mismo que me ofrezcan US$ 100 mil o US$ 30 millones”, reveló el técnico celeste a El Observador el 8 de marzo de 2011.

Aquella propuesta de mayo no fue la única. Hubo otro intento por llevarse al maestro. En plena Copa América de 2011, Mario Rebollo, otro de sus colaboradores en el cuerpo técnico, recibió un llamado. Cuando comentó el tema de la llamada, Tabárez le dijo: “Estamos en medio de la Copa América yo no hablo de estas cosas”.

“Ahí se trasmite que era una posibilidad para Oriente y se hablaba de cifras por 35 millones de dólares. Y la respuesta fue la misma. En ese ínterin tuve un desencuentro con un periodista que decía que terminaba la Copa América y nosotros nos íbamos, cuando habíamos rechazado una oferta de esa magnitud. Nosotros no ganamos ni por asomo esa cifra pero tenemos muchas cosas que no son cuantificadas por dinero y que las estamos disfrutando”, reveló su colaborador Celso Otero.

Escribe las charlas técnicas
El entrenador de Uruguay tiene por costumbre escribir sus charlas técnicas. Las anota en papales que, una vez finalizada la charla, manda a la papelera, según reveló el propio Tabárez en la revista Camino al Mundial.

“¡Ah sí! Yo veo algo y lo anoto, ¡Lo escribo! Lo que pasa es que después lo tiro. Ya no sirve. Una charla técnica la organizo como un repaso, porque se viene trabajando en los días previos. Una parte son las jugadas de pelota quieta, en las que hay que repasar posiciones, ejecuciones del rival y las nuestras, variantes. Después, lo que tiene que ver con las jugadas de campo, el significado del partido. Y al terminar siempre hay un mensaje vinculado con la historia de este grupo, con lo que hacemos, con el clima emocional”.