<
>

El liderazgo de Rueda se pone a prueba con la Selección desamparada y las Eliminatorias en contra

Algo se quebró. Se sintió hasta lo más profundo de la Selección Colombia, acostumbrada a una estabilidad emocional blindada por los resultados y la discreción con la que José Pékerman orientó su ciclo.

A menos de una semana del partido contra Perú en Lima por la Eliminatoria, el ruido mediático por un cruce de comunicados alteró esa paz. El técnico Reinaldo Rueda mostró su autoridad con el anuncio de la salida de James Rodríguez por problemas físicos.

“El volante fue sometido a exámenes médicos, que determinaron que no se encuentra en el nivel óptimo de competencia, por lo cual, no podrá unirse al grupo de convocados”, explicó.

La respuesta del capitán apuntó sin calcular consecuencias. “Lo anterior me llena de profunda decepción, por lo que para mí significa jugar por mi país. No recibir la confianza de parte del cuerpo técnico rompe con todo y me genera un enorme dolor, ya que por la camiseta de la Selección siempre he dejado hasta la vida”.

En el medio quedó la Selección. Golpeada en su ánimo, con el arribo disperso de los futbolistas a la concentración en Barranquilla, sin un minuto de trabajo en este nuevo proceso y la tabla de posiciones en contra. Desamparada de líderes como Falcao García, capaz de conciliar tensiones.

A sus condiciones de estratega probadas en situaciones futbolísticas al límite, Reinaldo Rueda deberá sumar las de piloto de tormentas. Dominó vestuarios calientes, consolidó grupos y generó nostalgia mezclada con afecto de sus ex dirigidos. Convenció a través de su mensaje.

En poco tiempo deberá recomponer el sentimiento combativo de un camerino sin sus principales referentes; seducir con su idea futbolística en cuatro entrenamientos, sacar al equipo del séptimo puesto de la clasificación, recuperar la armonía de una generación que siente que es el momento de validar su prestigio con más gloria y títulos.

Colombia se encomienda a su liderazgo para reencontrarse con puntos, goles, convicción y confianza. Ahora más que nunca, el DT debe honrar esa promesa que hizo en su presentación a comienzos de año: “Por fortuna en la Selección Nacional hay hombres importantes y maduros. Es cuestión de poner la camiseta de la Selección por encima de todo”.