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¿Dónde debería jugar Lionel Messi al dejar al PSG?

Lionel Messi se va del PSG y ahora evaluará opciones en Arabia Sauidita, MLS o el Barcelona. ¿Cómo llegamos a este punto?

Como dice la frase del día, Lionel Messi "completó" su ciclo de triunfos futbolísticos en diciembre pasado. Ganó su primera Copa del Mundo con la selección argentina y en ese momento, lo había ganado todo: Ligas, Copas, Copas de liga, Champions League, Copa América, Mundiales de Clubes, Supercopas de la UEFA, una Copa del Mundo, Balones de Oro y cualquier otra designación enchapada sobre un metal precioso. Su legado ya no puede compararse con el de ningún otro futbolista. No, los únicos que podían comparar sus logros de por vida a los de Messi eran los mejores atletas de la historia en otros deportes.

Su triunfo en Qatar fue tan contundente y apenas rozó lo creíble, con una derrota en el debut ante Arabia Saudita para después quedar a punto de capitular ante Países Bajos y una final de ida y vuelta que terminó 3-3 con dos goles de Messi y tres de su presunto sucesor como mejor futbolista del mundo: Kylian Mbappe, para definirse en tanda de penales. A veces parecía inútil que siguiéramos adelante, ya que cualquier advenedizo que haya visto la final se sentiría decepcionado para siempre: el fútbol es, sobre todo, un aburrimiento. Los partidos, y especialmente la final, no fueron así. Y con todas las improbables corrientes narrativas que convergieron en Doha, Qatar, el 18 de diciembre de 2022, nunca volverán a ser así.

Los meses transcurridos desde entonces lo han demostrado. Juntos, Messi y Mbappé cayeron mansamente ante Bayern Munich en octavos de final de la Champions League. El último mostró destellos amenazantes, mientras que el primero luchó por surtir ese efecto dominante del Mundial.

Pocas semanas después, Messi no se reportó a entrenar para visitar Arabia Saudita, el PSG le suspendió e informamos que dejaría el club francés a fines de temporada. Para colmo de males, pocos meses después de que Messi paralizó casi literalmente a toda una nación, los enfurecidos seguidores ultras del PSG marcharon hasta las oficinas del club exigiendo su partida. El rosarino volvió, se disculpó con el club y su afición y ahora volvió a los entrenamientos con miras al fin de la temporada de Ligue 1 durante las últimas semanas de mayo.

Actualmente, sus opciones parecen reducirse a jugar en una liga que no le importa a nadie, fichar por un equipo que nunca ha terminado por encima del puesto 12 de la tabla de la MLS o volver a un club que probablemente ni siquiera puede pagarle su sueldo.

¿Cómo llegamos a este punto?

Los problemas menores de Messi

A pesar de sus 35 años, Messi sigue siendo uno de los mejores atacantes del planeta... si no el mejor. Lo he citado antes y lo seguiré haciendo porque creo que el modelo DAVIES creado por Michael Imburgio es el que mejor contextualiza todo lo que un jugador hace con el balón.

Podemos analizar goles, asistencias o cualquier otra estadística separada (remates, balones en profundidad, quites, pases clave, etcétera) e intentar hacer algunas inferencias mentales sobre el valor de cada aspecto, pero el modelo DAVIES representa una forma de expresar la suma de un todo. Y, bueno, esta temporada ¿qué jugador ha hecho más cosas valiosas? Pues Messi.

Según el modelo de Imburgio, Messi ha aportado 11.67 goles extra de valor por encima al jugador promedio dentro del mismo rol. El resto del Top 5 entre las "Cinco Grandes" ligas de Europa, en caso de que sientan escepticismo:

2. Kylian Mbappe: 11.52
3. Mohamed Salah, Liverpool: 8.98
4. Robert Lewandowski, Barcelona: 8.97
5. Erling Haaland, Manchester City: 8.91

En otras palabras, Messi lo sigue haciendo prácticamente todo. Según el sitio web FBref, durante el último año calendario lidera a todos los delanteros en las Cinco Grandes Ligas de Europa en las categorías de asistencias por cada 90 minutos, goles asistidos esperados, acciones de creación de remates, efectividad de pases, efectividad de pases progresivos y acciones exitosas. Si bien estas estadísticas reflejan la evolución de su carrera hacia un rol más creativo, sigue ostentando promedio de 0.56 goles distintos a penales por cada 90 minutos (percentil 85) intentando 4.04 remates por cada 90 minutos (percentil 94).

Sin embargo, a pesar de que se ha producido un ligero aumento de su actividad defensiva esta temporada, Messi es prácticamente un cero a la izquierda defensivo a estas alturas de su carrera. Su principal valor defensivo proviene de las peligrosas posiciones de ataque que ocupa mientras su equipo defiende. Cuando ataca, el rival debe prestar atención a la ubicación de Messi. De lo contrario, eventualmente lo pierden de vista, recibe el balón en un espacio abierto, Mbappé corre... y se termina el partido.

Dicho de otra forma, la atención que acapara Messi en todo momento también debería limitar la capacidad ofensiva de cualquiera que sea el rival de su equipo. Esa es una forma de defensa, cierto, pero a estas alturas si tienes a Messi en tu equipo, la verdad es que no puedes armar una presión coherente desde arriba. Quiero decir: puedes hacerlo si solo tienes a un jugador a la defensiva, pero el PSG tiene que llevar a Mbappé (demasiado joven para ser un pasajero sin balón) y Neymar. Tal como hemos visto en la Champions League, esto no funciona durante 180 minutos. El resto de los equipos que pueden darse el lujo de fichar a Messi ya tienen (al menos) un titular ligero a la defensiva.

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En su paso por el PSG, Lionel Messi dejó cuentas pendientes

El argentino ayudó a conseguir dos títulos en la Ligue 1, pero dos eliminaciones tempraneras en octavos de final de la Champions fueron las desilusiones más grandes.

Más allá de la dificultad de armar un equipo coherente a la defensiva alrededor de Messi, también debes construir tu identidad en el ataque en torno a él. No creo que este sea un problema tan importante, porque él tiene mucha calidad en todo lo que tenga que ver con la posesión del balón; sin embargo, si tienes a Messi en tu equipo, sabes que éste se replegará, tomará el balón, avanzará el juego y luego intentará dictar el juego desde la punta del área.

Quizás algunos entrenadores podrían convencerle de subir un poco más en la cancha y confiar en sus compañeros para que le den el balón en algunas zonas predeterminadas (si Messi ficha por uno de los mejores equipos del mundo, lo más probable es que jugará con algunos de los mejores mediocampistas propositivos del mundo) y no es que el PSG tenga alguna fortaleza en cuanto a identidad, cultura o estrategia de juego para convencer a Messi. Sin embargo, aún no hemos visto al argentino adaptar su juego para encajar con sus compañeros... y ya llevamos 18 temporadas en ello.

Si Messi será Messi dondequiera que vaya (en vez de oscilar entre distintos niveles de aportes a su equipo) al menos requerirá contar con perfiles de jugadores específicos a su alrededor para maximizar el techo de su equipo. Y porque Messi ya no marca 50 goles por temporada y tiene 35 años, saltar ante la oportunidad de ficharle no está tan claro como antes.

Entonces, ¿a dónde podría ir?

Para empezar: a cualquier parte.

Las trayectorias deportivas son increíblemente cortas y los futbolistas deberían maximizar sus ingresos de acuerdo lo máximo posible. Es un trabajo que conlleva riesgos físicos importantes y aportan un montón de valor a sus empleadores. A menudo, esto no se compagina con las expectativas que tienen aficionados y medios de comunicación con respecto a lo que un atleta debería hacer (o sea, "cómo un jugador debería seguir escribiendo la historia que tenemos en mente, sea cual sea"), pero esa es otra de las múltiples contradicciones de la economía del fútbol mundial.

Obviamente, Messi no es tu futbolista profesional promedio. Es el futbolista profesional.

Las cifras estimadas sugieren que Messi ha ganado más de $1.000 millones durante su carrera como jugador. La revista Forbes lo ranqueó como el atleta mejor pagado del mundo en 2022, calculando sus ganancias en $130 millones. Es uno de los pocos deportistas lo suficientemente acaudalados y de calidad que pueden aceptar un contrato por debajo del valor de mercado para jugar donde quisieran.

Sin embargo, aún no hemos visto que esto ocurra en el fútbol. A menudo, los veteranos del deporte estadounidense firmarán por cantidades menores a las que ganarían en el mercado abierto para que sus contratos entren dentro del tope salarial de un equipo que podría ganar el campeonato. Ese fue el caso del exjugador Más Valioso de la NBA Kevin Durant (en el mejor momento de sus condiciones físicas) cuando llegó a los Golden State Warriors, equipo que venía de imponer el récord histórico de triunfos en una temporada en la campaña anterior a su llegada. Una de las mejores ventajas competitivas para los New England Patriots, que ganaron seis Super Bowls entre 2012 y 2018, era que su mariscal de campo estrella Tom Brady aceptó un contrato inferior al valor de mercado. Esto le permitió a su equipo invertir dinero en otros jugadores y crear un roster profundo y digno de ganar títulos.

El caso más cercano que hemos visto recientemente en el fútbol es el de Lucas Pérez, el ex artillero del Arsenal que aceptó ganar diez veces menos para volver al club de su infancia, el Deportivo La Coruña, en un intento por rescatarlo de la tercera división de España.

Existen argumentos válidos en lo laboral que indican que los jugadores deberían negarse a hacerlo, porque lo único que logran es que sus dueños multimillonarios ahorren dinero en sanciones fiscales en vez de liberar más dinero a favor de sus compañeros de equipo. Esto suele ser cierto dentro de las estructuras de cartelización de las ligas deportivas estadounidenses, en las que cada equipo técnicamente tiene el mismo poder adquisitivo; aunque también existe una estructura financiera bizantina que permite que los equipos consigan formas de burlar dichas limitaciones o pagar impuestos extra para gastar más en sueldos para su personal deportivo.

En el fútbol, el Fair Play Financiero pone un límite algo impreciso a los gastos en jugadores, aunque existe una brecha bastante importante de poder adquisitivo teórico entre los llamados "Clubes Estado", un puñado de los Superclubes históricos y el resto de los equipos top.

Según algunas estimaciones, Messi gana casi el doble del sueldo de cualquier otro jugador con la excepción de sus compañeros Neymar y Mbappé. Barcelona y Real Madrid tienen algunos jugadores altamente remunerados. El Manchester United estuvo dispuesto a pagar una tonelada de dinero a Cristiano Ronaldo, jugador en una etapa mucho más avanzada y reducida que en la que se encuentra actualmente Messi. El Manchester City podría pagar a Messi todo lo que quiera, dependiendo de los resultados de la investigación que actualmente emprende la Premier League. También podría fichar por el Newcastle United. Para ampliar sus opciones, digamos que Bayern Munich, Chelsea y Liverpool podrían intentarlo si sus dueños lo quisieran de verdad.

Entre los clubes grandes, el Real Madrid es un imposible evidente. Messi se va del PSG. Aparentemente, el City intentó ficharlo hace tres años, pero han pasado la página desde entonces, siendo probablemente el único equipo del mundo que podría argumentar fácilmente que Messi no afectaría sus finanzas un ápice.

El Manchester United podría intentar algo similar a su operación Cristiano, que redundó en una catástrofe tan gigantesca que no creo que el United esté siquiera dispuesto a considerarlo. Actualmente, el Chelsea es un equipo de media tabla inmerso en un proceso de reconstrucción: ¿Por qué Messi ficharía por los Blues? El Bayern nunca ha contratado jugadores de la talla de Messi, conformándose con hombres del calibre de Sadio Mane. Y el Liverpool, pues... ¿han seguido la pista a los Reds en los últimos siete años?

Eso nos deja con Barcelona y Newcastle.

Messi ya tuvo que salir una vez del Barcelona porque sus problemas económicos (que se deben en gran parte a su insistencia en ligar las cifras de los sueldos de otros jugadores al de Messi, en constante aumento) le imposibilitó encajar un salario que estuviera dispuesto a aceptar dentro de su complicada estructura. Es evidente que el club quiere que Messi vuelva al Camp Nou, y me imagino que ese es el mismo caso de gran parte de la comunidad del fútbol. Se trata del club y los colores con los que todos le recordamos jugar. Y volver a ver a Messi vestido de blaugrana, jugando la Champions dos veces más, enfrentándose al Real Madrid… se siente bien. Sin embargo, no ocurrirá a menos que esté dispuesto a asumir una importante reducción salarial.

Por otra parte, el Newcastle es un equipo en ascenso en la Premier League. Esta temporada, han llegado más lejos de lo que su nómina sugiere. Incluir a una superestrella como Messi no desequilibraría las cuentas de la misma forma que ocurriría con alguno de los clubes antes mencionados. Es, en cierta medida, un club histórico… oh, y es propiedad del país cuya visita por parte de Messi redundó en una suspensión. La misma visita que formaba parte de sus deberes como embajador turístico de la nación del Medio Oriente.

¿Se podían imaginar hace 18 meses que diría esto? Yo no, pero es cierto: desde el punto de vista económico y deportivo, Newcastle United es el mejor equipo para Lionel Messi.

Asimismo, Messi podría... no sé... jugar por unos millones al año y fichar por el club que parezca más interesante, divertido, desafiante o lo que sea que quiera cumplir en estos años de su carrera como jugador. Siendo egoísta, me gustaría verle jugar al máximo nivel con otro equipo que no sea el PSG mientras pueda. No veremos otro jugador similar por mucho tiempo, y me gustaría verle mientras se pueda. Pero con el choque de tantas fuerzas distintas, las probabilidades de que ello ocurra son como una moneda al aire.

De lo contrario, todo parece indicar que seguirá los pasos de Cristiano Ronaldo en Arabia Saudita y ganar mucho más dinero de lo que devengaría en cualquier liga de Europa. Escenificarán una versión triste y vacía de la rivalidad que definió al fútbol moderno. O iría a la Major League Soccer, donde el comisionado Don Garber ya ha sugerido que la liga flexibilizará las reglas que sean necesarias para posibilitar el fichaje de Messi por el Inter Miami (presuntamente).

A fin de cuentas, nada de esto importa. Se trata, simplemente, del pie de página de una carrera que ya está completa. Dentro de cinco o 10 años, estos últimos meses (y las próximas temporadas) se habrán perdido de los libros de récords históricos. Además, son muy pocos los deportistas que dejan su carrera atlética con elegancia. Por el contrario, cuelan sus destrezas disminuidas dentro de un equipo que los puede aprovechar al máximo hasta su retiro definitivo.

Sin embargo, en el caso de Messi (tal como lo vimos en el Mundial y frecuentemente en la presente temporada de Ligue 1), todavía parece demasiado pronto para que se marche así.