“Hemos ido a remolque y a contracorriente desde la derrota contra Suiza. A partir de ahora seremos más optimistas porque aquello nos perturbó”. Vicente del Bosque saludó la victoria frente a Chile y la clasificación para los octavos de final con una mezcla de alivio y tranquilidad. España, sufriendo porque no podía ser de otra manera, superó al aguerrido e intenso equipo de Marcelo Bielsa empujada, una vez más, por David Villa, autor del primer gol y trascendental en el segundo, y centrada en su juego de posición, con el regreso de Iniesta al once y el convencimiento de estar en condiciones de dar que hablar en la hora de la verdad.
Mirando hacia los octavos de final que le enfrentarían a Portugal en caso de victoria, la selección española contempló como Sudáfrica se cobraba víctimas ilustres. Las protagonistas de la final de 2006, Italia y Francia, se fueron a casa como colistas de sus grupos y a ellas les acompañaron en el adiós Dinamarca, Costa de Marfil (la eterna promesa africana) o Serbia.
Así se entendía el partido ante Chile como una auténtica reválida en la que no se podía despistar ni un ápice, por cuanto jugándose el primer puesto, una derrota, contando con el triunfo de Suiza sobre Honduras, la condenaría a la eliminación. “Claro que estuvimos tensos, era inevitable” sentenció el entrenador a la postre campeón y que decidió abstraerse a cualquier presión exterior para mantener prácticamente inalterable tanto el dibujo como los protagonistas, convencido como estaba de encontrarse en el buen camino.
España ganó aquel partido contra Chile gracias, en gran parte, a su puesta en escena, ambiciosa, dominante y concluyente… Después de un inicial susto, apenas comenzar, de Mark González, que remató a las nubes una asistencia de Alexis. Aquella jugada provocó el despertar hispano y, también, le dio paso a la fortuna, que siempre debe existir, cuando Villa, majestuoso, empalmó desde casi 50 metros y escorado a la izquierda, un mal rechace de Claudio Bravo a pies de Fernando Torres, marcando a puerta vacía el primer gol que le regalaba tranquilidad a su equipo.
Después de un más que posible penalti no señalado sobre Fernando Torres llegaría lo que se creyó sentencia, en una jugada empezada y acabada por Iniesta, con asistencia de Villa entre ello, para colocar a los 36 minutos el 2-0… Al que acompañó la expulsión de Estrada en un mazazo que se suponía definitivo para los chilenos.
Un disparo de Millar, desviado por Piqué, al comienzo de la segunda mitad puso el 2-1 en el marcador, recuperó el ánimo de Chile y despertó alguna que otra duda entre los españoles, que a pesar de jugar con superioridad numérica soportaron minutos de inquietud, temiendo un empate que pudiera dejarles fuera de los octavos. Del Bosque reaccionó con la entrada de Cesc en lugar de Fernando Torres y a partir de ahí Chile comenzó a entender imposible robarle la pelota a una España que, más ocupada en la posesión que en la sentencia, encaró el final del partido con la frialdad necesaria para no padecer más sustos.
Colocada en los octavos, clasificada por tercera edición consecutiva para los octavos de final tras las ediciones de 2002 y 2006 que siguieron al fiasco que supuso el KO de 1998, la campeona de Europa ya podía empezar a soñar con nuevos objetivos. Cumplido el primero… Ya alumbraba el duelo con Portugal.
LA FICHA DEL PARTIDO
España: Casillas, Sergio Ramos, Puyol, Piqué, Capdevila, Busquets, Xabi Alonso (Javi Martínez 73’), Xavi, Iniesta, Fernando Torres (Cesc 54’) y Villa.
Chile: Claudio Bravo, Isla, Medel, Ponce, Jara, González (Paredes 45’), Estrada, Arturo Vidal, Valdivia (Millar 45’), Beausejour y Alexis Sánchez (Orellana 65’).
Árbitro: Marco Rodríguez (México). Amonestó a Medel, Ponce y Estrada. Expulsó, minuto 36, a Estrada.
Goles: 1-0, minuto 23 Villa. 2-0, minuto 36 Iniesta. 2-1, minuto 47 Millar.
Campo: Loftus Versfeld, 41 mil 958 espectadores.